Supongo
que casi todos nos acordamos de aquellos primeros anuncios de kitkat que
llegaron allá por los años noventa a España, si no recuerdo mal. En ellos
siempre se veía a alguien muy ocupado que necesitaba tomarse un respiro, hacer
un paréntesis para tomarse unas barritas de chocolate con galleta crujiente. Tengo
que reconocer que a mí me gustan mucho, aunque últimamente trato de perder algo
de peso, así que me abstengo de comprar. Sin embargo, en Japón es una cosa que
resulta difícil, porque tienen una gran variedad de ellos, así que en los
últimos dos años (a esto volveré después) he hecho una pequeña colección.
Primero
tenemos los más normales, los de toda la vida, que os pongo en la primera fila
de la siguiente imagen: el de chocolate con leche y el de chocolate blanco.
En
esta foto ya se pueden ver algunos un poco diferentes. Los otros tres kitkat son
de “sabor dulce para adultos” ¿por qué para adultos? Pues no lo sé. Los sabores
son: chocolate blanco, negro y frambuesa.
Ahora
pasamos a algunos más originales.
El
de arriba a la izquierda es de Halloween,
con sabor a calabaza. El de arriba a la derecha es de Rilakkuma, que es el “oso para relajarse” (rila viene del inglés relax
y kuma es oso). Es un personaje de
cómic muy conocido en Japón, de la misma compañía que Hello Kitty. Rilakkuma no
es tan popular fuera de Japón, pero aquí parece casi tan popular como Hello Kitty. El kitkat de abajo es de
helado de vainilla.
Por
último, aquí van los más japoneses de todos.
Arriba
a la izquierda tenemos el de Maccha,
que es el té verde japonés, el cual a mí me resulta muy amargo, pero no se le
puede echar azúcar… al menos no sin que un japonés no te mire mal. A su derecha
tenemos el de Zunda Mochi. Zunda es una pasta de edamame, habas de soja que vienen en vainas,
como si de guisantes se tratara. En este caso, se preparan en una pasta verde
con un poco de azúcar, pero también se suelen comer un poco cocidas en la misma
vaina para acompañar bebidas, normalmente alcohólicas, como si fueran pipas. Mochi es un pastelillo hecho de harina
de arroz y agua. De manera que el zunda mochi es el
pastelillo con la pasta verde por fuera, bastante típico de Sendai.
El
siguiente kitkat, abajo a la izquierda, es de wasabi, ya sabéis, la pasta de rábano verde picante. Para terminar,
tenemos el de ichimi, que es pimiento
rojo picante picado. También existe el sichimi,
que es una mezcla de siete distintos pimientos picantes y otras cosas. Ichi significa uno, sichi es siete y mi es sabor, así que son condimentos
picantes de uno o siete sabores. Yo sólo encontré el kitkat de un sabor. Estos
dos últimos kitkat eran realmente picantes, sobre todo el último.
Algunos
de los kitkat sólo se pueden encontrar en determinados momentos del año (como
el de Halloween) o en algunos sitios concretos de Japón (el de ichimi lo compré en Nagano el
año pasado).
Ahora
paso a otra cosa. Como dije antes, hace dos años que llegué a Japón por cuarta
vez pero, por supuesto, esta es la vez que más tiempo llevo aquí. Este fin de
semana fue el aniversario, aunque no hice nada en especial, a lo mejor después
me tomo una cerveza inglesa que compré el otro día, quizás para recordar los
pub ingleses de mi anterior etapa. La semana pasada hice fabada, de la que
tengo fotos, así que algún día las pondré aquí. Un asturiano tiene que hacer
fabada allá donde vaya.
Al
hilo del tema de la entrada, la semana que viene haré un paréntesis en mi vida
en Japón para tomar fuerzas en España. Me voy una semana por allí para conocer
a mi sobrino, de lo que ya tengo muchas ganas. No tengo días de vacaciones
(otro tema para hablar en algún momento, tal vez), así que estaré poco tiempo
por allí porque, aunque el jefe me deja ir, no cobraré. Además, tengo que repartir
el tiempo por los distintos sitios, pero esto ya lo contaré cuando vuelva. Ahora
sólo puedo pensar en los planes para ver a familia y amigos.
Besos
para ellas y abrazos para ellos.