lunes, 30 de noviembre de 2015

...recibe la mejor visita (IV)

En la anterior entrada… bueno, en la anterior no, ya hace dos entradas y por lo tanto hace dos meses de ello. En fin, que voy a continuar con el día más largo de la historia de este blog. El caso es que nos había dejado a punto de coger el tren en Himeji para llegar a Kioto. Entre el viaje e ir al hotel se nos hizo un poco tarde así que lo que hicimos fue dar un paseo nocturno.

En primavera y otoño, algunos templos están iluminados por la noche y se puede entrar una vez que ha oscurecido, pagando un poco más que por la entrada del día. Lo del otoño lo sabía por un viaje que hice hace un par de años para un congreso, aunque de esto tendré que hablar algún día. El caso es que es una buena manera de aprovechar la noche antes de buscar sitio para cenar y después de que cierren los templos (suelen cerrar entre las 5 y las 6). Como de los templos que visitamos ya hablé alguna vez por aquí, no me voy a explayar mucho por no aburrir (eso y porque se me hace tarde para colgar esta entrada antes de que termine noviembre).

Empezamos la visita a Kioto yendo a ver el Kiyomizu-dera, uno de los templos más famosos.


A mí me sobra el cañón de luz. Como por aquel entonces era primavera, todavía se podían ver algunos árboles con las flores.


La vista más famosa de este templo es la del edificio principal construido sobre unos grandes postes de madera.


Y además se tiene una buena vista sobre la ciudad y la Torre de Kioto.


A la salida hay un estanque que, de noche con la iluminación, tiene el efecto de un espejo.


El día siguiente también iba a ser bastante largo porque había que aprovechar el día. Primero cerca del Heian-Jingu.


Luego cerca del Ginkaku-ji, uno de mis templos preferidos.


Y en Arashiyama (literalmente significa la montaña de la tormenta).


Donde está otro de mis templos favoritos, el Tenryu-ji.



El nombre del templo significa algo así como Templo del dragón, así que tenía que haber algún dragón por allí.


Aquí se podían ver todavía algunos árboles bastante guapos.






Al lado de este templo está el bosque de bambú.


Al día siguiente visitamos también unos cuantos sitios entre los que estuvo el Nijo-jo. Como dije, de este palacio ya hablé hace tiempo así que solo voy a mostrar esto que me pareció curioso.


Se trata de una cícada que recubren con una cobertura de paja de arroz para protegerla del frío del invierno. En los jardines de este palacio se podían ver algunos cerezos bastante guapos.


Para terminar la visita a Kioto, antes de ir a coger el shinkansen para continuar el viaje hacia el norte, pasamos por el To-ji. El problema es que ya se había hecho bastante tarde así que no pudimos entrar. Al menos le pudimos echar un vistazo desde fuera.


El cerezo llorón de la izquierda estaba en su punto. Me arrepentí de no haber ido antes a este templo pero lo de los cerezos en flor es una lotería; incluso en una misma ciudad no se sabe dónde van a estar mejor.

Lo voy a dejar aquí de momento. A ver si antes de navidades me da tiempo a poner la siguiente entrada sobre el tema.


Besos para ellas y abrazos para ellos.