Esto
puede sonar un poco oportunista a la vista de los acontecimientos de los
últimos tiempos pero lo cierto es que hace tiempo que tenía ganas de hablar del
café.
Desde
que me fui de España, una de las cosas que más echo de menos es la tradición
española de tomarme un café tranquilamente con los amigos. Es cierto que uno se
puede tomar un café en Inglaterra o Japón, no digo que no pero, tanto en un
sitio como en otro, es muy difícil encontrar una cafetería que no pertenezca a
una cadena tipo Nero (en Inglaterra), Doutor, Italian Tomato, Caffe Veloce (estas
en Japón) o Starbucks (en cualquier lado), todo esto sin afán de hacer
publicidad, que no me pagan. Lo que yo echo de menos es la típica cafetería de
toda la vida donde poder sentarte tranquilamente (o con la televisión a todo
volumen con el partido) y charlar de lo que sea.
Aquí
la gente joven suele ir a las cafeterías de las cadenas a estudiar, cosa que no
entiendo muy bien, pero es bastante común ver a chavales con los libros y
montañas de apuntes esparcidos sobre las mesas. Supongo que no se tomarán
muchos cafés, porque los exámenes les saldrían bastante caros teniendo en
cuenta el precio.
En
Inglaterra era muy típico que la gente en la empresa se tomara un montón de
cafés y tés al día, pero claro, hechos en plan aguachirri, con las famosas kettle, jarra eléctrica para calentar el
agua (con su buena costra de cal de solera duramente conseguida tras años sin
limpiar) y usando filtros, en lugar de la cafetera italiana de toda la vida. El
caso es que yo, como sustitutivo del café
como es debido me hacía café instantáneo pero con leche no con agua, así
que me calentaba la leche en una taza en el microondas. No os podéis imaginar
la cantidad de veces que me preguntaron que qué estaba cocinando… les chocaba
mucho que calentara leche en el microondas. Claro que no les parecía raro no
lavar las tazas tras usarlas y tampoco añadirle una nube de leche al té.
Aquí
continúo con mi costumbre de hacerme el café con leche calentada en el
microondas. Claro que yo tengo que añadirle azúcar también (ya sé que muchos puristas
dirán que un café instantáneo con leche y azúcar no es café, pero bueno, es lo
que hay), con lo que he tenido que aguantar que me dijeran que es un café de
niños… bueno, me lo tomo como un cumplido, me siento joven.
En
mi piso no tengo microondas, pero aun así me tomo un café los fines de semana,
tranquilamente.
La
foto no es muy buena pero alguno se habrá dado cuenta de que el bote pone “Clásico”.
No, no es que me traiga el Nescafé de España, el espacio lo reservo para el
jamón y el queso de los kits de supervivencia de mi padre. Este bote está
comprado en el supermercado normal de aquí. Resulta que está hecho en España,
con la etiqueta en español, aunque por supuesto, le ponen una pegatina para que
la gente lo entienda… y yo no.
De
todos los tipos de Nescafé que se venden por aquí es el único que vi con la
etiqueta en español, así que para apoyar la economía española desde aquí, es el
único que compro.
Espero
poder seguir disfrutando de mi relajante taza de café con leche los fines de
semana mientras veo los juegos olímpicos de 2020 en…
Besos
para ellas y abrazos para ellos.