Hoy va una entrada con mucha letra pero con una
historia que merece un aparte. Quizá me ponga un poco sentimental, así que
espero recibir alguna colleja virtual para ponerme en mi sitio.
Hace un tiempo llegué a un acuerdo con mi jefe ya que
hubo un tiempo en el que mi contrato cambió para mal, así que me dijo que podía
buscarme un congreso en España y así poder pasar unos días por allí. La mejor
opción que encontré fue la Reunión del
Grupo Español del Carbón que se celebró en Alicante.
Con esa idea mataba dos pájaros de un tiro, cumplía
con lo del congreso y podía ver a la familia ya que mi hermano vive allí.
Alicante es un sitio bastante recurrente en mi vida, sobre todo los últimos
años y de ello ya dejé constancia por aquí. En el grupo
donde trabajo tenían un proyecto con un grupo de Málaga y otro de Alicante así
que cada año venían uno o dos visitantes durante tres meses cada vez y también
alguno de los jefes de visita unos días. Toda esa gente iba a estar en el
congreso además de un chico de Asturias con quien me une una buena amistad (quien tampoco es
ajeno al blog). Y para rematar, mis padres podían bajar a Alicante,
principalmente para poder ver a su nieto, mi sobrino y ahijado, pero quiero
creer que en una pequeña parte también era por verme (iluso de mí). Todo eran
buenas noticias, no podía ser mejor (bueno, el congreso podría haber sido en
Oviedo, pero no se puede tener todo). Sin embargo, hace unas semanas me enteré
de que no sólo iba a matar dos pájaros de un tiro si no unos cuantos más que
migraron al sur.
En unos días hará 6 años que dejé España. A parte de
estar lejos de la familia, la diferencia cultural y demás historias, una de las
cosas más complicadas es mantener la amistad con los viejos amigos. Siempre que
vuelvo intento ver a todos los que puedo, aunque no sea más que para tomar un
café. A veces es imposible por falta de tiempo o problemas de agenda, otros están
lejos y es aún más complicado. Sin embargo, hasta ahora tengo la suerte de
mantener contacto con la mayor parte de los amigos que dejé en España. Así y
todo, os podéis imaginar cómo de grande fue mi sorpresa cuando tres amigos de
Asturias me dijeron que estaban pensando en bajar a Alicante y, poco después,
Joan dijo que bajaría desde Huesca. Más adelante la novia de Joan se unió al
viaje. Tener unos amigos capaces de hacer más de 1500 km para verme
durante un par de días es algo que nunca hubiera imaginado. Claro que sospecho
que también tenían ganas de pasar un fin de semana en Alicante ya que alguno de
ellos no lo conocía.
En la foto anterior podéis ver al grupo en El Huerto
del Cura, en Elche. Ninguno de ellos es primerizo en el blog. A los extremos
tenemos a Iria y a Joan, la primera salió en la subida al Fuji el
año pasado y Joan no
necesita presentación. Yendo hacia el centro, tenemos a Rosa (izquierda) y Cristina
(derecha) quienes estuvieron en Londres
hace unos cuantos años. Por último, el pequeño bebé que tengo sobre mis
rodillas es Iván, quien estuvo en Japón el año
pasado.
Muchas gracias a los cinco por esos días de risas en
buena compañía, hacen que la espera entre viajes a España merezca la pena. Mejor
lo dejo aquí, no sea que acabe llorando.
Para que haya más fotos además de la letra, aquí van
algunas de estos días. Por ejemplo, para el que no conozca Alicante, estos
ficus se encuentran en el paseo al lado del mar. Siempre me parecieron unos
árboles muy curiosos con sus raíces aéreas.
Ese día dimos también un paseo por el castillo de
Santa Bárbara, que está en el medio de Alicante, ya casi a última hora por lo
que se tiene una buena vista nocturna sobre la ciudad.
Por supuesto, estando en Alicante, no pude contenerme
y tuve que comer algo de paella, claro que allí lo llaman arroz sin más (quizá
algún día conecte esto con los nombres del arroz en Japón).
Un día fui con mis padres hasta Villajoyosa, de donde
es original el chocolate Valor, así
que el desayuno no podía ser otra cosa más que lo siguiente.
Como veis, ya fui entrenando el estómago para navidad.
Por cierto, estuve en el congreso todos los días que me tocaba, di la charla
(mi primera charla en un congreso en español) y saqué alguna idea para el
trabajo, así que no sólo se trató de placer, que a fin de cuentas la
universidad me pagaba el viaje. Sin embargo, nunca un viaje de trabajo resultó
tan placentero.
Ahora a descontar los días que quedan para continuar
el placer en navidad.
Besos para ellas y abrazos para ellos.