viernes, 24 de septiembre de 2010

...subió a una montaña pero bajó de una colina

La semana siguiente a la marcha de mis padres decidí hacer una salida de fin de semana, pero no tenía muy claro a dónde. Al final, mirando los albergues que estaban libres para esos días, me encontré que el de Pen-y-Pass lo estaba. Este albergue está en el corazón del parque nacional de Snowdonia, en el norte de Gales. Así que reservé sitio para ir ese fin de semana. Cabe destacar que aquí se alojaron ilustres montañeros de la historia del alpinismo, como George Mallory, antes de desaparecer entre las nieves del Everest. Aquí os pongo una imagen del albergue.

Lo malo de vivir cerca de Londres es que para ir a cualquier otro sitio de Inglaterra hay que recorrer una larga distancia y además en el sentido del tráfico que sale de la capital, así que suele haber bastantes atascos. De manera que, ese viernes, eché unas cinco horas en llegar al albergue.

Algo curioso que me pasó al entrar en Gales por carretera es que es parecido a cuando se entra en el País Vasco, ya que todos los carteles están, además de en inglés, en galés (que no es lo mismo que el gaélico), que es un idioma completamente diferente al inglés, como pasa con el vasco y el castellano.

Al día siguiente me levanté temprano para poder contemplar lo que apenas había visto el día anterior al llegar de noche: montañas. Y es que no es fácil ver montañas en Inglaterra, y es una de las cosas que más echo de menos en este país, teniendo en cuenta mi origen asturiano. Una de las cosas que me suelen pasar aquí y que no termino de acostumbrarme todavía, es a una especie de claustrofobia extendida. No he encontrado el término médico así que me lo he inventado, pero consiste en que en este país no hay manera de ver paisaje, porque es totalmente llano y cuando hay un poco de elevación, hay árboles que impiden ver más allá de 50 metros. Además, muchas carreteras secundarias están rodeadas de setos o terraplenes para no poder entrar en las fincas, con lo cual tampoco se ve nada. El caso es que llega un momento en el que siento una sensación de agobio. De manera que cuando vi las montañas del norte de Gales casi se me salta una pequeña lágrima. En general, esta zona se parece mucho a la zona oeste de Asturias, con montañas bajas no demasiado abruptas (comparo con Asturias porque es lo que conozco, siento el comentario chovinista).

En realidad, el objetivo principal de levantarme temprano aquel día era para poder subir el Snowdon, el pico más alto de Gales con… 1085 m de altitud. No es gran cosa, pero es la primera vez que puedo decir que he subido el pico más alto de un país. Desde Pen-y-Pass salen las tres rutas más conocidas para subir andando al pico: Miners’ Track, Pyg Track y Crib Goch Track. Yo decidí subir por la última de ellas, que comienza por el mismo sitio que la Pyg pero llegado un punto se desvía para subir el Crib Goch e ir cresteando hasta enlazar de nuevo con la Pyg Track y la Miners’ Track poco antes de la cima. Luego bajé por la Miners’ Track, ya que la Pyg Track va a media altura entre la Miners’ y la Crib Goch. Como esto es un lío de nombres, os pongo un mapa orientativo que había en un panel.

Aquí se muestra la Pyg Track. La Miners’ Track va por el fondo, rodeando los lagos que se ven, y la Crib Goch Track, por las crestas de la derecha. Todas las sendas se unen más o menos en el punto que pone Bwich Glas, aunque no creo que se llame así realmente.

Por cierto, desde cerca de Pen-y-Pass, en concreto desde Llanberis, sale la ruta más fácil de todas, pero de esta hablaré más adelante.

Antes de comenzar con la subida, comentar que Miners’ Track viene de que se usaba para subir a las minas de cobre que había cerca de los lagos. El nombre de Pyg Track no se sabe muy bien de donde viene, pero se supone que se usaba para llevar pyg, alquitrán negro, a las minas de cobre.

Por último, decir que, por si alguien está interesado en subir, la Crib Goch Track no es apta para ir con niños o para personas que no les guste escalar un poco, ya que hay pasos un poco difíciles. No es que haya que hacer escalada libre, pero en algunos puntos pasa de algo más que gatear. Y, sobre todo, creo que no se debe tomar esta ruta si ha llovido y el suelo está húmedo, porque la piedra es bastante resbaladiza. Yo tuve suerte y, aunque el día anterior me llovió por el camino y ese día estaba nublado, estaba bastante bien para pasar y relativamente despejado para hacer fotos. Es una suerte que me decidiera a hacer esta ruta porque, como pondré más abajo, la cima estaba totalmente cubierta de nubes y no pude ver nada desde ella. De todas maneras, en algunos puntos sí que había mucho viento, lógico por otra parte, por ir cresteando, lo cual hacía que el caminar fuera un poco incómodo y, en algunos puntos, algo inseguro.

Voy a empezar con una serie de fotos y pocos comentarios, que tampoco hacen falta por la belleza del paisaje.

Aquí es donde comienza el camino, con el Crib Goch de fondo (o eso creo, ya que al no llevar un mapa como es debido me tenía que guiar por lo que os puse más arriba y la intuición).

Esta es una mirada al norte, en la que, con un poco de imaginación, se puede ver el mar al fondo, con los lagos Peris y Padarn en primer plano.

Y esta es una mirada hacia el albergue (la construcción que se ve siguiendo la carretera en la parte de abajo en la foto).

El siguiente es el lago Llydaw, el grande del plano de antes. Por cierto, aquí me llamó la atención que usaran las escaleras de madera que se ven en esta foto para salvar los cercados de los animales. No sólo me pareció curioso porque en España no se ven este tipo de pasos, si no que en el único sitio que los vi fue en el blog de Joan en Reunión.

Y aquí, aunque yo no lo sabía en ese momento, os pongo una foto del Snowdon, tapado por las nubes que no se quitaron en toda la jornada.

Al ir llegando a la intersección con las otras rutas, además de meterme en la niebla, fui escuchando la ruta más sencilla que hay. Sí, así es, escuchando, y viendo la siguiente imagen me podréis entender.

Un tren de cremallera emergiendo de la niebla acercándose a la cima. La verdad es que, a pesar de que ya lo sabía, me resultó bastante chocante encontrarme con esto después de algo más de dos horas caminando por algunos sitios bastante escarpados y pronunciadas pendientes. En realidad no es que me moleste demasiado que la gente pueda subir en tren, ya que si no, algunos no podrían hacerlo de otra manera. Lo que no puedo entender es lo siguiente.

No se ve demasiado bien, pero os puedo decir que se trata de una cafetería a 50 metros de la cumbre. Esto sí que me fastidió bastante, que alguien se estuviera haciendo la foto en la cumbre a mi lado con un café en la mano (literalmente). Bueno, supongo que forma parte de la cultura anglosajona, ya que me he encontrado cafeterías en el interior de iglesias y catedrales así como en los puntos más al oeste y más al sur de Inglaterra. Además, aquí les encanta lo de pasearse con un café en un vaso de papel por la calle, por lo que la cima del Snowdon no iba a ser menos.

Cuando me puse a escribir esta entrada no tenía muy claro cuál iba a ser el título, porque podía haber sido “subió a una colina pero bajó de una montaña” por los paisajes y por la dureza del trayecto a pesar de que no es demasiado largo (la ascensión me llevó en total dos horas y media sin estar habituado a caminar por el monte últimamente). Pero por culpa de esta cafetería, he tenido que dejar el título como está. Es casi tan curioso y divertido como la película de Hugh Grant.

A todo esto, aquí pongo una imagen de la cima rodeada por la niebla.

Como ya dije, la bajada la hice por la Miners’ Track, que comienza compartiendo camino con la Pyg Track. Como esta ruta va por el fondo del valle, la subida final es muy pronunciada, así que fui encontrándome con mucha gente que iba descansando cada poco. Aquí os pongo una imagen del comienzo de la bajada, con los lagos Glaslyn (el primero) y Llydaw (el segundo).

Después de la primera bajada, el camino se vuelve muy sencillo, tan sencillo que te puedes cruzar con todo tipo de gente. Incluso vi un grupo de chicas que iban con esos zapatos que llaman princesitas, creo. No sé, llamadme purista, engreído o lo que queráis, pero creo que a la montaña se le debe de tener un respeto por muy fácil que sea una ruta, así que por lo menos se ha de ir con un calzado un poco más apropiado y una actitud diferente que cuando se va de compras por la ciudad (me pareció ver a alguna chica con un bolso y todo). Desde luego fue una suerte que me decidiera a subir por donde lo hice, porque por lo menos me ahorré ver todo este espectáculo durante la ascensión.

Continuaré con mi ruta, aunque ya queda poco. Durante la bajada por la Miners’ Track se pueden ver algunas de las escombreras de las antiguas minas así como lo que parece un viejo cargadero. Aquí os pongo una imagen de una bocamina que, con la cascada que tenía al lado, tiene un toque bastante romántico (en el sentido menos empalagoso de la palabra).

Del resto del camino no merece la pena poner más fotos, ya que no quedan tan bien como las anteriores porque se va por el fondo del valle y las cumbres estaban tapadas por la niebla. De esta manera, volví antes de comer al punto de partida, así que aún me quedaba toda la tarde por delante para hacer cosas. Me di una ducha en el albergue y me fui a dar una vuelta por la zona con el coche, pero esto creo que lo dejaré para otra entrada, porque se me hace un poco tarde y porque esto ya está quedando un poco largo.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

...se va de cuento con sus padres

Hace tres entradas había dejado a mis padres de visita por Londres. El viernes siguiente a su llegada a Inglaterra se vinieron a Guildford para conocer un poco el sitio donde estoy viviendo (tal vez algún día pueda poner fotos de esta ciudad). Sin embargo, la principal razón era para coger el coche al día siguiente e ir de visita a algún sitio fuera de Londres. En este caso decidí ir a la zona sureste de Inglaterra. La principal parada que hicimos aquel sábado fue en Dover para visitar su famoso castillo, aunque es también conocido por su puerto, de donde salen una gran cantidad de ferrys hacia Francia, y también porque se encuentra cerca la boca del eurotúnel.

Esta es una imagen desde lejos del castillo. A pesar de que se ve bastante imponente, supongo que la vista será mucho más espectacular desde el mar, ya que está situado en lo alto de un acantilado. De hecho, desde este castillo se puede ver la costa francesa. El tiempo no acompañaba mucho, quiso llover un poco, pero después descampó y tuvimos la suerte de ver la otra parte del Canal de la Mancha. Lo que más desmerecía de la vista desde el castillo era que el puerto de Dover está justo debajo, con lo que se pueden ver los ferrys ir y venir continuamente y se puede sentir el ruido.

Tal vez el día que marche de este país vuelva a este puerto a coger el ferry, aunque está por ver después de la mala experiencia de cuando vine, aunque desde aquí, el viaje por mar sería mucho más corto. Ya veremos.

El interior del castillo es bastante grande, con muchos sitios que visitar. Al igual que otras fortalezas que he tenido la posibilidad de visitar a lo largo de la costa sur de Inglaterra, el castillo que se puede ver actualmente es el resultado de múltiples reformas. Sus orígenes se pueden buscar en tiempos de los romanos, de cuando queda el antiguo faro del 50 d.C.

Y desde estos tiempos se puede llegar a la segunda guerra mundial, cuando añadieron varios bastiones defensivos, pasando por la construcción del keep, que creo que se puede traducir como torre del homenaje, en tiempos de Henry II en el siglo XII.

Esta imagen es una panorámica, así que por eso se ve un poco rara, pero es que no había espacio suficiente para sacar la torre en una sola foto.

El interior de la torre se puede visitar, donde hacen representaciones de escenas cotidianas medievales, como en muchos sitios que he visitado hasta ahora.

Después de la visita al castillo, nos dimos una vuelta por las zonas cercanas, en busca de los famosos acantilados blancos. Aquí os pongo una muestra de los mismos en St Margaret’s at Cliff.

Hay que reconocer que con la altura que tienen y lo blancos que son (la piedra creo que es una especie de caliza que se llama creta), resultan bastante impresionantes y atractivos a la vista.

Dover formaba parte de los Five Ports (confederación formada por los puertos de Dover, Hythe, Sandwich, New Romney y Hastings formando la principal línea defensiva de la costa sur inglesa hasta 1685), cuya cabeza visible, curiosamente, era la ciudad de Sandwich, donde el cuarto conde del mismo nombre creo la más famosa comida inglesa en 1762, pero de esto ya había hablado en otra entrada. La ciudad debió de perder bastante importancia debido a que la desembocadura de su río se colmató de arena (al igual que los demás puertos de la confederación, excepto el de Dover), de modo que el único acceso al mar es por medio de canales y sólo para barcos pequeños. El pueblo en sí es curioso y no está de más darse un paseo, pero no hace falta desviarse para visitarlo. Aquí os pongo un escudo de la confederación de los Five Ports, que se puede ver en muchas de las casas de Sandwich.

A nosotros nos cogía de camino a Canterbury, que es donde había reservado una habitación para pasar la noche y poder visitar al día siguiente su famosa catedral, sede del primado de la iglesia anglicana. Aunque llegamos tarde, aún nos dio tiempo a dar un paseo y poder sacar una foto nocturna a la catedral.

El recinto de la catedral se cierra por la noche, así que esto es lo mejor que pude sacar. De todas maneras, al día siguiente visitamos el recinto así como el interior de la catedral. La entrada para los turistas se encuentra aquí, la Christ Church Gate.

Nada más pasar esta puerta se encuentra uno de bruces con la catedral.

De nuevo, esta imagen se trata de una composición, ya que me era posible sacar una fotografía en el espacio que hay.

Antes de visitar el interior, nos dimos una vuelta por el recinto. De todo lo que se puede visitar, merece la pena darse una vuelta por el claustro.

Cerca del claustro se encuentra la Water Tower, donde se suponía que había un pozo con una cisterna, pero yo no recuerdo ahora haber visto ninguna de estas dos cosas. De todas maneras, la construcción es curiosa.

Se pueden ver otros edificios bonitos en el recinto, como el del King’s School, pero ahora no me voy a extender más con esto.

Debajo de la catedral se encuentra la cripta más grande de Inglaterra y yo creo que es la más grande que he visto hasta ahora con diferencia, por tamaño podría ser casi otra catedral. De esto no tengo fotos porque no estaba permitido.

Una vez en el interior de la catedral, una de las cosas que más me llamó la atención, a parte de la grandiosidad esperada, fue que la diferencia de alturas desde la entrada hasta el ábside es muy grande. Ya había notado esto en otras catedrales (supongo que todas ellas anglicanas, pero no tiene por qué ser así), sin embargo en este caso la diferencia es muy pronunciada. Desde la nave principal hay que subir unas escaleras hasta el coro y de aquí otras escaleras hasta la Trinity Chapel. A continuación os pongo unas fotos de estas tres partes en el orden que acabo de poner.

Detrás del altar de la Trinity Chapel se encuentra la Cátedra de San Agustín, donde se coronan los arzobispos de Canterbury y desde donde se domina casi toda la catedral.

La Trinity Chapel está dedicada a la memoria de St. Thomas Becket, asesinado en esta misma catedral en 1170 por sus problemas con Henry II. Sus restos se depositaron en la misma catedral para, siglos más tarde, en tiempos de otro Henry, en este caso el omnipresente Henry VIII, se retiraron y destruyeron durante la Reforma Protestante. El sitio donde tuvo lugar el martirio está ocupado desde 1982 por el Altar of Swords.

Para terminar con nuestro particular cuento de Canterbury, al salir de la catedral nos dimos una vuelta por el centro de la ciudad. Aquí os pongo una imagen de uno de los canales, por los que se puede ir en barca, alquilando los servicios de un remero.

También estuvimos en una iglesia donde se conserva la cabeza de Sir Thomas More, decapitado por orden de Henry VIII por oponerse a la reforma, pero de esto no merece la pena poner fotos (tranquilos, no se puede ver la calavera, sólo se ve una placa conmemorativa).

Después de dejar la ciudad nos dirigimos a Stansted, desde donde mis padres salían al día siguiente de vuelta a Oviedo. Los dejé sanos y salvos en el hotel que les había reservado cerca del aeropuerto, después de diez días por tierras inglesas.

Sé que esta entrada ha quedado un poco larga y probablemente no me haya quedado demasiado bien redactada, pero es que la he ido escribiendo a lo largo de varios días. Además, aún me queda mucho para ponerme al día y si parto las entradas, seguro que nunca llegaré a terminar.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

viernes, 17 de septiembre de 2010

...viaja a y desde Londres

Otra vez que hace bastante que no escribo en el blog. En principio, creo que a partir de ahora voy a estar un poco más libre de mis otros negocios, así que a lo mejor puedo dedicarle un poco más de tiempo y así ponerme al día de una vez por todas, aunque esto lo vengo prometiendo desde hace demasiado tiempo.

Por el momento, decir que estoy de nuevo por tierras inglesas. He estado una semana en Oviedo y, al día y medio de volver de allí fui a Lisboa cuatro días para ir a un congreso (en realidad era una reunión, pero no voy a aburriros con las diferencias). Y de aquí viene el título de esta entrada, porque he completado mi particular tour por todos los aeropuertos londinenses. En Londres hay cinco aeropuertos y ya he viajado desde todos ellos: Heathrow (en Navidades para ir a Oviedo vía Madrid), Stansted (varias veces ya que es el aeropuerto donde llegan los vuelos directos desde el aeropuerto de Asturias), London City (para ir a Reunión vía París), Gatwick (cuando fui a Alicante a la boda de mi hermano) y Luton (la semana pasada para ir a Lisboa).

Todo esto da una idea de todo lo que he viajado en este año. Comparado con otra gente no es nada, pero teniendo en cuenta que hace apenas cinco años nunca había subido a un avión, para mí es bastante.

Además, a esto hay que sumarle que ya he llegado de todas la maneras posibles a Inglaterra: en avión (como ya acabo de comentar), en tren (desde París hace casi exactamente un año para la entrevista de trabajo) y en barco (para venir con el coche desde Santander a Portsmouth). Voy a hablar con David Meca para ver si me puedo entrenar con él para cruzar el canal de la mancha a nado.

Bien, de momento voy a dejar esto aquí. Ya veremos si me da tiempo a poner otra entrada antes de terminar la semana, aunque lo dudo.

Besos para ellas y abrazos para ellos.