En la anterior
entrada nos dejé en el shinkasen
camino del norte. Como ya dije, este día fue muy largo con muchas visitas
planeadas. Después de ver esa mañana una de las vistas más bonitas de Japón, en
Miyajima, fuimos a ver el que se
considera el mejor castillo de Japón, el de Himeji.
Aunque ya había algún fuerte en la colina Himeyama, el castillo se empezó a
construir en 1580 y se amplió hasta la forma actual 30 años más tarde. La construcción
que se puede ver ahora es la original aunque, por supuesto, se ha reformado
varias veces. La última de ellas comenzó en 2009 y frustró mis planes de visita
con mi madre en 2011. Fueron unas obras muy largas, hasta finales de marzo
de este año, así que, por apenas unos días, esta vez mi madre no se quedó con
las ganas de nuevo.
La primera vista que se tiene del castillo es desde
una gran explanada antes de comenzar una pequeña subida hacia la colina donde
está situado.
Mis planes para el viaje de mis padres incluían una
visita a Himeji con los cerezos en flor, pero, por desgracia, aún era un poco
pronto y en la mayor parte de ellos los brotes estaban nada más que comenzando
a asomar. Una pena, porque según parece, este parque es uno de los más famosos donde
disfrutar del Hanami.
Por suerte, había algún árbol que ya estaba bastante guapo.
El castillo es bonito pero tras la reforma me dio la
impresión de que los tejados tenían más parte blanca que antes, por lo que no
hay tanto contrasto entre ellos y el resto de las paredes.
De todas maneras, sigue pareciendo formidable con su
gran base de piedra y sus 6 pisos construidos en madera, aguantados
principalmente por dos grandes pilares de madera.
No es que los pilares se vean en la foto anterior pero
la maqueta da una idea de la complejidad de la estructura de madera.
Como acababan de terminar la reconstrucción, a pesar
de subir el precio, había una buena cantidad de gente así que el interior
estaba bastante lleno, especialmente al ir subiendo pisos ya que el espacio se
va estrechando. Desde la parte más alta se tiene una vista incomparable de la
ciudad.
Al terminar la visita al castillo volvimos a la estación,
la cual se encuentra al final de la avenida que se ve en la foto anterior, y
continuamos el viaje hacia el norte, que ya se nos estaba haciendo tarde. Y como
también se me hace tarde a mí, dejaré esta entrada aquí.
Besos para ellas y abrazos para ellos.