Como
me viene pasando los últimos meses, voy dejando la entrada para última hora. Si
es que me voy quedando sin ideas para contar aunque es cierto que tengo algunas
cosas en la recámara desde hace ya años en algunos casos. Pero para hablar de
todo eso debería hacer primero memoria de muchas cosas y luego escribirlo como
es debido con tiempo.
Empezando
con el tema de hoy, este año tengo mucha suerte, voy a tener unas cuantas
visitas si todo sale como está previsto. La primera visita que tuve al poco de llegar
a Japón fue la de mi
madre, al año siguiente mi
amigo Mario y su novia se pasaron por aquí durante el festival Tanabata, y el
año pasado estuvo mi amigo Joan con
su primo y su tía. Este año he comenzado con otro de mis amigos más
antiguos, Iván. La verdad, casi me da miedo pensar cuánto hace que nos
conocemos puesto que hay que remontarse a los entrenamientos de karate allá en
los años ochenta del siglo pasado. Si en una frase escrita en 2014 uno tiene
que escribir “del siglo pasado” para evitar confusiones, es que ya se está
haciendo muy mayor.
Como
yo este verano no tengo pensado ir por España, le hice un par de encargos a
Iván para que me hiciera de mula de carga. Él además me trajo unas casadiellas
pero, y sin desmerecerlas, lo mejor es que me trajo esto.
Los
asturianos y los que conocen la comida de mi madre ya sabrán lo que es. Es un
bollo dulce del que, como se puede ver, ya dimos buena cuenta, y unas galletas,
todo recién salido del horno de mi madre (además de un viaje a Madrid,
Frankfurt, Tokio y Sendai). Para el que no lo sepa, el bollo dulce se suele
comer por Semana Santa, algo de lo que hablé ya
pero no había puesto foto. Hacía ya mucho tiempo que no lo comía porque la
última vez que estuve por Semana Santa en Oviedo fue en 2010. Además, Iván me
trajo una botella de vino de parte de mi padre. Mi padre hace sidra pero ya
tuve un incidente con una botella de sidra hace un par de años así que mejor no
arriesgar la ropa de alguien más.
No
tengo más fotos de la visita de Iván porque no llevaba mi cámara conmigo y él
aún anda por Japón así que todavía no me pudo pasar las suyas. En realidad, más
o menos ya hablé de los sitios que visitamos por aquí. El sábado estuvimos de
onsen en Akiu, concretamente en este
hotel donde comimos en habitación privada. Luego fuimos a ver la Akiu Otaki
(para el que se esté preguntando, la pegatina de Asturias aún seguía allí). A
continuación fuimos a ver el Jogi Nyorai
pero se nos hizo tarde así que no pudimos hacer una visita muy completa. El
domingo lo dedicamos a ver Matsushima y dar
una vuelta por Sendai y sus tiendas, aunque también se nos hizo un poco tarde
porque el día anterior el sake corrió abundantemente por la mesa.
El
lunes yo tenía que trabajar así que tuve que dejar a Iván a su suerte, la cual
no fue mucha porque se fue a visitar Nikko
y le llovió bastante. El martes me tuve que despedir de él porque se fue a
Kioto aunque nos volveremos a ver este fin de semana en Tokio, pero eso es
futuro en estos momentos y me dejará material para otra entrada.
Espero
que Iván haya disfrutado de la estancia en Sendai y así me poder hacerme un
poco de publicidad para que otros se animen a hacer una visita.
Besos para ellas y abrazos para ellos.