Una de las cosas que más se suelen preguntar a la gente que está viviendo fuera de su lugar de origen, ya sea en el mismo país o en otro, es “¿qué es lo que más echas de menos?”. Esta pregunta se suele responder fácilmente con lo típico, la familia, los amigos, el jamón… sin embargo, y aquí voy a soltar otro topicazo, son las pequeñas cosas las que realmente se echan de menos y que hacen la vida mucho más fácil. Esos momentos en los que uno se para a pensar y dice “pues en casa lo hacía de otra manera” o, una de mis preferidas, “a mi madre le salía mejor”. ¿Quién no se ha puesto delante del reto de preparar un cocido y no ha llamado a su madre (en mi caso los cocidos son la especialidad de mi padre, con sus conocidas lentejas como plato estrella) para preguntarle si los garbanzos se ponían a remojo o si el arroz se medía por platos?
Hace algún tiempo, no recuerdo ahora en qué entrada, comenté algo parecido. Hacía una reflexión sobre cómo uno tiene que ir buscándose los sitios donde ir, sitios a los que uno está acostumbrado y donde le conocen. Vamos al mismo dentista que nuestros padres, el peluquero sabe lo que nos gusta, sabemos cual es la mejor frutería del barrio y cambiamos las ruedas del coche en el mismo taller donde una vez nos hicieron descuento esperando que vuelvan a hacerlo algún día. Tal vez estas cosas van cambiando con el tiempo, pero siempre es una a una, poco a poco, no todas a la vez y siempre tienes a alguien que te recomienda un nuevo sitio. Sin embargo, cuando te vas fuera a un sitio que no conoces y nadie te conoce, todo es nuevo, tienes que ir buscando todo desde cero. Recuerdo que en Inglaterra iba a una peluquería iraní recomendada por mi compañero de casa. No era cara, pero alguna vez parecía que me estaban esquilando como a una oveja.
Volviendo al párrafo inicial, como dije, las cosas que más se echan de menos son esos pequeños objetos cotidianos a los que no le damos importancia pero cuando nos faltan, nos damos cuenta del valor que tenían. Los que me conocen saben que necesito llevar siempre conmigo pañuelos de papel para sonarme. No es que me resfríe con mayor frecuencia de lo normal y tampoco tengo alergias conocidas, pero tengo que sonarme a menudo los mocos. El caso es que aquí los pañuelos son un poco endebles, así que a mí me sirven nada más que para una vez, una sonada. Y eso que intenté comprar hasta de los caros que se supone que llevan varias capas.
Lo sé, lo sé, no es de las mejores entradas que haya escrito, pero quería poner algo antes de que terminara el mes. Para hacerla un poco más atractiva, aquí os pongo una foto de los paquetes de pañuelos que suelen dar por la calle con publicidad. Algunos de ellos son de contactos, a mí me gusta el de los hombres de negro, haciendo publicidad de una compañía de teléfonos.
Septiembre ha pasado bastante rápido, con algún cambio en el laboratorio, gente nueva otra gente que se ha ido y también alguna visita de profesores de universidad españoles. Ha hecho mucho calor y ha comenzado a llover, cosa que era necesaria ya que ha sido un año bastante seco según parece. Hoy, por ejemplo, un tifón va a alcanzar al norte. Por suerte, en Japón los tifones entran por el sur y aquí llegan debilitados. Espero que este no me coja por la calle.
Besos para ellas y abrazos para ellos
Cuando estáis así lejos, yo pienso: ¿y cuando estén maletes quién les va a dar el caldico, las sopetas y el besico del cura sana, cura sana culito de rana, si no sanas hoy sanarás mañana?
ResponderEliminarBueno, qué más quieres, si tienes una emergencia X, ya tienes un teléfono de contacto... dos pájaros de un moco, digo de un tiro. Bueeeno, es broma.
Besicos faticos para él.
Siempre se agradece una entrada. Cómo te hemos comentado otras veces, las cosas del día a día también nos gusta leerlas.
ResponderEliminarYo es que soy de pañuelos de tela. Los de papel no me duran nada. Ahora con los críos siempre tengo que tener unas cuantas servilletas en los bolsillos, para hacer limpiezas varias.
Ah, esta no cuenta como entrada de otoño. Queremos más, jeje.
Muchos abrazos.
Yo también soy medio-experta en pañuelos de papel (por la alergia) y aquí de los mejores que he probado son los de escotex, pero los del mercadona no están nada mal. Aunque no vienen con la publicidad de los que regalan allí.
ResponderEliminarEstoy con Joan: nos gustan las entradas del día a día y queremos más!! somos unos fans muy exigentes, jeje.
Besos!!
Yo no tengo tanto problema pero me solidarizo con todos, cuando estoy chungo tengo la nariz como un pimiento por los pañuelos de papel.
ResponderEliminarBerto, los negros muy elegantes y tal, pero prefiero los de la chica jeje.
Un abrazote grande senpai!
Hasta con los pañuelos de papel son originales estos japoneses, son alucinantes, ¿y dices que los regalan por la calle???
ResponderEliminarY de tu problema, pues igual cortando las sábanas en trocinos acabas antes!!!
Besicos y monetes
Hola primo!! Cuénto echaba de menos leerte. También ese sonido trompetero que te caracteriza.....mira, es una cosa que me recuerda a ti muy claramente, pero creo que es porque compartimos problemas nasales. Yo preferiría los de negro, pero si los hubiera de tamaño sábana mucho mejor.
ResponderEliminarY el otoño acaba de aterrizar, así que aún nos debes alguna otra actividad insólita.
Besos desde Xixón
Hola primo!! Cuénto echaba de menos leerte. También ese sonido trompetero que te caracteriza.....mira, es una cosa que me recuerda a ti muy claramente, pero creo que es porque compartimos problemas nasales. Yo preferiría los de negro, pero si los hubiera de tamaño sábana mucho mejor.
ResponderEliminarY el otoño acaba de aterrizar, así que aún nos debes alguna otra actividad insólita.
Besos desde Xixón
Primo!!!
ResponderEliminarQue te tenía muy abandonado con los comentarios!!!
Pues mira, quizás yo a menor escala, pero te entiendo cuando hablas de echar de menos los sitios conocidos, y eso que yo ya llevo muchos años viviendo en el mismo sitio, pero aun así, sigo programando peluquería y dentista para mis visitas a Asturias (aunque claro, no es lo mismo que yo lleve el pelo un poco más largo, que ya es largo de por sí, que el que lo hagas tú, jejejej).
Pero a pesar de que sigo en el mismo país, de repente un día te das cuenta de la necesidad de algo, que sabes dónde se vendía en casa, pero no allí donde estás, y a pesar de los años que lleves en ese sitio, de vez en cuando se te recuerda que estás lejos del sitio que mejor conoces...
Pero hay que verlo como la oportunidad de aventuras, aunque mi recomendación sería no aventurarse en el tema del dentista, sobre todo teniendo en cuenta el japonés, que una cosa es que te cambies el peinado, y otra, la sonrisa
La XuXa :)