viernes, 30 de octubre de 2015

...alicantea

Hoy va una entrada con mucha letra pero con una historia que merece un aparte. Quizá me ponga un poco sentimental, así que espero recibir alguna colleja virtual para ponerme en mi sitio.

Hace un tiempo llegué a un acuerdo con mi jefe ya que hubo un tiempo en el que mi contrato cambió para mal, así que me dijo que podía buscarme un congreso en España y así poder pasar unos días por allí. La mejor opción que encontré fue la Reunión del Grupo Español del Carbón que se celebró en Alicante.

Con esa idea mataba dos pájaros de un tiro, cumplía con lo del congreso y podía ver a la familia ya que mi hermano vive allí. Alicante es un sitio bastante recurrente en mi vida, sobre todo los últimos años y de ello ya dejé constancia por aquí. En el grupo donde trabajo tenían un proyecto con un grupo de Málaga y otro de Alicante así que cada año venían uno o dos visitantes durante tres meses cada vez y también alguno de los jefes de visita unos días. Toda esa gente iba a estar en el congreso además de un chico de Asturias con quien me une una buena amistad (quien tampoco es ajeno al blog). Y para rematar, mis padres podían bajar a Alicante, principalmente para poder ver a su nieto, mi sobrino y ahijado, pero quiero creer que en una pequeña parte también era por verme (iluso de mí). Todo eran buenas noticias, no podía ser mejor (bueno, el congreso podría haber sido en Oviedo, pero no se puede tener todo). Sin embargo, hace unas semanas me enteré de que no sólo iba a matar dos pájaros de un tiro si no unos cuantos más que migraron al sur.

En unos días hará 6 años que dejé España. A parte de estar lejos de la familia, la diferencia cultural y demás historias, una de las cosas más complicadas es mantener la amistad con los viejos amigos. Siempre que vuelvo intento ver a todos los que puedo, aunque no sea más que para tomar un café. A veces es imposible por falta de tiempo o problemas de agenda, otros están lejos y es aún más complicado. Sin embargo, hasta ahora tengo la suerte de mantener contacto con la mayor parte de los amigos que dejé en España. Así y todo, os podéis imaginar cómo de grande fue mi sorpresa cuando tres amigos de Asturias me dijeron que estaban pensando en bajar a Alicante y, poco después, Joan dijo que bajaría desde Huesca. Más adelante la novia de Joan se unió al viaje. Tener unos amigos capaces de hacer más de 1500 km para verme durante un par de días es algo que nunca hubiera imaginado. Claro que sospecho que también tenían ganas de pasar un fin de semana en Alicante ya que alguno de ellos no lo conocía.


En la foto anterior podéis ver al grupo en El Huerto del Cura, en Elche. Ninguno de ellos es primerizo en el blog. A los extremos tenemos a Iria y a Joan, la primera salió en la subida al Fuji el año pasado y Joan no necesita presentación. Yendo hacia el centro, tenemos a Rosa (izquierda) y Cristina (derecha) quienes estuvieron en Londres hace unos cuantos años. Por último, el pequeño bebé que tengo sobre mis rodillas es Iván, quien estuvo en Japón el año pasado.

Muchas gracias a los cinco por esos días de risas en buena compañía, hacen que la espera entre viajes a España merezca la pena. Mejor lo dejo aquí, no sea que acabe llorando.

Para que haya más fotos además de la letra, aquí van algunas de estos días. Por ejemplo, para el que no conozca Alicante, estos ficus se encuentran en el paseo al lado del mar. Siempre me parecieron unos árboles muy curiosos con sus raíces aéreas.


Ese día dimos también un paseo por el castillo de Santa Bárbara, que está en el medio de Alicante, ya casi a última hora por lo que se tiene una buena vista nocturna sobre la ciudad.


Por supuesto, estando en Alicante, no pude contenerme y tuve que comer algo de paella, claro que allí lo llaman arroz sin más (quizá algún día conecte esto con los nombres del arroz en Japón).


Un día fui con mis padres hasta Villajoyosa, de donde es original el chocolate Valor, así que el desayuno no podía ser otra cosa más que lo siguiente.


Como veis, ya fui entrenando el estómago para navidad. Por cierto, estuve en el congreso todos los días que me tocaba, di la charla (mi primera charla en un congreso en español) y saqué alguna idea para el trabajo, así que no sólo se trató de placer, que a fin de cuentas la universidad me pagaba el viaje. Sin embargo, nunca un viaje de trabajo resultó tan placentero.

Ahora a descontar los días que quedan para continuar el placer en navidad.


Besos para ellas y abrazos para ellos.