domingo, 12 de agosto de 2012

...vuelve de los aeropuertos

Esta entrada se iba a titular “…sigue en los aeropuertos” y es que había comenzado a escribirla cuando estaba en Barajas, estirando la espalda tras una noche de autobús y una cabezada en los incómodos asientos de la terminal 4. De esto ya hace bastante más de un mes… siendo honesto, casi dos meses y he recibido algunos correos apremiándome a escribir, lo cual se agradece mucho, la verdad. Para poner las cosas un poco al día, creo que lo mejor es que haga una mezcolanza de todo y así tal vez la siguiente entrada sea más actual y no se retrase tanto. Por ello, esta entrada será también un pequeño viaje en el tiempo.

De la que empecé a escribir esta entrada, hablaba de que me iba a Cracovia, que no fue sede de la Eurocopa pero igualmente coincidí con grupos de españoles enfundados en sus camisetas y bufandas listos para animar a la selección. De aquella era un sueño para ellos y ahora ya se sabe el final feliz del mismo. Por otro lado, aquellos días eran muy duros con la famosa prima de Riesgo (la pongo en mayúscula porque ya es como de la familia, a pesar de que ya tengo suficientes primas) disparada, el cambio del yen al euro cada día peor, el rescate a idas y venidas y los recortes con las tijeras nuevas y bien afiladas.

Antes de irme a Cracovia, estuve tres semanas por España, una en Alicante y otras dos en Oviedo, dos semanas más de lo que creía que iba a estar hace unos meses ya que no contaba con ello. Como siempre, estuvo muy bien y, como siempre, fue un no parar entre un sitio y otro, familia, amigos, trabajo, médicos… No sé lo que hacen otros cuando se van de vacaciones unos días a sus casas pero a mí al final me dejan hecho polvo tanto física como mentalmente, esto segundo de manera especial sobre todo hacia el final, cuando hay que despedirse de nuevo, cuando uno se da cuenta de que todo lo que ha vivido durante esos días es efímero y no es su vida. Todo se vuelve real cuando hay que preparar la maleta y hay que despedirse. Uno también sabe que todo volverá a la normalidad en breve, cuando pasen unos días y vuelva a la rutina. Sin embargo, esos últimos días son muy poco agradables, no sólo por las despedidas si no también porque uno empieza a darle vueltas a las cosas. Pero esto lo voy a dejar, que bastante lo he tratado hasta ahora en otras entradas.

Una anécdota de los aeropuertos es sobre el de Pekín, donde había wifi gratuito, supongo que es cosa del comunismo, pero para lo bueno y para lo malo, ya que a pesar de estar en un aeropuerto internacional, intenté entrar en el blogspot.com y en Facebook pero no fue posible.

Ahora quiero volver bastante más atrás en el tiempo ya que me quedó una cosa muy importante por contar. Algo muy típico de la primavera en Japón, y que muchos ya conoceréis, es el 花見(hanami), que significa “ver las flores”, concretamente, se trata de ver los cerezos en flor, que realmente son un espectáculo. En la realidad, de lo que se trata es de otra excusa para beber y comer, en este caso en lonas tendidas bajo las ramas de los árboles en los parques. En el laboratorio tuvimos mala suerte ya que el día que elegimos para hacer la fiesta no se presentó muy bien, amenazando lluvia, así que nos quedamos en el campus en lugar de ir a un parque conocido de la ciudad. A continuación os pongo una panorámica del centro del campus donde están los cerezos, que a mí me parecen preciosos.



La segunda imagen es un detalle de las flores del sakura (cerezo). Más tarde fui a ver el parque Tsutsujigaoka, en Sendai, que era el parque donde íbamos a ir los miembros del laboratorio a celebrar el hanami. En la siguiente imagen os pongo una foto del otro tipo de cerezo que suele haber por los parques japoneses, el shidarezakura, o cerezo llorón, literalmente y por razones obvias si se compara con el sauce llorón.


Ahora, haciendo otro pequeño viaje en el tiempo, vamos a volver a hace poco más de una semana. Hace un tiempo hablé del 夏旅行(Natsu Ryokou) o viaje de verano, más adelante, aunque no hace muchas entradas, hablé del viaje de invierno, así que ahora, como os podéis imaginar, voy a hablar de nuevo del viaje de verano, aunque es cierto que este año lo hemos hecho un poco antes que el año pasado, que fue en septiembre. Esta vez fuimos a la prefectura de Fukushima, mundialmente conocida por tristes y aún recientes acontecimientos. Alguno estará pensando que estamos locos y queremos jugar con fuego (o más bien con radiación), pero lo cierto es que es una prefectura bastante grande y la distancia a la que se encontraba el hotel de la central era muy parecida a la distancia desde la central a Sendai, lo cual puede no dejar tranquilo a alguien, pero bueno, había montañas por el medio, así que puede ser que la radiación en Aizu, la ciudad a la que fuimos, sea más baja que en Sendai.

La primera parte del viaje consistió en una actividad lúdica, un paseo en canoa por un lago en las montañas, pero no tengo fotos ya que no quería arriesgar mi cámara y aún no me han pasado otras. Luego paramos en la ciudad de Aizu donde vimos por fuera el castillo de Tsuruga, donde al parecer tuvo lugar alguna batalla importante en la historia del noreste de Japón pero que ahora no recuerdo. El castillo estaba totalmente renovado y no es el más bonito que haya visto en Japón, pero la imagen no está mal.


Finalmente, fuimos a Higashiyama-onsen, literalmente, el onsen (baño termal) de la montaña del este, donde teníamos el hotel. La siguiente panorámica es lo que se veía desde la ventana de la habitación donde estuve, una imagen del estrecho valle de aguas termales.


Al día siguiente, alguna gente se quedó por la zona haciendo alguna visita. Yo me volví directamente a Sendai porque quería llegar cuanto antes para el mayor acontecimiento desde que el año pasado estuvo mi madre por aquí: la visita de mi amigo Mario y su novia Elena.

Tengo que decir que fue una pena que me coincidiera con el viaje de verano del laboratorio al que no podía renunciar para no quedar mal con el jefe de aquí, pero pude disfrutar de la compañía de uno de mis mejores amigos, lo cual es muy complicado cuando se vive a 10000 km. De esta visita tengo algunas fotos, pero como no tengo el consentimiento de la pareja (no es que no me lo hayan dado, es que no he preguntado), no puedo poner ninguna. Ellos fueron por su cuenta el viernes pasado a Matsushima, el sábado nos encontramos para cenar y salir un poco por el centro de Sendai. El domingo fuimos a Yamadera, templo en el que ya había estado en dos ocasiones y del que ya hablé. A la vuelta de ese templo paramos en Sakunami-onsen. La noche del domingo comenzaba el festival Tanabata (del que también hablé el año pasado), así que fuimos a ver los fuegos artificiales. No llevé mi cámara, así que no tengo ninguna foto. Mario, como buen profesional, con su enorme cámara y su trípode de carbono, estuvo sacando muchas fotos, pero mucho me temo que pocas le habrán quedado bien, y de ellas, sólo estará a gusto con una… je, je, lo siento colega, tenía que decirlo. Al día siguiente ellos se tenían que volver a Tokio ya que el martes se marchaban de Japón.

Como siempre, las visitas son de lo mejor que hay y Mario lo ha hecho varias veces, así que le estoy muy agradecido y por ello quiero que quede aquí constancia ありがとうございますせんぱい.

De momento lo voy a dejar aquí, ya que ha sido una buena manera de poner al día el blog. Espero no tardar tanto en escribir la siguiente entrada.

Besos para ellas y abrazos para ellos.