En la anterior entrada… bueno, en la anterior no, ya
hace dos entradas y por lo tanto hace dos meses de ello. En fin, que voy a
continuar con el día más largo de la historia de este blog. El caso es que nos
había dejado a punto de coger el tren en Himeji para llegar a Kioto. Entre el
viaje e ir al hotel se nos hizo un poco tarde así que lo que hicimos fue dar un
paseo nocturno.
En primavera y otoño, algunos templos están iluminados
por la noche y se puede entrar una vez que ha oscurecido, pagando un poco más
que por la entrada del día. Lo del otoño lo sabía por un viaje que hice hace un
par de años para un congreso, aunque de esto tendré que hablar algún día. El
caso es que es una buena manera de aprovechar la noche antes de buscar sitio
para cenar y después de que cierren los templos (suelen cerrar entre las 5 y
las 6). Como de los templos que visitamos ya hablé alguna vez por aquí, no me
voy a explayar mucho por no aburrir (eso y porque se me hace tarde para colgar
esta entrada antes de que termine noviembre).
Empezamos la visita a Kioto yendo a ver el
Kiyomizu-dera, uno de los templos más famosos.
A mí me sobra el cañón de luz. Como por aquel entonces
era primavera, todavía se podían ver algunos árboles con las flores.
La vista más famosa de este templo es la del edificio
principal construido sobre unos grandes postes de madera.
Y además se tiene una buena vista sobre la ciudad y la
Torre de Kioto.
A la salida hay un estanque que, de noche con la
iluminación, tiene el efecto de un espejo.
El día siguiente también iba a ser bastante largo
porque había que aprovechar el día. Primero cerca del Heian-Jingu.
Luego cerca del Ginkaku-ji, uno de mis templos
preferidos.
Y en Arashiyama
(literalmente significa la montaña de la
tormenta).
Donde está otro de mis templos favoritos, el Tenryu-ji.
El nombre del templo significa algo así como Templo
del dragón, así que tenía que haber algún dragón por allí.
Aquí se podían ver todavía algunos árboles bastante
guapos.
Al lado de este templo está el bosque de bambú.
Al día siguiente visitamos también unos cuantos sitios
entre los que estuvo el Nijo-jo. Como dije, de este palacio ya hablé hace
tiempo así que solo voy a mostrar esto que me pareció curioso.
Se trata de una cícada que recubren con una cobertura
de paja de arroz para protegerla del frío del invierno. En los jardines de este
palacio se podían ver algunos cerezos bastante guapos.
Para terminar la visita a Kioto, antes de ir a coger
el shinkansen para continuar el viaje
hacia el norte, pasamos por el To-ji.
El problema es que ya se había hecho bastante tarde así que no pudimos entrar. Al
menos le pudimos echar un vistazo desde fuera.
El cerezo llorón
de la izquierda estaba en su punto. Me arrepentí de no haber ido antes a este
templo pero lo de los cerezos en flor es una lotería; incluso en una misma
ciudad no se sabe dónde van a estar mejor.
Lo voy a dejar aquí de momento. A ver si antes de
navidades me da tiempo a poner la siguiente entrada sobre el tema.
Besos para ellas y abrazos para ellos.