martes, 29 de julio de 2008

...cruza la carretera en Japón

Este fin de semana decidí quedarme en Nagano, ya que, como tenía que mudarme de habitación, así aprovechaba para hacer algunas compras y adecentarla un poco. Curioso, de vez en cuando se me escapa llamarla casa. En fin, uno se acostumbra a todo.

El sábado me levanté bastante tarde y me fui a dar un paseo por el centro de Nagano. Estuve recorriendo tranquilamente algunas calles por las que nunca había estado. Cuando voy caminando por ahí me gusta ir mirando los letreros e intentando comprender lo que ponen. La verdad es que ya empiezo a entender algún kanji, por lo menos los más sencillos y los que más veo por ahí. El caso es que estaba paseando e inconscientemente iba “leyendo” como buenamente podía los letreros, cuando me encontré con el siguiente, el cual entendía bastante bien:

Pues sí, por lo que parece hay un restaurante español en Nagano. El año pasado, mi jefe me comentó que había uno, pero no me acordé nunca más de él. Por fuera tiene trazas de ser bastante caro, pero me planteo entrar, aunque sólo sea una vez para ver cómo es y qué es lo que ponen. Quién sabe, a lo mejor hasta el dueño es español, pero lo dudo bastante, porque en la entrada tenía puestas unas botellas de vino y la mayor parte eran italianas y francesas. Si el dueño fuera español no creo que pusiera esas botellas precisamente. Ya os contaré si al final mi vena chovinista me lleva hasta este restaurante.

Bueno, que me estoy yendo por las ramas. Y, como indica el título de la entrada, esta es una versión de ¿por qué el pollo cruzó la carretera? Lo que quería era contaros un par de cosas de cómo caminar por Japón y de los riesgos que entraña una ciudad nipona para un paleto de provincias como yo.

Lo primero y más evidente es que en Japón los coches circulan por la izquierda de la carretera. Los que estáis o estuvisteis viviendo en países donde se conducía de esta manera ya sabéis a lo que me refiero. Es decir, cuando uno se pone a cruzar la calzada, instintivamente mira hacia la izquierda, pensando que los coches le van a venir por ahí. Ese pequeño gesto, totalmente inconsciente, es un peligro cuando te pones a caminar por uno de estos países en los que van al revés.

Haciendo un pequeño inciso, cuando voy en coche con alguien, siempre me asusto alguna vez, porque cuando el conductor hace algún cambio de dirección, me parece que va a chocar con los coches de enfrente.

De todas maneras, lo más peligroso de aquí, para el peatón no acostumbrado, son los semáforos. Echar un vistazo a la siguiente foto:

Como se puede ver en la foto, el semáforo está muy alejado del paso de peatones. En ocasiones, la distancia del semáforo al comienzo de la calzada es mayor que la anchura misma del paso de peatones. Mi teoría sobre este tema es que así ahorran postes, porque usan el mismo para varios semáforos. Esto es bastante peligroso si no estás acostumbrado, ya que hay veces en las que piensas que estás a punto de pasar por un paso de peatones y que los coches te tienen que ceder el paso, pero no es así. De manera que siempre que me acerco a algún paso de peatones que no conozco tengo que andar con mucho cuidado, ya que no es la primera, ni será la última, vez que casi me lleva un coche por delante.

Ahora puedo seguir contando el resto del sábado. Después de terminar con mi paseo, me volví para el despacho a echar un vistazo al correo y cuando me entró hambre pensé en ir a comer algo. Pero no me apetecía buscar ningún sitio donde cenar, así que decidí aventurarme y cocinar yo algo por mi cuenta. Y sí, se trataba de una aventura, debido a mi conocida nulidad ante los fogones. Como dije en la entrada anterior, en mi nueva habitación tengo una pequeña cocina.

Esta cocina tiene una especie de pequeño horno con una parrilla dentro:

Por aquí se deben de usar bastante este tipo de cocinas, por lo menos yo las he visto mucho a la venta en los grandes almacenes. Son pequeñas y se ponen directamente sobre una especie de meseta sin tener que hacer ninguna obra más.

El caso es que me fui al supermercado y, mirando por ahí, al final me decidí por coger lo que parecían unas pechugas de pollo. Compré sal, un poco de aceite y algo de postre. Cuando llegué a la habitación y abrí el paquete de las pechugas, me encontré que… sí hombre, era pechuga de pollo, que para eso me llevo el diccionario al supermercado, no veáis qué espectáculo entre las marujas japonesas. No, el problema era que la pechuga estaba entera, sin filetear, así que allí me teníais a mí, con el pollo que intentó cruzar la carretera sin éxito, un cuchillo sin afilar que el anterior inquilino se había dejado y mi destreza en bruto en el arte de la carnicería. Al final resultó eso, una carnicería, pobre pollo. Pero conseguí sacar algo parecido a unos filetes. Los puse en la parrilla, les di caña con el fuego y no me quedaron nada mal. Ya sé que unas pechugas de pollo no parece gran cosa, pero es que no tengo más cacharros de cocina y no tengo ganas de comprarlos para el tiempo que me queda aquí y para las veces que voy a cocinar.

Visto el éxito alcanzado, la próxima vez intentaré mejorar la receta. De todas maneras, chicas, fijaros que joya, si he podido cocinar algo comestible en Japón, imaginaros lo que sería capaz de hacer en España, si es que soy un buen partido.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

6 comentarios:

  1. Hola!
    Tienes razón eres todo un partidazo! Cocinas, y si encima era comestible!! Es para nota! Lo de ir al restaurante español, no se te ocurra! A saber que te dan! Ya que estás con los nipones aprovecha! Este año no hay fotos de platos con cosas raras que comes!
    Besos para él.

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  2. Hola muchacho, perdona que vaya anómino el comentario pero hoy no tengo el día con los ordenadores.

    Soy Anina. Por fin estooy de vuelta y puedo conectarme al blog. Me alegro de ver que por lo menos te defiendes en los fogones pero ten cuidado porque viendo como se las gastan para cruzar la calle a lo mejor la cocina tiene algo peligroso que todavía no has descubierto.

    Un beso.

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  3. Desde Corredoria con humor.
    Lo del restaurante español es buena idea. Mira que si un día vas y resulta que te ofreces como "cocinero" y les haces unas tortillas de patatas, te contratan fijo!!! Así tendrías una fuente de ingresos alternativa, jaja, seguro que como la cocina que prepararías.
    Tenía que haberte llevado el libro de Mª Luisa, joé, como todo el mundo, pareces nuevo.
    Mírame a mí, que yo no lo uso y de todas formas tengo comida en el plato (dando gracias a Dios por Kato, mi "japonés" personal, jajaja).
    En fin, que nos vuelves hecho un fideu fijo.
    CIAO!!!!

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  4. No te has bajado el cocina conmigo de la DS?A falta de libro de cocina para hijos emancipados o Mª Luisa...jejeje.
    Tienes que ir al restaurante español para ver si ponen la "toltilla de patata" con palillos o con cubiertos.

    Lo de buen partido ya lo sabíamos todas, pero tú lo acabas de descubrir. Cualquier día te contrata Mario de cocinero a cambio de un sofá.

    Besos

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  5. Vaya pintas de maruja por el mercado japones, ya te veo colandote como las viejunas de aquí y discutiendo con ellas (en japonés?).
    Menuda cocina más apañada, pero miedo me das con esa parrilla y el cuchillo asesino.
    Cuando vuelvas esperamos degustar tus especialidades culinarias.
    Un abrazo

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  6. Buenas!!
    Ya te vas apañando con la comida, con el super, con los del gas... Cualquier día te dan la nacionalidad.
    Si vas al restaurante español, pregunta si necesitan camareros ;)
    De todas maneras si no quieres cocinar, ya sabes, compras un poco de pescado crudo y le vas echando mordiscos.
    En lo de llevar la casa a cuestas, yo te entiendo. Al final te acostumbras a llevar solo lo esencial.
    Venga chavalote, un abrazo y recuerdos a la americana!
    Talue

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