sábado, 25 de junio de 2011

...lava ropa

De momento no tengo pensado hacer viajes, al menos no muy lejos de Sendai, así que tengo que ir contando cosas del día a día por aquí si quiero seguir escribiendo entradas en el blog. Aún me quedan muchas cosas por contar de mis últimos días por Gran Bretaña, pero de momento se me hace un poco cuesta arriba el escribir de ello, así que por ahora me voy a poner con otras cosas.

Esto puede sonar a tópico, al menos a mí me sonaban así antes de experimentarlo, pero es cierto que las pequeñas cosas, los pequeños logros que uno va consiguiendo hacen que la vida sea un poco más fácil. En mi caso, el comprar una lavadora y una nevera ha supuesto un gran paso. Hoy me trajeron ambas cosas a mi apartamento, y así podré tener algo para desayunar sin tener que comprarlo día a día o podré lavar ropa, lo cual no es cualquier cosa porque con el calor y la humedad que está haciendo por aquí, se necesita bastante.

Además, hoy un compañero del laboratorio (uno de los assistant professor, un cargo justo por debajo del jefe), que se compró una casa y se va a mudar en breve, me regaló una especie de sofá bajo y me dijo que para la semana que viene me va a traer un escritorio también. El caso es que no me quiso cobrar nada, la amabilidad japonesa ataca de nuevo, aunque también me dijo que le había ahorrado un dinero ya que hay que pagar al ayuntamiento para poder tirar cosas grandes.

Voy a reservar las fotos de las cosas que tengo en el apartamento para más adelante, para poder preparar una buena entrada a ver si soy capaz de explicar bien cómo es el piso, ya que con la panorámica de la anterior entrada no quedó demasiado claro.

Cambiando un poco de tema, ayer me dieron la fiesta de bienvenida en el laboratorio. Fue en el mismo laboratorio, en una sala que está reservada para reuniones. Allí tienen guardados una especie de hornillos eléctricos donde se puede cocinar la comida. Hasta el mismo jefe participó de la fiesta. Citando sus propias palabras, es mucho mejor hacerlo de esa manera, en el laboratorio, donde todos pueden comer, beber y hablar sin problema y así poder conocerse mejor. A mí me parece una gran idea porque hace que el grupo esté unido. Además, el jefe incitaba a beber porque, según él mismo, cuando uno se emborracha muestra lo que verdaderamente es, una costumbre muy japonesa. Incluso tuve que decir unas palabras hablando de mí mismo, lo cual no me gusta nada, y tuve que responder a varias preguntas, desde mis aficiones hasta si tengo novia. En cualquier caso, de esta manera uno no sólo se siente bienvenido si no también aceptado e integrado.

Para darle un poco de color a la entrada, aquí os pongo uno de los postres que comí ayer.

Me encanta el chocolate y lo puedo comer casi de cualquier manera (¿sustitutivo de algo?), con pan, yogurt y hasta chorizo si hace falta, también con casi cualquier cosa dentro, naranja, frutos secos, licor… pero apuesto a que (casi) ninguno de vosotros ha comido nunca chocolate con alga. Pues sí, este es el dulce coreano que no me pude resistir a comer, pero no creo que me vuelva a pasar, es una mezcla de lo más extraña, no lo recomiendo.

Y más o menos así ha transcurrido la semana, bueno, también estuve trabajando, pero supongo que en algún momento hablaré de esto también, que hasta ahora estoy contento porque ya empecé a hacer cosas en el laboratorio y lo echaba mucho de menos. Pero bueno, viendo mis últimas experiencias en el extranjero, a pesar de que el tema de trabajo tiene muy buena pinta, no quiero lanzar las campanas al vuelo.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

domingo, 19 de junio de 2011

...da un salto de fe

En primer lugar, tengo que seguir dando las gracias. Tal vez esté un poco pesado, pero me veo en la obligación de agradecer a todos vuestras palabras de apoyo estos días. Tal vez esté haciendo un mundo de todo esto, pero es que volver a marchar me está resultando mucho más duro de lo que pensaba. Ya sé que esta es una gran oportunidad para conocer otra cultura, para mejorar profesional y personalmente. Sin embargo, también es volver a empezar de cero con todo: en el país, en la ciudad, en el trabajo, con los conocidos que tal vez algún día se conviertan en amigos, el piso donde no tengo ni nevera…

Aquellos de los que estáis leyendo estas líneas y habéis marchado a un país diferente sin conocer a nadie, sabéis bien de lo que hablo. Otros habéis hecho estancias cortas y la sensación es parecida. Para aquellos que no lo habéis hecho nunca tal vez este ejemplo os valga: Cuando uno se va de vacaciones, a veces (no siempre) es reconfortante regresar a casa, a la rutina diaria, uno está deseando volver a todo ello ya que de vacaciones uno no está realmente en su ambiente, no encuentra las cosas, no sabe dónde ir. En el caso de irse fuera, uno no está en su ambiente nunca, aunque a la larga se puede hacer con el sitio, pero para llegar a ese punto hace falta mucho.

En fin… voy a dejar esto, porque sé que no me lleva a ningún sitio y además me van a caer unas cuantas bofetadas virtuales a ver si espabilo.

En esta entrada quería hablaros de cómo están siendo estos primeros días por Japón, y lo que mejor lo define es dar un salto de fe. Como os podéis imaginar, los primeros días en otro país son de papeleo. Uno necesita hacer de todo, papeles del contrato de trabajo, contrato de renta de apartamento, papeles en la oficina de inmigración, papeles en el banco… Y sí, quitando un par de los de inmigración, los demás se encuentran todos en japonés, y la gente que los expide no sabe hablar en inglés, así que tengo que ir con un chico que está en el laboratorio donde estoy trabajando, el cual tampoco habla muy bien inglés, y tengo que fiarme de lo que me dice cuando firmo un papel. Así que estoy dando tantos saltos de fe que parezco Yago Lamela… huy, esto no, que no es muy correcto en estos días. En fin, que tengo que confiar en que no me están engañando y en una de estas firmo mi sentencia de muerte o algo así. Por el momento, las cosas van saliendo poco a poco aunque uno se va encontrando con ciertos obstáculos. Por ejemplo, pude abrir una cuenta en el banco pero resulta que no me dejan hacer transferencias internacionales durante los primeros seis meses, ni siquiera para ingresarles dinero. Según me han dicho, es porque muchos inmigrantes vienen y se dedican a enviar mucho dinero fuera lo que no es bueno para la economía japonesa. Esto lo puedo entender hasta cierto punto, pero lo que no entiendo es que no me dejen traer dinero al país, que se supone que es bueno para ellos. Debido a que mi beca es española y me pagan allí, me interesaba hacer transferencias, así que me han fastidiado. Por otro lado, creo que no tendré problema en conseguir una tarjeta de débito, pero al chico español que está en el mismo laboratorio no le han dejado sacar una tarjeta de crédito. No le dieron ninguna explicación y eso que él tiene nómina japonesa, así que la única “razón” posible es porque es extranjero. Tengo que decir que los japoneses son muy amables, se desviven por ayudar, en mi caso, el chico del que hablaba antes me está ayudando con todo, llevándome de un sitio para otro con su coche. Sin embargo, uno se tropieza con ciertas actitudes y reglas un tanto discriminatorias con los extranjeros. Por ejemplo, el piso que me gustaba a mí no me lo alquilaron por ser extranjero.

Otra de las cosas que tuve y tengo que hacer estos días es ir comprándome cosas para el apartamento donde estoy viviendo. Aquí los apartamentos se alquilan normalmente vacíos, lo que quiere decir que no tenía nevera ni lavadora y tampoco una cama. Así que encontré bastante triste que lo primero que tuve que hacer fue comprarme algo para dormir. Pero antes de seguir con esto, aquí os pongo el plano del piso que alquilé.

En total tiene unos 33 metros cuadrados, lo cual no está mal aunque no me gusta mucho la distribución. Ahora sólo tengo que amueblarlo. De momento, os pongo una foto del piso.

La panorámica no es muy buena, lo sé, pero no tuve ganas de hacer otra. Ya veis que ni había deshecho las maletas, de lo cual se podría hablar en otro momento, de cómo se hace una maleta para año y medio. Bueno, en realidad es casi lo mismo que para una semana.

Como veis, no hay mucho en la casa, lo único que tengo ahora es el futón que está metido en las bolsas blancas. No creo que compre muchas cosas más (a parte de una nevera y una lavadora), pero más adelante ya volveré a hablar sobre el piso cuando tenga algo más.

Por cierto, ayer viví por primera vez un terremoto. Fue de aproximadamente 4-5 en escala Richter y duró unos 10-15 segundos, lo cual es casi apenas un pequeño meneo aquí. Algunas estanterías se movían y se notaba la vibración. Supongo que también acabaré acostumbrándome a esto, pero para ser el primero que vivo, ya me sirvió de contacto. Menos mal que no soy aprensivo porque si no, hubiera salido corriendo del edificio.

También quiero decir que he vuelto a cambiar un poco el diseño del blog, a ver si ahora gusta un poco más a los que les cansaba la vista.

Una entrada con un poco de todo, pero es que si no lo hago así, no me da tiempo a escribir sobre cada cosa diferente.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

viernes, 3 de junio de 2011

...está de paso

No sé muy bien cómo empezar de nuevo a escribir. Creo que la mejor manera es dando las gracias a todos. De forma directa o indirecta me han llegado muchas buenas opiniones sobre el contenido y la forma de escribir este blog. Bueno, supongo que por lo que tengo que dar gracias es por tener tan buenos amigos y familia que saben contarme una mentira piadosa a tiempo.

Esta será la primera de las entradas de la nueva etapa, en la que el blog volverá a sus inicios y recuperará su esencia ya que nunca le cambié la dirección: asturnihon, como mezcla de las dos culturas que más aprecio. Por ello he vuelto a cambiar el aspecto del blog, incluyendo un apartado donde podéis inscribiros para que os lleguen las entradas a vuestro correo. Espero que os guste, toda crítica destructiva será bien recibida, que las constructivas no son tan interesantes. Probablemente cambiaré el aspecto alguna otra vez, pero eso cuando tenga un poco más de tiempo para ponerme con ello. Y aunque comenzaré con las historias por Japón, prometo ir cerrando la anterior etapa, que hay bastante por contar todavía.

Este mes que estoy pasando en Oviedo está siendo un placer y un tormento a la vez. Un placer por poder ver a la familia, mis padres, mi hermano… igualmente placentero fue poder ver a los amigos. Cenas, comidas, charlas, cafés, cervezas… no sé cómo agradeceros todos estos buenos momentos.

Pero todo esto está siendo un tormento también porque después de haber pasado un año y medio fuera, volver a irme es muy duro. Tal vez cuando lleve un tiempo allá donde voy pueda ver las cosas con un poco de perspectiva y todo me parezca un poco mejor. Pero ahora mismo todo se convierte en un muro muy difícil de escalar.

Supongo que tengo que hacer caso a Aute, “Vivir es un accidente, un ejercicio de gozo y dolor (…) que el pensamiento es estar siempre de paso, de paso, de paso…” aunque yo me lo tomo de manera literal (la versión de youtube es la que canta León Gieco, no encontré otra, pero la letra es lo que cuenta).

Este puede no ser el mejor momento para pasar revista al año y medio que he estado en Inglaterra, pero un amigo me ha dicho que le parecía que aún no había cerrado la parte inglesa del blog. Aún me quedan algunas cosas por contar de los últimos viajes y de cómo marché, pero lo dejaré para más adelante. Si pienso en el tiempo que estuve allí, me temo que tengo que decir que he perdido mucho tanto a nivel profesional como personal. También he ganado algo, pero me temo que el balance ha sido negativo en general.

En cuanto al trabajo, especialmente los últimos seis meses fueron un error. Cuando extendí mi estancia el noviembre pasado, me prometieron cosas que no cumplieron. A pesar de que el primer año no había sido bueno, me arriesgué porque me parecía que el nuevo proyecto me parecía interesante, pero no fue así. Es cierto que no todo fue negativo, ya que he podido ver cómo se trabaja en una empresa privada con gran vocación por la investigación, dándome la oportunidad de ver cómo son los proyectos europeos en los que trabajan empresas y universidades de todo el continente.

En lo personal, he conocido gente de distintos países enriqueciendo mi forma de ver el mundo. Sin embargo, debido a mi empeño en conocer a los ingleses y no tratar de establecer contacto con otros españoles, me pasé tanto tiempo por mi cuenta que me olvidé de lo que era contar con otra gente, tener en cuenta sus opiniones y sentimientos. De esta manera, uno se vuelve desconfiado, taciturno e introvertido. Si algo bueno ha tenido mi estancia en Inglaterra es que he aprendido y madurado, a fuerza de equivocaciones, y pienso cambiar a partir de ahora porque no me gusta vivir así.

Por todo ello, aunque tengo que dar gracias por tener un trabajo en estos tiempos que corren, me encaro a lo que me espera con cautela y con las ideas muy claras.

Como esta entrada está quedando un poco… ¿cómo definirla? Sentimentaloide, triste, agridulce… sea lo que sea, no me está quedando muy alegre que digamos, así que voy a poneros una imagen de cuando entré en España.


Esto es en el puerto de El Portalet, en Aragón, pero de esta historia quiero llegar a hablar algún día, así que lo dejaré para más adelante.

No sé cuándo volveré a subir una entrada, pero tal vez sea una vez en Japón o como mucho poco antes de irme.

Besos y abrazos para todos.