Una de las visitas obligadas en Tailandia son los
famosos mercados flotantes. Son una especie de mercadillos ambulantes en los
que, en lugar de llegar en furgoneta, los vendedores están a la orilla de los
canales o bien en barcas y la mejor manera de moverse es en barca también.
Estas barcas se mueven gracias a estos motores que no
sé cómo manejan pero consiguen meterse en sitios plagados de barcas y gente.
Aquel día me llevaron a conocer dos mercados
flotantes. El primero de ellos, de donde son las fotos anteriores, fue el de Damnoen Saduak. Este sitio era un
laberinto de canales con tiendas en las orillas donde poder comprar de todo
pero también vendían cosas en pequeñas barcas.
En la foto anterior se pueden ver dos tipos de
bebidas, la de la izquierda creo que es fácil de conocer, lo de la derecha son
cocos a los que les hacían un corte con un machete, les metían una paja y a
beber. Para ser honesto, quizá el agua de coco sea muy sana pero sigo
prefiriendo la bebida de la izquierda.
En general, disfruté bastante la fruta. Siendo un país
tropical, había mucha variedad pero además tenían muy buen sabor y, en
comparación con Japón, donde una manzana puede costar más de un euro, eran
bastante baratas. No sé por qué pero me llamó bastante la atención la fruta de
la siguiente foto. Es como una especie de pomelo enorme pero mucho más dulce. Lo
malo es que no recuerdo el nombre.
También me gustaron bastante los plátanos, más
pequeños y mucho más densos que los canarios a los que estamos acostumbrados. Además
de la fruta y recuerdos de todo tipo también se podían tener algunas
experiencias como hacer caramelo de coco (creo recordar que era coco).
O los más atrevidos podían aventurarse con estas
pequeñinas.
Claro que en sitios como estos, estas serpientes puede
que estuvieran bastante sueltas, no sé yo.
El segundo mercado al que fuimos se llamaba Amphawa.
Como podéis ver, este mercado también estaba lleno de
barcazas pero los canales eran un poco más amplios. Aquí llegamos para comer…
sí, por supuesto, no pueden faltar fotos de comida.
Lo del plato de abajo son unas navajas, cosa que
precisamente había comido en Asturias estas navidades aunque en aquel caso eran
a la marinera y estas eran un poco más picantes. Había bastantes restaurantes a
los lados de los canales pero también se podía comprar comida en las barcazas y
bien comerla a los lados del canal o bien en los restaurantes si se pedían más
cosas, claro. La comida de las barcazas la hacían allí mismo.
También se podía tomar un café hecho en este cacharro.
Parece café de pota de los de antes.
Allí pasamos el resto de la tarde hasta que llegó el
atardecer.
Entonces cogimos una barcaza para dar una vuelta por
el río. La particularidad de este paseo es que se podían ver luciérnagas en los
árboles de las orillas. Se veían muchas pero yo creo que en algún caso eran led porque se veían demasiado claramente. Intenté hacer algunas fotos pero no quedaron muy bien
ya que el río no se paraba para que yo pudiera hacer mejores fotos. Al menos la
siguiente desde la barcaza no quedó tan movida.
A ver si termino el viaje por Tailandia en la próxima
entrada, que para lo corto que fue no se necesita tanto tiempo para contarlo.
Besos para ellas y abrazos para ellos.