martes, 12 de agosto de 2008

...vuelve a Kioto

Este fin de semana estuve en Kioto y Nara. Para aprovechar el tiempo como es debido decidí ir el viernes temprano hasta Kioto. Ya había estado en esa ciudad el año pasado, pero me quedé con ganas de volver y visitar algunos sitios a los que no había podido ir por falta de tiempo.

El viaje en tren desde Nagano hasta Kioto no tuvo mucha historia. La mejor manera es ir por Nagoya en un tren express y allí coger el shinkansen hasta Kioto. Además, repetí el alojamiento del año pasado, el Tour Club, que aprovecho para volver a recomendar, porque es el sitio más barato de Kioto, si no te importa compartir habitación con otras cinco personas, dormir en una litera y compartir baño; también tiene habitaciones dobles y triples con baño en la habitación, pero esto no lo conocí, así que no puedo decir nada. Esta vez coincidí con un francés que tenía raíces jaeneses, así que hablé un poco en castellano con él.

Después de dejar las cosas en el hostal me fui a dar una vuelta para buscar un sitio donde cenar. Acabé entrando en un pequeño restaurante especializado en yakitori, que son brochetas de todo tipo.

Te sientas en la barra y, mientras esperas la comida, ves cómo el cocinero la prepara delante de ti. Yo probé de todo, desde costilla de cerdo hasta hígado y alguna cosa que no tengo ni idea de lo que era, pero estaba bueno.

Después me di un paseo nocturno, lo que aquí significa a partir de las siete de la tarde. Caminando hacia Gion, me encontré con un mercadillo que había en el barrio de Higashiyama, que quiere decir literalmente, Montaña del este, y es que está situado en la zona más al este de Kioto, en la base de una pequeña cordillera. El mercadillo era sobre todo de cerámica, aunque también había baratijas de todo tipo y ropa. Pero una cosa que no puede faltar en una fiesta en la calle de Japón son los puestos de comida. Así que esta vez probé un dulce que venía en esta bolsa.

No me digáis que no os comeríais unos bizcochos que vienen envueltos con algo así. La foto de los bizcochos en cuestión me quedó borrosa, así que no la pongo aquí. Espero que os baste con que os diga que tenían forma ovalada y que estaban muy buenos.

Para terminar, os pongo una imagen de Kioto de noche desde el río Kamo-gawa.

El día siguiente iba a ser duro, así que me fui para la cama pronto.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

2 comentarios:

  1. Muy chula la bolsa. Fijo que a Carlos le gusta más la bolsa que los bizcochos que llevaba, Jejeje.
    Con la comida ya sabemos que no tienes problemas. ¿Ya fuiste al restaurante español?
    Besos!

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  2. Hola holita!
    Hacía tiempo que no podía leer tus aventuras ya que Joel y Josema (compañero de curro) se cargaron la bisagra del portatil de Silvia.
    Hoy hemos hecho 100 personas, ya hacía tiempo que no me acordaba lo que era correr de verdad. ¿Por allí también hay menos turistas?
    Bueno chavalote, pásalo lo mejor que puedas que para cuando te des cuenta ya estas otra vez de vuelta. A mi las semanas se me escurren entre los dedos, hace nada que empezó agosto y ya estamos casi a 15.
    Acuerdate que a final de septiembre, más o menos, Cru y los demás tienen pensado hacer una travesía. A ver si te animas.
    Un abrazo Alberto-dono

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