lunes, 14 de enero de 2013

…vuelve a volver


De nuevo una entrada para dar fe de vida… a duras penas. Marchar de casa es siempre duro y, para mí, más todavía cuando tengo que hacerlo después de las vacaciones de fin de año (no digo Navidades porque aquí no se debería celebrar), que ya van 4 veces. Yo más que síndrome postvacacional tengo el prevuelta, que es cuando me doy cuenta de que tengo que ponerme a hacer la maleta.

Pero basta de quejas. Mejor dicho no, voy a quejarme, pero de las compañías aéreas. Y es que mi viaje ha terminado hoy lo cual hace de este un viaje muy largo porque lo empecé hace 9 días. Todo empezó el sábado pasado de madrugada cuando mis padres me llevaron a Barajas para coger el avión, así que el comienzo fue en Oviedo a eso de la 1:30 de la madrugada. Por suerte, el viaje en coche fue bien.

Allí es donde la cosa se empezó a torcer un poco ya que me dijeron que no podían darme todas las tarjetas de embarque, sólo del primer vuelo y que la maleta la tenía que recoger después del penúltimo, en Shanghái.

De Barajas fui a Milán con Air Europa. Al subir al avión, como lo hice entre los últimos pasajeros, no encontré sitio para mi maleta de mano. Es algo que me toca mucho las narices porque yo llevo siempre una maleta más pequeña que las medidas máximas, así que tendría que tener sitio para ella pero claro, luego llega alguien con su maleta, bolso de mano, bolsa de la tienda dutyfree, abrigo… y resulta que no le dicen nada. El caso es que el asistente de vuelo me dijo “No se preocupe, deje aquí la maleta y le buscamos un sitio” y así lo hice. Craso error, pero volveré sobre esto después.

El vuelo entre Madrid y Milán es muy bonito ya que se sube por Barcelona y se van viendo los Pirineos en paralelo, vamos, si se tiene la suerte de ir en la ventanilla de babor. Luego se sobrevuela Barcelona, donde nunca estuve, pero se reconocen sus calles perfectamente. Después se pasa por encima de Niza, se ven los Alpes para llegar a Milán, donde le pregunté al susodicho asistente dónde estaba mi maleta. El hombre me contestó que como no cabía, la habían puesto con el equipaje en bodega, a lo que yo le miré con cara entre medio “no me lo creo ¿qué me estás contando?” y enfadado. Le dije que por qué lo había hecho sin consultarme y sin preguntarme mi nombre, con lo que mi equipaje iba sin etiquetar, además, tenía mi ordenador y mi cámara, con lo que era contenido frágil. Y lo peor de todo, tenía una hora para cambiar de avión y tenía que salir para coger las tarjetas de embarque de los siguientes vuelos. Por lo menos tuvo la decencia de poner cara de compungido y disculparse. Entiendo que trabajar cara al público es duro y los clientes somos unos tocanarices por lo que intento no ponerme cafre con ellos, pero es que hay una línea y el tío la cruzó, suerte tuvo que no tenía tiempo para nada más.

Así que ahí me tenéis, corriendo por el aeropuerto de Milán. Al menos mi maleta salió de las primeras e iba todo dentro. Pasé los controles de pasaportes y llegué a coger la tarjeta de embarque de los siguientes vuelos, los cuales eran con Air China. Pero claro, no podía ir bien, sólo me podían dar una tarjeta, la siguiente tenía que sacarla en China.

Llegué al vuelo a tiempo y el avión estaba bastante bien, con suficiente espacio en el asiento (clase turista, por supuesto) y monitor individual, lo cual se agradece para viajes largos. Así que las siguientes 12 horas transcurrieron sin más novedad. Me crucé en el camino con los Reyes, pero no les vi, creo que yo iba un poco más al norte que ellos. Aquí no me dejaron nada, claro que como son de oriente, tendrían que venir en barco desde Hawái.

Cuando llegué a Shanghái, como tenía que coger la maleta, tuve que pasar los controles de inmigración, con lo que estaba un poco nervioso ya que no tenía visado para entrar en China. Por suerte, existe un visado de tránsito por 72 horas que se puede obtener en el momento. Pero el momento acaba siendo un buen rato porque hay que pasar por dos controles de policía y en un momento dado un tío cogió mi pasaporte, se lo dio a otro y tuve que perseguirlo para no perderlo de vista porque, aunque no será lo de hace un tiempo, a mí me sigue acongojando un poco quedarme sin pasaporte en un sitio como China. Al final no hubo problema con la policía.

El problema lo tuve con la maleta, la cual no apareció, así que tuve que ponerme a hablar con un chino que apenas hablaba inglés. Al final conseguí que me dijera que no tenía ni idea de dónde estaba y que me la mandarían a mi hotel de Shanghái… paciencia… le dije de nuevo que yo seguía viaje a Sendai, así que después de otro rato, conseguí que se enterara bien de cuál era mi destino final y me dijo que me llamarían cuando localizaran la maleta y que, en principio, me la enviarían a Sendai.

Después de estar un buen rato con lo de la maleta, tuve que esperar una hora en la cola para sacar la última tarjeta de embarque para llegar a Sendai. Total, que cuando llegué a la puerta de embarque estaba hecho polvo, me senté, estiré las piernas, miré para adentro un momento y, cuando me di cuenta, a mi alrededor no quedaba nadie. Suerte que tuvieron que esperar por otra gente de otro vuelo.

Durante el vuelo hubo bastantes turbulencias y un par de baches considerables, creo que los peores que he vivido hasta el momento, de esos que hacen que la gente grite aunque no que salten las mascarillas de aire. Al llegar a Sendai volví a preguntar por la maleta con lo que me tuvieron otra hora esperando para ver si la encontraban y si podían ponerse en contacto con Shanghái.

De la maleta no supe nada hasta el martes pasado que llegó a Shanghái, pero como no hay apenas vuelos a Sendai, hasta el domingo no llegó, cuando me volvieron a llamar. Así que hoy tuve que volver al aeropuerto, abrir la maleta para pasar la aduana, rezar para mis adentros que no se hubiera abierto uno de los paquetes de queso y delataran (d)olorosamente  mi coartada de “es un regalo, son unas galletas”, y otra vez a lidiar con papeleos para las reclamaciones.

El caso es que al parecer, con Air China no se puede reclamar por retraso en la entrega de equipaje (en este caso, una semana y un día) si se es residente… en fin, tendré que mirarlo a ver si puedo enviar una reclamación, porque tuve que pagar dos veces el tren y dos veces el taxi a mi piso por su culpa. Lo que sí conseguí fueron 3000yenes, algo menos de 30€, por daños en la maleta. Me falta una de las ruedas, pero lo cierto es que esto me había pasado el año pasado en uno de los viajes con Lufthansa. Me habían dado un parte de accidentes pero aún no había arreglado la maleta. Así que me salió bastante bien la jugada. Creo que la voy a dejar sin arreglar y que me sigan dando pasta por ella.

Como esta entrada estaba quedando bastante sosa y muy densa, voy a poner un par de fotos que hice hoy en un festival que se celebra en Japón a comienzos de año, el Dontosai, donde se pide por tener un buen año. Yo fui al Osaki Hachiman-gu, uno de los templos sintoístas más importantes de Sendai. La siguiente es la subida hacia el templo.


El festival consiste en que la gente tira cosas para quemar en una gran pira, al estilo hoguera de San Juan.


Alrededor de la hoguera van pasando en procesión distintos grupos de gente, vestidos al estilo Hadaka Mairi, que literalmente es procesión (mairi) al desnudo (hadaka). Ir no van desnudos del todo, pero casi y, como podéis ver a continuación, estaba nevando (cosa que hizo durante todo el día) y hacía bastante frío, por mucho que se estuviera al lado de la hoguera.


Una entrada con un poco de todo, pero como últimamente no pongo más que una por mes, de vez en cuando me las tengo que currar.

¡Feliz año a todos!  あけましておめでとうございます!

Besos para ellas y abrazos para ellos.