viernes, 27 de marzo de 2015

...se pica (I)

En enero tuve la posibilidad de hacer un pequeño viaje gracias a que fui a un congreso en Tailandia. Mi jefe no podía pagarme el viaje pero a mí me interesaba ir, primero porque era un congreso internacional y segundo porque tenía ganas de visitar a mi amiga tailandesa… quizá el orden de preferencia era al revés. De esta manera, llegué a un acuerdo con el jefe: él me pagaba el congreso y yo el viaje y la estancia y así acabamos contentos los dos.

Mi visión de Tailandia puede estar un poco nublada porque me moví siempre con mi amiga y porque los sitios por los que anduvimos eran bien turísticos o bien cerca de la universidad. La impresión que me dio fue la de que se trata de un país con muchas ganas de situarse en el pelotón de cabeza dentro de las economías asiáticas pero con ciertas rémoras como las diferencias sociales, que se hacen notar incluso pasando poco tiempo allí, y la corrupción. Además, a pesar de ser una monarquía constitucional, cada poco tienen revueltas y el ejército toma la presidencia. Además, el rey y la familia real son omnipresentes en forma de enormes fotos, letreros, murales, anuncios… incluso en las escuelas tienen que cantar todos los días himnos sobre las bondades del rey. Éste, con 87 años, lleva en el trono desde 1946 y no se sabe muy bien quién puede ser el que tome el relevo puesto que sus hijos varones están envueltos en escándalos varios. Todo esto a mí me da un tufo a autoritarismo que no me gusta nada.

Dicho esto, la visita me gustó bastante aunque como no estuve mucho tiempo, tampoco hice muchas cosas, prácticamente me limité a Bangkok y alguna zona cercana. La gente y la comida, que es lo que más conocí, me gustaron bastante.

Bangkok es una ciudad bastante grande, con mucha gente y un tráfico caótico en el que las señales están casi de recomendación más que de obligatorio cumplimiento y si encuentras un hueco te metes sin importar la velocidad, ni la de los demás ni la propia. En parte me recordó a Madrid en hora punta, la jungla de asfalto.

El primer día visité el Wat Phra Kaew, el templo budista más importante de Tailandia donde se encuentra un buda de esmeralda. Como curiosidad, decir que Wat significa templo así que si se dice el templo Angkor Wat, se está repitiendo la palabra “templo” (aunque el Angkor Wat está en Camboya se dice igual que en tailandés). El Wat Phra Kaew se encuentra en un complejo muy grande con otros templos secundarios, pagodas y palacios reales conocido todo ello en inglés como The Grand Palace. El complejo fue establecido en 1782. Es un sitio muy curioso pero difícil de entender con las imágenes que pondré aquí puesto que todos los edificios están muy juntos y no hay mucho espacio para sacar fotos. Además, en el interior de los edificios no está permitido hacer fotos así que quedará todo un poco cojo. Si queréis conocer más, podéis encontrar más cosas por internet.


La anterior foto es de lo primero que se ve nada más entrar al complejo. La siguiente es de un modelo del Angkor Wat. La verdad es que tiene pinta de ser impresionante.


A continuación van un par de fotos de edificios. La mayor parte de ellos estaban recubiertos de innumerables pequeños cristales.



La siguiente es una foto del buda de esmeralda. No es muy buena puesto que en realidad no se podían sacar fotos en el interior del templo así que la saqué desde fuera apurando el antivibratorio del objetivo de la cámara y dándome codazos con la gran cantidad de gente que había en todo el templo pero especialmente en este punto.


El siguiente es un guardián de los que había por todo el complejo.


Y el que viene a continuación es uno de verdad. Creo que pertenece a la guardia real y va un poco al estilo de la guardia real inglesa, vamos, que no se puede mover y uno se puede sacar fotos con ellos.


Pongo la siguiente imagen para ver la similitud con los templos de Nikko que visité ya hace muchos años. Los templos de Nikko son de influencia china y estos templos también. Es lo que tiene estar al lado de un gigante como China, la influencia va a llegar a todos lados.


Y aquí tenemos otro guardián, un elefante.


De momento lo voy a dejar aquí porque en breve me tengo que ir a coger el tren. Se han alineado unos cuantos planetas y mi padre se decidió a venir a Japón, así que esta vez mi madre vendrá acompañada para hacer una visita. Con un poco de suerte veremos los cerezos en flor en algún sitio de Japón.

Besos para ellas y abrazos para ellos, pero más para mis padres.