En la
anterior entrada nos dejé en Hiroshima justo después de cenar. Había que
descansar porque el día siguiente iba a ser bastante duro. Empezamos yendo un
poco más hacia el sur, en concreto a Miyajima.
En esta isla se encuentra una de las tres maravillas
naturales de Japón. Ya hace unos cuantos años visité
por primera vez Matsushima, que es una de las mismas, y después de aquello,
volví ya muchas
veces ya que es una visita muy sencilla desde Sendai. Por ello, tenía
bastantes ganas de visitar otra de las tres maravillas que además es uno de los
sitios más conocidos de Japón y aparece en todas las guías, muchas veces en
portada.
Para llegar a la isla, que en realidad se llama
Itsukushima (no sé de dónde sale el otro nombre) se puede coger un ferry que está
incluido en el JR Pass, así que el viaje les sale gratis a los visitantes que
tengan este pase. Desde el barco se tiene una vista bastante buena del famoso Gran Torii Flotante que forma parte del Itsukushima-jinja.
El templo original data de 1168. Debido al carácter
sagrado de la isla, la gente normal no podía pisar la isla así que tenía que
llegar al templo en barca atravesando el torii.
Por supuesto, la puerta no está flotando en el mar, está bien clavado en la
arena. Con marea baja se puede incluso caminar por debajo de él pero la mejor
vista es con marea alta para que dé la impresión de que está realmente
flotando.
No estuvimos por allí el tiempo suficiente para
esperar a que subiera la marea así que la foto anterior es lo más parecido a lo
que pudimos llegar. Eso sí, pudimos ver otras de las atracciones de la isla que
están por todos lados, los ciervos, como los de Nara.
La isla es relativamente grande pero la zona turística
es la que rodea al templo anterior. Desde allí se puede subir al monte Misen. Aunque no es muy alto, no
teníamos tiempo de subir caminando así que cogimos el teleférico que hace el
recorrido en dos partes. La primera parte es la que salva un mayor desnivel y
se va sentado en unas pequeñas cabinas.
La segunda parte se hace en una cabina grande y el
recorrido es mucho más horizontal pero tiene unas vistas bastante guapas de la
bahía.
El teleférico en realidad no llega a la cima del
monte, hay que caminar una media hora, pero, como dije antes, el plan del día
estaba bastante apretado así que no pudimos llegar hasta arriba y nos
conformamos con las vistas desde el mirador que hay al final del recorrido del
teleférico.
Ahora no recuerdo si tenía nombre, pero a la isla
pequeña que está en el medio de la primera foto, la llamé queso de tetilla, por razones obvias.
Después de bajar del monte Misen cogimos el ferry y el tren de vuelta a Hiroshima para coger
el shinkansen. Esto me recuerda que
tenía que comentar algo sobre las maletas. En todas las estaciones de tren y
metro grandes y en casi todas las pequeñas hay taquillas de varios tamaños
donde se pueden dejar las maletas por un precio que suele oscilar entre los 300
y 600 yenes (entre 2.20€ y 4.40€) por día. En las estaciones principales
también hay consignas vigiladas pero sale más caro. En el caso de mis padres,
venían con maletas grandes así que lo que hicimos fue sacar lo que necesitaban
para unos días y el resto lo enviamos desde Hiroshima a Sendai. Hay varios
servicios de envío de maletas por los que se puede preguntar en las oficinas de
turismo de las ciudades o incluso se puede hacer a veces desde los famosos konbini, tiendas de 24 horas. Nunca lo
había hecho, pero es bastante cómodo ya que por 2 maletas grandes nos cobraron
unos 20€ pudiendo elegir no solo el destino sino incluso el día y la hora de
llegada.
Como me estoy quedando sin tiempo, más bien sin mes
para colgar la entrada, lo voy a dejar aquí porque todavía queda mucho de este
día y quedaría muy largo. Sólo decir que cogimos el shinkansen camino del norte.
Besos para ellas y abrazos para ellos,
Alberto