sábado, 30 de agosto de 2014

...va de cascada en cascada

Una de las cosas que me faltaron por comentar en la anterior entrada fue esta foto que saqué en el autobús que nos llevó al cráter del que hablé.


A mí se me ocurrieron dos posibilidades. La segunda de ellas fue que se podía utilizar el papel para limpiar el agua de las ventanas que se formaba por la condensación ya que la humedad era muy alta y hacía bastante calor. La primera posibilidad… lo voy a dejar porque estoy seguro de que fue también la primera que se os ocurrió a vosotros. Sólo decir que no había retrete en el autobús.

El congreso en el que estuve terminó un viernes a mediodía pero el avión para volver a Tokio salía el sábado por la tarde así que tuve un tiempo para visitar algo en los alrededores.

Una de las cosas que se veían bastante por toda la isla era esta especie de construcciones.


Por lo que le entendí al guía del día anterior, son para llamar a la buena suerte o algo así. También eran bastante típicas estas estatuas, Dol Hareubang, que según encontré son representaciones de dioses protectores.


Cerca del centro de convenciones donde tuvo lugar el congreso se encuentra el parque Jungmun Daepo donde se pueden ver unas columnas basálticas que salen del mar.


Y aquí hay os pongo una foto un poco más de cerca.


Normalmente, volvía en autobús al hotel pero ese día, a pesar del calor y la alta humedad, volví caminando para poder ver el puente Seonim.


Un poco más de cerca.


Este puente está dentro del parque botánico Yeomiji y si se quiere pasar por él hay que pagar la entrada. Yo lo hice pero no por el puente ni por los árboles sino por ver unas cascadas que forma el río que salva el puente, las cascadas Cheonjeyeon. Son tres cascadas principales que están bastante separadas unas de otras por lo que no estoy seguro de si todas tienen el mismo nombre. Cruzando el puente y subiendo un poco el río se encuentran las dos primeras.



A pesar de que estuvo lloviendo bastante los días anteriores, esta segunda cascada no tenía agua, al menos no que cayera como es debido. Me imagino que en algún momento correrá el agua como es debido y se podrá ver mejor. De todas maneras, el reflejo de las columnas en el pozo de agua quedaba bastante guapo.

Para llegar a la tercera hay que volver hacia el puente y bajar bastante. Yo me esperaba que fuera como los dos sitios anteriores en los que se podía llegar a la orilla del río pero no fue así, así que si no se tiene mucho tiempo ni ganas no recomiendo la caminata solo por esta foto.


En este parque botánico pude ver de cerca este instrumento que vi en otros sitios.


La verdad, no tengo ni idea de para qué sirve pero me llamó mucho la atención porque se me parece bastante a las muelas de las almazaras que hay por el sur de España. Así que supongo que se utilizará para moler algo aunque dudo que sean aceitunas porque con ese clima no creo que se den muy bien.

Al día siguiente, un sábado bastante lluvioso, tenía dos opciones. La primera era quedarme en el hotel y alrededores para visitar algo por allí. Lo malo es que los centros turísticos de esta isla son un poco raros, así que lo que tenía por allí cerca era un museo de ositos de peluche que, por lo que parecía en los folletos, estaban colocados y vestidos imitando obras importantes y cosas así (por ejemplo, La Creación de Adán de la Capilla Sixtina). Así que, por mucho que me atrajera la idea de ver ositos, cogí un autobús para ir a una ciudad hacia el este, Seogwipo, para ver unas cascadas que tenían buena pinta. Primero llegué a una en la que no había nadie y no había que pagar para entrar, cosa que me extrañó mucho puesto que se suponía que era una de las mayores atracciones de la zona y uno de los monumentos escénicos de la isla. La cascada se llama Jeongbang.



Después de verla, continué caminando por la costa hacia el centro de la ciudad y entonces fue cuando me di cuenta de que ésta no era la cascada que iba buscando, en realidad se llamaba Sojeongbang. El “So” de delante significa pequeño, parecido al japonés. A pesar de que los idiomas no tienen un origen común me pareció que había palabras parecidas. El caso es que más adelante llegué a la cascada Jeongbang principal, donde sí había más gente y sí había que pagar entrada.


El sitio era bonito. La verdad es que no es común ver una cascada tan cerca del mar. No es que el agua cayera directamente sobre el agua pero casi. La altura es de unos 23 m y 10 m de ancho. La leyenda dice que hace 2000 años, el emperador chino, Chin, mandó un emisario, Seobul, a buscar el elixir de la vida eterna en Jeju. Cuando no lo consiguió encontrar (vete tú a saber por qué, quizás no era tan bueno como Indiana Jones), grabó su nombre en el acantilado de la cascada y se volvió a China. Lo que no sé es qué pasó con él cuando volvió con las manos vacías ante su emperador.


Desde el puerto de Seogwipo llegué a ver otra cascada, la Cheongjiyeon, no confundir con las primeras cascadas de las que hablé antes.




Tras terminar la visita volví al hotel y de ahí al aeropuerto. Como llegamos muy tarde a Tokio ya no podía volver a Sendai ese mismo día. Como me tuve que quedar una noche allí aproveché a dar una vuelta por la zona de Asakusa y Ginza, pero de esto ya hablé en otras ocasiones. Sólo poner una foto de la estación de Tokio por detrás.




Ahora que me doy cuenta, creo que nunca puse fotos de la estación de Tokio por el otro lado. Es una estación que recuerda a las europeas y me gusta bastante pero ahora mismo no tengo ninguna foto como es debido a mano así que quedará pendiente para otra entrada.

Iba a titular esta entrada “…va de cráter en cráter (II)” para continuar con la serie que empecé el mes pasado, pero viendo el contenido, elegí cambiar el nombre, así que ya continuaré la serie más adelante.

Besos para ellas y abrazos para ellos.