Hace algo más de un año conté cómo con la gente del laboratorio hicimos un viaje de invierno así que, como el tiempo pasa muy rápido, hace un par de semanas volvimos a hacer un pequeño viaje, en esta ocasión a Semi-onsen, un onsen en la prefectura de Iwate al norte de Miyagi, que es donde yo vivo. Esta vez no me apetecía mucho esquiar, por lo que me apunté a la opción, que era ir en autobús al hotel haciendo una parada intermedia en Hiraizumi.
A
pesar de lo lejos que está el hotel, nos mandaron un autobús para los que no íbamos
a la estación de esquí (éstos fueron en coche privado). El viaje no es corto,
así que paramos a comer en Ichinoseki, ya en la prefectura de Iwate. El menú fue
un típico jajamen.
Este
plato creo que viene de china pero, como siempre, adaptado a los gustos
japoneses. Son unos tallarines (men)
en seco con una salsa hecha de carne picada y soja. Ya sé que esto no significa
mucho porque sabéis que puedo comer cualquier cosa, pero a mí me gustaron
mucho.
No
me voy a meter con la historia del sitio ya que se puede encontrar en cualquier sitio, así que
me limito a poner alguna foto.
En
realidad, donde se ve nieve en esta foto, debería haber agua, supongo que estaba
por debajo. No es que la capa de nieve fuera muy gruesa porque ya empezaba a
terminarse el invierno, pero aún hacía frío suficiente para que la que había no
se hubiera derretido aún. La imagen de antes es la típica de este sitio, un
gran estanque en medio del jardín del templo, que es lo que se supone una
imagen del cielo en la tierra. El estanque se nutre principalmente del regato
de la siguiente foto.
Tal vez no sea lo más conocido del templo, pero este rincón me gusta, qué le voy a hacer, me gusta ver correr el agua. Esto me recuerda a los “canalones” típicos de Japón.
Tal vez no sea lo más conocido del templo, pero este rincón me gusta, qué le voy a hacer, me gusta ver correr el agua. Esto me recuerda a los “canalones” típicos de Japón.
Aquí
no es posible verlo, pero el efecto del agua al caer por estos “canalones” es
muy bonito. En realidad, el efecto se ve “congelado” en estas fotos. Me gustaría
llevarme uno de éstos a España, pero creo que pueden pesar un poco.
El otro templo, el Chuson-ji, está a unos 20 minutos caminando del anterior aunque a nosotros nos llevó el autobús. El templo está en la cima de una colina a la que se sube por un camino flanqueado por árboles.
En este recinto, lo más conocido es el Konjiki-do, una sala de madera completamente cubierto de pan de oro y madreperla. La sala se encuentra protegida por un edificio de cemento y sólo se puede ver desde el frente, sin poder hacer fotos, así que aquí os tenéis que conformar con la parte exterior.
Si
queréis ver imágenes de la famosa sala, aquí
podéis. En uno de los templos secundarios vi el siguiente pino que me llamó la
atención por razones obvias.
La
parte de los bastones para las ramas
ya la había visto en otras ocasiones, pero la parte del paraguas de arriba era la primera vez. Al parecer se trata para
proteger los árboles del peso de la nieve en invierno. Creo que se llama 雪化粧 (yukigeshou una combinación
de nieve, yuki, y maquillaje, geshou) pero no estoy seguro.
Tras terminar en Hiraizumi volvimos al autobús para ir
a hotel en Semi-onsen. Cuando llegamos,
ya empezaba a ser un poco tarde pero, mientras los demás se apresuraban a ir a
los baños, aún me dio tiempo a ir a hacer unas fotos en los alrededores del
hotel a pesar de que caía algo de nieve.
En la primera foto, sacada justo al lado del hotel,
podéis ver la utilidad del paraguas para
pinos. La segunda fue nada más que para que veáis que la capa de nieve en
este sitio ya era considerable. En la tercera, se ve el hotel a la derecha, escondido
tras la nieve y los pinos.
La joya de este hotel es el rotenburo, onsen
exterior, que es uno de los más bonitos en los que he estado, por no decir que
el que más. Normalmente, los rotenburo
suelen estar muy cerrados con vallas para evitar que se vea a la gente desde
fuera, ya que hay que entrar completamente desnudo. En este caso, como el hotel
estaba bastante aislado, el rotenburo
era bastante abierto, permitiendo ver el bosque del otro lado del río. Además,
estaba rodeado de nieve; nevando, el cuerpo a 40 ºC y con nieve cayendo
por la cabeza, una delicia. Los onsen
son una cosa que hay que conocer en Japón, forman parte de la cultura, pero si
además se tiene la oportunidad de ir a un rotenburo
como este, mejor que mejor. En este enlace podéis ver
los onsen del hotel, puesto que no
pude sacar fotos por razones obvias.
Para terminar, os pongo la foto de la cena, que tampoco está de más ver estas cosas.
Al día siguiente, autobús de vuelta a Sendai y a la
cruda realidad. Me podría acostumbrar a estos viajes.
Besos para ellas y abrazos para ellos.