Pues sí, no me quedó otro remedio que volver a Inglaterra tras algo más de una semana por tierras astures.
Las vacaciones resultaron ser bastante intensas, de manera que apenas paré y ahora estoy más cansado que cuando marché y con síndrome post-vacacional. De la comida, para qué hablar. Por un lado, en casa me esperaban los bollos de pascua y el arroz con leche de mi madre y las lentejas de mi padre, entre otras muchas cosas. Con los amigos, de cena por ahí y alguna que otra copa. En el pueblo, el bacalao al pilpil de mi tío. Y para rematar, de cena con los primos para reunirnos todos antes de la boda de mi hermano, en una sidrería, con lo que corrió la comida y la sidra que dio gusto. El resultado de todo esto es que debí de engordar unos cuantos kilos, lo cual atestigua mi cinturón, ya que he tenido que mover un par de agujeros la hebilla. Tendré que ponerme de régimen para poder entrar en el traje para la boda de Javier.
Pero todo tiene su fin, así que el lunes me tuve que volver. El viaje no tuvo mucha historia: salí a las 12:30 de casa de mis padres y siete horas más tarde entraba en la casa de Guildford, tras un viaje en coche, avión, dos trenes y dos metros… para que después digan que venir a Inglaterra es un momento.
Por cierto, ya que sé que alguno se lo estará preguntando, mi padre me mandó los kit de supervivencia. El caso es que para ir a Oviedo apenas llevaba casi nada, así que para volver aquí, la maleta parecía una sucursal de Rodera (charcuterías de Oviedo). Si la policía me llega a abrir la maleta en el aeropuerto, seguro que hubieran hecho una fiesta española a mi costa. Habrá que racionarlos bien para que duren una buena temporada.
Ahora lo que me queda es volver a readaptarme al país, lo cual no es tarea fácil. De momento, hoy he vuelto al trabajo y a la salida me he reencontrado con el pequeño Todoroku, quien nunca me falla.
Besos para ellas y abrazos para ellos.
Las vacaciones resultaron ser bastante intensas, de manera que apenas paré y ahora estoy más cansado que cuando marché y con síndrome post-vacacional. De la comida, para qué hablar. Por un lado, en casa me esperaban los bollos de pascua y el arroz con leche de mi madre y las lentejas de mi padre, entre otras muchas cosas. Con los amigos, de cena por ahí y alguna que otra copa. En el pueblo, el bacalao al pilpil de mi tío. Y para rematar, de cena con los primos para reunirnos todos antes de la boda de mi hermano, en una sidrería, con lo que corrió la comida y la sidra que dio gusto. El resultado de todo esto es que debí de engordar unos cuantos kilos, lo cual atestigua mi cinturón, ya que he tenido que mover un par de agujeros la hebilla. Tendré que ponerme de régimen para poder entrar en el traje para la boda de Javier.
Pero todo tiene su fin, así que el lunes me tuve que volver. El viaje no tuvo mucha historia: salí a las 12:30 de casa de mis padres y siete horas más tarde entraba en la casa de Guildford, tras un viaje en coche, avión, dos trenes y dos metros… para que después digan que venir a Inglaterra es un momento.
Por cierto, ya que sé que alguno se lo estará preguntando, mi padre me mandó los kit de supervivencia. El caso es que para ir a Oviedo apenas llevaba casi nada, así que para volver aquí, la maleta parecía una sucursal de Rodera (charcuterías de Oviedo). Si la policía me llega a abrir la maleta en el aeropuerto, seguro que hubieran hecho una fiesta española a mi costa. Habrá que racionarlos bien para que duren una buena temporada.
Ahora lo que me queda es volver a readaptarme al país, lo cual no es tarea fácil. De momento, hoy he vuelto al trabajo y a la salida me he reencontrado con el pequeño Todoroku, quien nunca me falla.
Besos para ellas y abrazos para ellos.
Que tal Obi?
ResponderEliminarAsi que un par de agujeros en el cinturon eh? jeje claro venimos a comer nada mas.
Muy bueno lo del Rodera, si te llegan a pillar la maleta te deportan directamente!!
Mucho animo para este nuevo "stint" por Londres, que dentro de nada estaremos de visita por alli.
Un abrazo muy fuerte!
Soy yo el anonimo es que tengo el raton un poco asustao, debió ver al gato de Mario :)
ResponderEliminarAlbertico guapo, siete horas para ir a Inglaterra es un momento; piensa si no en los tiempos de la diligencia, cruzar La Mancha en barco (aunque fuese vapor)... vamos como poco quince días destrozando la riñonada y el estómago para rematar; también estaba la opción de hacerlo en barco desde Gijón, pero parece que no te convenció mucho la última vez. Je, je, todo sea por Todoroku. Además aunque te hayas perdido alguna comida con los trajines, no creo que corras peligro de desnutrición.
ResponderEliminarBesicos faticos.
Jorge y Sara.
Por cierto, ¿también ahí están tontos con la comida?. Cuando fuimos allí llevamos algo, pero además me traje de vuelta el hueso del jamón que se habían llevado César y Roger. Si pasan la maleta por el escaner, igual se creen que llevo un cadáver. Por cierto el caldo salió buueeenisssssmo. Claro que de eso hace ya diez años.
ResponderEliminarMás besicos faticos.
Jorge y Sara.
Ánimo chaval que ya queda menos.
ResponderEliminarAntes de lo que te quieras dar cuenta estás de vuelta en la boda de tu hermano.
Por cierto, para tu prima la de Gijón, Joan no estará en octubre. Que a no ser que pase nada estará preparando un viajecito con el tío Alberto (a parte de trabajar para poder pagarme el viaje).
Cuando tengas que volver a cambiar los agujeros de la hebilla del cinturón te abres un kitapenas, para celebrar.
Me alegro de que lo hayas pasado bien.
Hasta pronto?
Qué harías sin los kit quitapenas!!! Debe ser un gustazo comer en Inglaterra un buen lomo y un buen jamón asturiano. Lo disfrutas el doble.
ResponderEliminarÁnimo que ya no te queda ná!! Y en breve te haremos un visitilla. Si necesitas algún kit roderiano de esos nos avisas que vamos a casa de tus padres por alguno.
Besos!!