viernes, 15 de agosto de 2008

...pasa un domingo en Kioto

Como ya dije, quise volver a Kioto para intentar ir a algunos sitios que no pude visitar el año pasado. Una espina que tenía clavada era la visita al santuario Fushimi Inari Taisha. Inari es la deidad de los cereales, así que, teniendo en cuenta la cantidad de arroz que se consume aquí, creo que tiene que tener mucha importancia. Según la guía es uno de los santuarios más venerados de Japón. Este zorro es uno de los mensajeros de la diosa, y en su boca porta la llave del granero, así que habrá que tener cuidado con él.

El santuario es un enorme complejo que se extiende por la ladera de una montaña con varios templos principales y cientos de ellos en miniatura. Pero la característica de este templo es la ingente cantidad de toriis rojos, que se encuentran por todo el complejo. El sendero que recorre la montaña uniendo los templos está cubierto en prácticamente un noventa por ciento por los toriis.

Si alguno ha visto la película Memorias de una geisha, siendo niña, la pequeña Sayuri huye, no me acuerdo de qué o quién, corriendo por uno de los pasillos de toriis como el de la foto anterior. Eso sí, tenía que haberse presentado a las olimpiadas, porque en cuestión de segundos recorrió el camino que lleva desde Gion hasta Inari, y tiene que haber al menos cinco kilómetros. Supongo que habrá que perdonarles por aquello de la licencia poética. Y si después la niña se convierte en Ziyi Zhang, pues con más razón.

Las siguientes horas las pasé recorriendo el santuario, y es que, como dije antes, el recinto es inmenso. Así que, con el calor que hacía, a pesar de estar en un bosque, a la sombra, sudé la gota gorda para intentar ver todo lo que pudiera, sin embargo, llegó un momento en el que tuve que dar la vuelta, porque se me hacía demasiado tarde, para poder ir a algún otro sitio. Pero el paseo mereció la pena, aunque sólo fuera por ver un sitio como este en el bosque en medio de la montaña.

Lo que es curioso es el negocio que tienen montado alrededor de todos los templos en Japón. En este santuario en particular, había máquinas de bebidas por el recorrido, y cuanto más arriba llegabas, más costaba la bebida. Supongo que en todos lados se aprovechan del infortunado turista que, después de la caminata, paga lo que sea por una botella de agua. De todas maneras, no me puedo quejar, porque aquí la bebida es bastante barata. Por una botella de agua de medio litro, en el sitio más caro, fueron unos 190 yenes, lo que es menos de 1.20 euros.

Para terminar con este santuario, aquí os pongo una foto de uno de los mini-templos que se pueden ver por todo el recorrido.

Es casi una obsesión por los toriis.

Relativamente cerca de este templo (en tren), se encontraba el Daigo-ji. Este templo es otro de los lugares declarados patrimonio de la humanidad en Kioto. La verdad es que tenía que ser precioso, lástima que yo no lo pudiera encontrar. Una de las cosas que tiene el salirse un poco de los circuitos más turísticos internacionalmente hablando, es que las indicaciones en inglés, o por lo menos en romaji, son muy escasas. Además, ni la guía, ni el mapa turístico de Kioto cubren esa parte de la ciudad. De manera que me pasé casi una hora buscando el maldito templo, sin éxito. Por lo menos encontré otro, el Zuishin-in. No encontré información sobre él en la guía, pero según lo que ponía en el letrero de la entrada, aquí estuvo una mujer cuya belleza nunca fue superada. Lástima que yo no la vi. Por lo menos os puedo poner una foto del templo.

Después de esto me dirigí hacia el centro de Kioto para comer algo. No tengo foto, pero ya que he estado hablando de comida durante las dos anteriores entradas, deciros que comí yakisoba, que no es más que soba cocida, pasada por la plancha junto con verduras, carne y demás.

A continuación cogí el autobús para ir hacia la zona de Arashiyama (literalmente es la montaña de la tempestad, pero no sé si se traduce así realmente), para visitar el Tenryuu-ji. Durante el trayecto, un señor se dirigió a mí y empezamos a hablar en inglés. Cuando supo que era español, empezó a hablar algunas palabras en castellano, aunque después continuamos en inglés. Resulta que al hombre, de 72 años, le encanta viajar y se puso a estudiar castellano porque ya fue tres veces a España. Decía que le quedaba poco tiempo para visitar todo lo que quería ver, que el mundo es muy grande y que ahora que todos los días son domingo para él, tenía que aprovechar el tiempo. Ciertamente, es una forma de ver las cosas que me gusta.

Volviendo al tema del templo… sí, este sí que lo encontré, y mereció la pena. El Tenryuu-ji es otro de los lugares declarados patrimonio de la humanidad. Como muchos otros de los grandes templos de Kioto, éste también fue una villa, en este caso de un emperador. Al parecer, un sacerdote soñó que un dragón salía de un río de los alrededores, así que interpretó que el alma del emperador no estaba en paz, por lo que levantaron el templo para calmarlo. Yo diría más bien que al sacerdote le gustaba el sitio y asustando al emperador consiguió quedarse con la villa.

La visita al templo se puede hacer en dos fases, por dentro de la construcción principal y por el jardín. No sabría decir cuál de las dos me gustó más. Esta es la entrada a la villa.

Una vez dentro, se hace un recorrido por varias construcciones de madera. Dentro de la sala principal uno se puede sentar en el tatami y disfrutar de la calma que allí se siente.

Y es que, a pesar de la gran cantidad de turistas, nadie alzaba la voz más de la cuenta. Tal vez las vistas al jardín ayudaran a calmar a la gente.

Después de salir de este templo, sólo tenía tiempo de ir a recoger mis cosas al hostal y coger el tren hacia Nagano. Podría terminar aquí el relato del domingo, pero el fin de semana estaba gafado.

El viaje a Nagano, como os dije hace dos entradas, se hace pasando por Nagoya, donde se coge el tren express. Pues bien, si ya el sábado tuve problemas con el tren, este día fue algo increíble. Cuando estaba esperando el tren, vi que la gente ya se iba poniendo a la cola para entrar en los vagones de asientos no reservados. Para mí es mejor coger billetes sin reserva porque, si pierdes el tren siempre puedes coger el siguiente, si se reserva, no. Bueno, el caso es que empezaron a decir algo por megafonía sobre el tren que yo tenía que coger, pero no acertaba a entender nada más. Al principio no me preocupaba, porque el resto de gente no se movía. Pero cuando el tren se retrasaba ya 10 minutos, no sabía qué hacer, porque nunca me había pasado en Japón el sufrir semejante retraso. De todas maneras la gente no se movía, así que allí me quedé, a pie firme. El tren seguía sin llegar, por lo que intenté preguntar, pero la gente que estaba por allí apenas hablaba inglés. Así estuve esperando durante una hora y veinte minutos. Yo sólo podía pensar en cómo me las iba a arreglar para dormir en Nagoya sin nada reservado, así que, creedme si os digo que era el tren más guapo que he visto en mi vida. Al final llegué pasada la media noche a Nagano, sin un sitio donde entrar a cenar y sin nada en la nevera. Menos mal que aquí hay un montón de tiendas de 24 horas donde comprar algún plato precocinado.

Este problema oscureció un poco mi fin de semana en Nara y Kioto, sin embargo, me quedo con las dimensiones del Todai-ji, el paseo bajo los toriis y la paz observando el jardín del Tenryuu-ji.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

6 comentarios:

  1. Albertico, guapín, es un realidad científicamente demostrada: lo mejor es ligar y que sea la pareja nativa la que te haga de guía, así no hay imprevistos incomprensibles; osea aplícate el cuento y menos templos y más relaciones internacionales. Es medio en broma, osea que es medio en serio. Bromas y veras aparte, las fotos muy guapas.
    Besicos.
    Jorge y Sara

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  2. Por cierto acabo de darme cuenta de la relatividad del espacio-tiempo. Tu entrada está publicada a las 22 horas y aquí ahora mismo son las 21, je je. Me ha chocado mucho (no me había fijado) ver que mi comentario ya es de mañana. ¿Es esto lo que llaman ser un adelantado a su tiempo?. Je, je, je
    ya vale de tonterías. Besicos.
    Jorge y Sara

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  3. Está claro que hay retrasos en todos los sitios, para que luego digan de los de aquí... Pero, tú quédate con todas las maravillas que viste el fin de semana. Lo importante es tener luego algo que contar. Besos para él.

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  4. Estoy de acuerdo contigo a Ziyi Zhang se le perdona cualquier cosa.
    Vaya tela este año con los imprevistos en Japón, tiene que acongojar la hostia el no ver venir el tren o no saber donde vas a dormir de noche.
    Animo Sempai que ya queda poco.
    Un abrazo

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  5. Primin Japonesíiin!!!!!!!

    Que te tengo abandonado!!! Es que estuve un par de semaninas en les Segaes y claro, esa xente nun tien internet,tan en la Edad Media como mínimo.

    Asi que nada, estoy hoy de paso por Madrid, me voy a Consuegra, Toledo, Ohio(jijiji), y en un ratín marcho pal bus, y pensé en ponerme al día con tu blog.

    En resumen, que no creas que se me olvida que tengo un friki-primo que anda por ahí, comiendo y mirando con cara de interrogación a su alrededor.

    La Friki-pregunta de hoy: Daigo?? el mismo emperador que sale en "Dororo"?? Miro fijamente la Wikipedia, pero no me entero de nada (y eso que se supone que lo miro en la inglesa).

    Creo que el calor me está reblandeciendo el cerebro (si, vale, lo poco que queda de él).

    Marcho, que si no no me da tiempo a hacer la maleta.

    Ciaooooooo!!!!!!!!!!!!!!

    :P

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  6. Colega, coincido plenamente en que lo mejor es que sea la pareja nativa la que haga de guia, que no hay cosa mejor que hablar el idioma, y va uno mas relajao en todos los aspectos, hehehe.

    Por aqui sin novedad, mucho curro y poco reconocimiento, pero que te voy a decir a ti. :D

    Espero que este fin de semana no tuvieras problemas con los trenes y eso... y que te gustara mucho el museo ghibli. Ya contaras

    saludillos

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