viernes, 14 de mayo de 2010

...se reúne (II)

Este lunes volví a Inglaterra tras pasar algo más de una semana en la isla Reunión. En esta y las siguientes entradas voy a intentar enseñaros un poco de lo que estuve viendo por aquellas tierras.

Pero antes de comenzar a soltar mis rollos y poner fotos, me gustaría agradecer profundamente la acogida de Joan en la que fue su casa durante los últimos siete meses. Nos conocemos desde hace mucho tiempo y, aunque no nos vemos más que una o, con suerte, dos veces al año, siempre me sorprenderá su hospitalidad y su dedicación. Esto es una cualidad general de los oscenses, aunque no soy objetivo en este sentido debido al fuerte vínculo que tengo con esa tierra.

Bien, tras este párrafo sentimental, voy a empezar por el principio, y éste, como en cualquier viaje, comienza con los medios de transporte.

El viaje más directo a Reunión es haciendo escala en París, más concretamente desde el aeropuerto de Orly. Para ir en avión desde Londres a Orly, lo más sencillo es volar con Cityjet, una compañía pequeña que, en Londres, opera desde el aeropuerto de London City. Este es un aeropuerto bastante pequeño, situado cerca de Docklands y que cuenta con sólo una pista, la cual está rodeada por canales que llegan al Támesis. Realmente sorprende por lo pequeño que es, sin embargo, resulta bastante acogedor, con sillas cómodas y con vistas hacia la pista, de manera que se pueden ver despegar los aviones.

Como ya dije en la anterior entrada, cancelaron el vuelo en el que iba a ir a Reunión y me pusieron en el avión del día siguiente. Por lo menos me pagaron una noche de hotel en un Ibis al lado del aeropuerto. Al día siguiente tomé el avión temprano por la mañana y, tras algo más de 10 horas llegué a Reunión, cruzando por primera vez en mi vida el ecuador.

En el aeropuerto de St Denis, capital del departamento situada al norte, además de Joan, me recibió el calor húmedo típico de una isla tropical, el cual no me abandonó hasta la vuelta. Por suerte, allí es invierno, con lo que el calor era más soportable, o al menos eso me dijeron allí, porque para mí, yendo desde Inglaterra, aquello fue un cambio bastante fuerte.

Esa misma noche, los asistentes de español estaban haciendo una cena de despedida en la playa, así que allí nos fuimos directos desde el aeropuerto. Joan vivía en Langevin, el pueblo más meridional de toda la isla, lo que quiere decir que es el sitio más alejado de St Denis. Por lo menos, la cena se hacía a medio camino entre uno y otro sitio, así que hicimos el camino hacia su casa en dos veces. De todas maneras, entre uno y otro, creo que nos acostamos más tarde de las cuatro de la madrugada, hora local (2 horas por delante de España durante el verano).

Bien, sé que esta entrada es un poco aburrida, pero sirve para introducir el tema y presentar un poco la isla por la que me estuve moviendo durante ocho días. Aquí os pongo un mapa para que podáis ir situándoos a lo largo del viaje.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

3 comentarios:

  1. Ya empiezan bien las entradas con cenina en la playa... Qué envidia!!! Con lo que está lloviendo estos días por Asturias.

    A ver cuándo puedes poner alguna fotuca.

    Besos!!

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  2. Me reconforta saberte sano y salvo, sin más tropiezos (espero) aeroportuarios. Desde luego, Joan esperaba tu visita con mucho entusiasmo e impaciencia. Con nosotras también se esmeró en que estuviésemos a gusto, aunque no le pudiese seguir su ritmo (yo, que estoy más añosa). Me dejó dormir la siesta, reposar a la sombra, no le importó que fuese incapaz de hacer ni un barranco pequeñín... Bueno que voy a decir yo, que soy la maaaama. Me alegrará saber si lo has pasado bien, espero con muhco interés las siguientes entradas.
    Besicos faticos.
    Jorge y Sara

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  3. Petit comentaire desde Madagascar.
    Estando tan lejos las visitas son un bien muy precioso y escaso, asi que hay que tratarlos bien.
    Por otro lado la cena fue mas que improvisada y mal organizada, tipico de los asistentes espagnoles. Pero abundante en cerveza DODO, ron islenyo, zumos exoticos (para mezclar) y lluvia tropical para recibir a nuestro invitado. Uno de los asistentes puso el coche y la musica; unos porches pusieron el cobijo y la alegria los asistentes.
    Bienvenido Alberto!

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