miércoles, 31 de agosto de 2016

...carbonea (III)

Voy a seguir carboneando un poco más.

Hace unos años estuve brevemente en Estados Unidos, de paso hacia Chile. Pero en esta ocasión, pude pasar varios días para asistir a otro congreso sobre materiales de carbono, esta vez en Pensilvania. La Pennsylvania State University, donde tuvo lugar el congreso, está situada en State College, o más bien se podría decir lo contrario, porque el pueblo creció alrededor de la universidad. Cerca del pueblo hay un pequeño aeropuerto a donde llegamos después de pasar por Washington. Allí hicimos escala en el aeropuerto de Dulles. Para aquellos que no sean muy fans de Die Hard (La jungla de cristal), allí es donde tiene lugar la segunda película de la saga, con John McClane corriendo por las pistas.


Como se ve en muchas películas, en EE.UU. es bastante difícil sobrevivir sin coche. Además, nuestro hotel estaba bastante lejos del centro del pueblo y el sitio donde tuvo lugar el congreso estaba también lejos, a su vez. Así que nosotros decidimos alquilar un coche para movernos, y fui yo quien hizo de chófer. Y digo chófer en lugar de conductor porque tuve que llevar a mi jefe a una cena de jefazos y a los demás a otras historias. De todas maneras, no me importó ya que me gusta conducir.


Como se ve en la foto anterior, los coches no tienen matrícula delantera, lo que me pareció bastante raro. Me di cuenta de esto cuando paramos en un aparcamiento público y los letreros indicaban expresamente que se aparcara de frente, para dejar la matrícula a la vista.

El primer día pudimos dar una vuelta por el centro del pueblo. No es que tenga muchas cosas para ver, al menos no en el tiempo que tuvimos. En el mismo centro se encuentra este edificio.


Este es el Hotel State College, que fue construido por Bernard McClain (¿tendrá algo que ver con John aunque el apellido se escriba diferente?), el primer habitante de State College. Hacia el noroeste se encuentra una parte del campus de la universidad, la más antigua, con el Old Main.


Siguiendo con el paseo, nos encontramos con uno de los típicos Diner.


Por mí, hubiera entrado aquí a cenar algo, pero mi jefe, que estuvo viviendo un año en State College como postdoc hace 25, quiso ir a un restaurante chino donde solía ir a comer de vez en cuando con su familia porque era lo más parecido a comida japonesa que podía encontrar allí por aquel entonces.

En la misma calle que el diner vi el siguiente banco.


No es que sea muy interesante, la verdad. Pero me trajo a la memoria mis comienzos en Inglaterra, cuando le cogí un poco de manía desde que no me aceptaron como cliente.

Antes hablé de comida, así que aquí van unos ejemplos de la suculenta cocina estadounidense.






El último plato es meatloaf, algo que siempre quise probar (no al cantante), y quizás lo más elaborado que comí. Cada día por la mañana teníamos el desayuno en el hotel, de donde quise llevarme esta máquina conmigo.


Así podría hacerme gofres todas las mañanas. Pero teniendo en cuenta lo que subí de peso en una semana, me alegro de que no me cupiera en la maleta. En el desayuno siempre había una mujer atendiendo que era muy amable. La verdad es que fue algo que me llamó la atención de la gente, eran todos muy amables. Es cierto que tuve contacto más que nada con gente que tenía que atender al público, pero he estado en varios países y, después de Japón, es donde mejor me han tratado. Siempre con un saludo agradable y una sonrisa. También es cierto que la zona es muy rural y quizá en las ciudades grandes sea diferente. Por ejemplo, para volver, hicimos una noche en Chicago, y en tan poco tiempo ya noté la diferencia.

La universidad tiene un equipo de fútbol americano universitario bastante fuerte, los Nittany Lions, que juegan en el Beaver Stadium, el cual tiene una capacidad de más de 100000 personas. Hay que tener en cuenta que la mayor parte son asientos corridos, pero pocos estadios de fútbol en el mundo se pueden comparar. La cena de gala del congreso tuvo lugar en el estadio, aunque no había partido y no se podía llamar cena de gala cuando es de buffet y en platos de plástico.


Durante la estancia, me daba la impresión de estar como en una película o serie de televisión. Como ejemplo, un par de fotos de un día que pude dar un pequeño paseo por una zona residencial.



Por supuesto, la bandera está presente en casi todas las casas. Otro ejemplo eran los autobuses.


Yo pensaba que estos autobuses no existían de verdad, que sólo aparecían en las películas de colegios, donde siempre sale el protagonista acosado por el malo nada más subirse a uno. Y ya que hablo de colegios, y además estaba en una ciudad universitaria, también debería hablar de libros, que son el transporte de la cultura.


El último día antes de coger el avión camino de Chicago, hicimos algo de turismo y fuimos a un pueblo cercano, Bellefonte. Se trata de una pequeña población que tiene un centro con edificios de tipo victoriano y un agradable parque a la ribera de un río.




En la foto anterior se puede ver que el puente se llama Veterans Bridge, nombre que se le puso recientemente.


Se nota que honrar a los veteranos de guerra es algo muy arraigado e importante en la sociedad estadounidense. Algo parecido pasaba en Inglaterra. Para los españoles es más complicado tener este sentimiento supongo que será porque durante mucho tiempo, sólo los veteranos de un bando fueron recordados públicamente. Pero no es este el sitio para estas discusiones.

Siguiendo la calle principal se llega la sede del condado donde están los juzgados (Center County Courthouse).


Para saber qué era, me acerqué a la puerta donde vi este curioso aviso.


Si no se pueden llevar armas dentro ¿acaso se pueden llevar fuera? Claro, es verdad, es EE.UU. Por lo menos tampoco se puede fumar, que eso sí que mata. Cuando estaba sacando la foto, salió un hombre uniformado a preguntar que qué estaba haciendo. Al ver su cara de malas pulgas balbuceé una disculpa y me fui de allí. En frente de este edificio me encontré con este centro.


Fe y armas, no siempre han sido una gran combinación.

Ese día volvimos al aeropuerto y de allí a Chicago, como dije antes. Llegamos de noche y salíamos de mañana, así que no dio tiempo a ver nada más que el aeropuerto. Pero siempre se puede aprender algo nuevo.


Se trata de un retrete con una cubierta de film de plástico que se cambia automáticamente al dar la cisterna. Y yo que pensaba que ya había visto todo en cuestión de retretes.

En líneas generales, mi primera experiencia real en EE.UU. me gustó bastante. Pero, como dije antes, la muestra que tuve fue de una ciudad universitaria en una zona rural, así que no creo que sea representativa. Siempre quise visitar el país pero más que nada los grandes parques del oeste, pero para eso se necesita mucho más tiempo. Queda para otro momento.


Besos para ellas y abrazos para ellos.