domingo, 25 de agosto de 2013

…sigue la línea de fuego (II)

En la anterior entrada me había quedado con mi jefe en Concepción, así que voy a retomar el recorrido por esa ciudad. En realidad, no tuve mucho tiempo para nada en general y menos para hacer turismo, en particular. Además, una cosa que me suele pasar es que si no voy solo, saco menos fotos, no es cuestión de hacer esperar a la gente y mucho menos en el caso de ir con el jefe.

Como dije, la ciudad no es gran cosa, da la sensación de ser un poco anárquica y con bastante chabolismo, así que el paseo por el centro fue bastante corto. Quizá uno de los sitios más bonitos del centro, por lo que yo pude ver, es la Plaza de la Independencia.


En un lateral se encuentra la Catedral. No entré, así que no puedo decir como es por dentro pero por fuera no llama mucho la atención.


Una cosa que sí nos llamó bastante la atención fue la cantidad de perros sueltos que andaban por la calle.


Realmente parecía ser un problema para la ciudad y según nos comentaron, así era ya que había bastantes casos de mordeduras y yo supongo que también de sanidad. Es algo ya bastante aceptado en la ciudad y mucha gente les da de comer, así que es complicado darle una solución al problema. La anterior foto está tomada en una plaza al lado del edificio de los tribunales.


El edificio es realmente curvo, no es problema de la panorámica, de verdad. Al sur del centro, a los pies de un cerro, se encuentra el Parque Ecuador, el cual no estaba mal para dar un paseo.


Se podía subir un poco hacia el cerro pero se me hacía algo tarde para volver al hotel antes de que nos fueran a buscar para cenar y además no me dio muy buena espina.

Cerca del centro también está la Universidad de Concepción, que a fin de cuentas era donde íbamos. Al parecer, está considerada como la tercera universidad del país y la mejor fuera de la capital.


Otra cosa que me llamó mucho la atención fue la cantidad de autobuses que había, todos ellos muy viejos y pequeños. Cuando le pregunté al jefe de allí, me dijo que al parecer el gremio de los autobuses es muy fuerte y no quieren cambiar la flota. También había un proyecto para poner un tranvía pero eso les quitaría clientela. Además, hay un sistema bastante curioso de taxis que hacen las mismas líneas que los autobuses, con el mismo precio que el billete normal. No se desvían de la ruta y, aunque no estoy seguro ahora, se puede subir cuando se quiera. Al parecer, hay que tener cuidado en qué sitio se sienta uno porque si te toca en el medio atrás, bajarte puede ser complicado.

Como se puede ver en las anteriores fotos, el tiempo nos respetó bastante, aunque algún día nos llovió. También se puede pensar que no estábamos en invierno, como realmente correspondía en el hemisferio sur siendo agosto. Para mostraros que de verdad estábamos en invierno, os voy a poner la siguiente foto de un sitio al que fuimos a pasar una noche.


Esto es en las montañas hacia el interior, más o menos a la misma altura que Concepción. Supongo que hablar de interior en Chile no tiene mucho sentido, teniendo en cuenta lo estrecho que es el país. El sitio se llamaba Termas de Chillán que, como su propio nombre indica, está relativamente cerca de Chillán, una ciudad que creo que fue capital al principio de la colonización española, y además es un centro termal y de esquí. Se encuentra cerca de los volcanes conocidos como Nevados de Chillán, que están activos. Lo malo es que tuvimos bastante mal tiempo y no pudimos ver los volcanes. Algo que me pareció bastante curioso y que nunca había visto es que de la que subíamos había gente en la carretera que ofertaba alquiler de cadenas para el coche, cosa que tuvimos que hacer y fue un acierto puesto que la noche que pasamos allí nevó bastante, como podéis ver en la foto anterior.

El hotel donde pasamos esa noche estaba muy bien, es lo bueno que tiene ir con el jefe, que como no te pueden dejar por ahí tirado (bueno, sí que podrían pero, por suerte, no fue el caso) te llevan con ellos a buenos sitios. Aquí va una muestra del interior.


También se podía uno dar un baño en la piscina termal, al estilo de los onsen japoneses, aunque aquí la piscina era mixta y había que llevar ropa encima.


La foto está tomada de noche y de lejos, así que no se ve nada, pero os aseguro que la piscina estaba donde se ve la luz a través de los ventanales de cristal de la derecha. Además, había una piscina exterior en la que pudimos bañarnos cayendo la nieve sobre nosotros. Otra diferencia con los onsen es que la temperatura era mucho más moderada y se podía estar dentro más tiempo.

De vuelta ya en Concepción, un día nos acercamos a Dichato, un pueblo costero cercano y que resultó muy dañado por el tsunami de 2010.


Allí comimos en un restaurante que había sido destruido completamente. Como no podía ser de otra manera, tengo que poner algo de comida. Chile es famoso por su pescado, así que aquí va una foto de un Congrio a lo Pobre.


Como suele pasar, a lo Pobre suele significar con alto nivel de calorías, en este caso, congrio rebozado con huevos fritos, patatas fritas y cebolla pochada. Estaba muy bueno, os lo aseguro. Lo malo es que esa misma noche el jefe nos quiso llevar a un restaurante de comida típica de la Patagonia chilena donde la especialidad era cordero a la estaca.


Bueno, al menos pongo la ensalada en primer término, para que el cordero parezca menos. Lo malo es que entre el congrio del mediodía y el tamaño del cordero, tuve que renunciar a comer parte del frito de verduras del acompañamiento… si es que tanto tofu aquí no me deja ser el que era. El restaurante se encontraba en San Pedro de la Paz, al sur de Concepción, al otro lado del río Bio Bio, y tenía unas buenas vistas, aunque de noche la foto no es muy buena (con poco tiempo y sin trípode no se puede hacer mucho).


Al día siguiente ya había que volver, así que nos dio tiempo a poca cosa. Eso sí, como no pudimos ver los volcanes de los que hablé más arriba, elegí los asientos del avión de manera que pudiéramos mirar hacia el este y el resultado fue el siguiente.


Lo sé, no se ve muy bien, pero sí que se puede distinguir la silueta del volcán. Una buena despedida del país, siguiendo el cinturón de fuego de vuelta a Japón, ya sabéis, muchas horas más de avión, tren, autobús y taxi.

Y hasta aquí puedo contar. Un viaje rápido sin mucho tiempo para hacer cosas o visitar sitios, pero sí lo suficiente como para hacerse una idea del país y querer volver algún día para conocerlo mejor.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

jueves, 15 de agosto de 2013

...sigue la línea de fuego (I)

Hace unos meses mi jefe me comentó que tenía que hacer un viaje a Chile con un proyecto que tiene con un profesor de la Universidad de Concepción, un antiguo amigo suyo, y me dijo, medio en broma, que me iba a llevar con él para hacerle de traductor. Yo no me lo tomé muy en serio primero porque los jefes suelen cambiar de parecer muy rápido y segundo porque el hombre no necesita de nadie, tiene experiencia más que de sobra para andar por el mundo. El caso es que hace un par de meses me lo volvió a decir, luego lo canceló y hace algo más de un mes volvió a decirme que iba a ir y que me quería llevar. En resumen, que el domingo día 4 salimos de Sendai rumbo a Concepción.

Por supuesto, no hay vuelo directo a Chile desde Japón, así que tuvimos que coger dos trenes para llegar a Narita (uno de los aeropuertos de Tokio), y de ahí en avión a Los Ángeles, luego a Dallas, de ahí a Santiago y finalmente otro vuelo a Concepción, recorriendo de esta manera buena parte del Cinturón de Fuego del Pacífico. Llegamos el lunes a mediodía (hora local).

En Los Ángeles no teníamos mucho tiempo para cambiar de terminal y pasar todos los controles de seguridad, inmigración y aduanas americanos, así que llevamos nada más que equipaje de mano por si acaso no llegábamos al siguiente vuelo. Cuando estaba llegando a Los Ángeles tomé esta foto de la costa.



Intenté encontrar al mítico Mitch Buchannon corriendo por la playa (a cámara lenta con un montón de socorristas, operadas ellas y hormonados ellos) pero no tuve suerte. En la siguiente parada, en Dallas (un aeropuerto grande pero relativamente cómodo), tuvimos más tiempo, así que no pude reprimirme y tuve que comer algo de comida tex-mex, aquí van unos burritos.


Allí ya empezaba a sentirme un poco más como en casa puesto que ya se veían muchas señales, anuncios por megafonía y gente hablando en castellano.

El siguiente vuelo, hasta Santiago, fue uno de los peores en los que haya estado. Diez horas en un avión muy antiguo, poca limpieza, mala comida, auxiliares de vuelo (antes conocidos como azafatos) poco amables y, lo que es peor, sin pantalla individual. Normalmente, para viajes tan largos, las compañías aéreas han ido instalando pequeñas pantallas en los reposacabezas de los asientos. Suelen ofrecer películas, series, juegos y otras cosas. En mi caso, suelo ver películas para pasar el rato y, normalmente, el catálogo es amplio y se puede controlar la reproducción. Sin embargo, con American Airlines, esto no es posible. En el primer vuelo, de Narita a Los Ángeles, la pantalla era muy pequeña, el catálogo muy reducido y no se podía controlar la reproducción, pero al menos se podía ver algo. Sin embargo, en el vuelo entre Dallas y Santiago, no había pantalla individual y sólo pusieron una película en las pantallas (que tampoco eran gran cosa) con un sonido pésimo. El vuelo de vuelta fue un poco mejor, pero no mucho. Mi jefe iba en business class, así que a él le fue un poco mejor. Al parecer, les dieron una especie de tableta con películas y demás… aún hay clases. La verdad, no me extraña que estas compañías estén perdiendo mercado frente a las compañías asiáticas, la calidad es totalmente diferente. Supongo que este tipo de vuelos no les interesen mucho a los americanos, pero si no lo cuidan, seguirán bajando. Hasta el vuelo entre Santiago y Concepción (destino de nuestro viaje), en una compañía chilena, era muchísimo mejor.
Tras un montón de horas de viaje, llegamos a Concepción. No puedo hablar mucho de Chile desde un punto de vista turístico puesto que el propósito del viaje era profesional, más para el jefe, ya que en mi caso, en palabras de él y del jefe de Chile, yo era su “guardaespaldas y traductor”… bueno, no me quejo, me pagaron el viaje y era la primera vez que estaba en América, tanto norte, como sur.

Voy a dividir el viaje en al menos un par de entradas para que no me quede una entrada muy larga. Tan solo un poco de información sobre Concepción. Se encuentra a unos 500 km al sur de Santiago y es la segunda ciudad más grande de Chile. Por la forma del país, éste se divide en 12 regiones de norte a sur, siendo Concepción la capital de la octava, Biobío.

Al parecer, esta es de las regiones más pobres del país y, la verdad, se nota. Había mucho chabolismo incluso muy cerca del centro de la ciudad. Se nota que es un país al que le queda mucho por ir saliendo adelante, con muchas diferencias de clases. Nunca me sentí en peligro pero sí que nos comentaron que no era aconsejable acercarse a ciertos sitios durante la noche. Pero bueno ¿qué ciudad en el Mundo no tiene un barrio peligroso? Mi problema es que vivo en Japón, uno de los países más seguros del Mundo y cualquier sitio puede parecer peligroso en comparación.

La principal industria es la forestal aunque también tienen otras cosas. Como anécdota, me gustaría contaros una historia que nos contó el profesor de allí. Resulta que montaron una siderúrgica en la zona cuando descubrieron yacimientos de carbón. Para la elaboración del acero se necesita coque, el cual se prepara a partir de carbón. Al parecer, enviaron a EEUU a un hombre a hacer una tesis doctoral sobre la calidad del carbón de la zona para preparar coque, pero montaron primero la planta. Tras unos años de estudios, las conclusiones de la tesis fueron que la calidad del carbón no era adecuada para la industria siderúrgica… la verdad, no sé qué fue del hombre aquel, pero si hubiera sido yo me hubiera planteado no volver nunca al país. El caso es que ahora traen carbón de fuera para poder utilizar la planta que montaron.

Por otro lado, Sendai y Concepción se parecen un poco. Como dije antes, ambas están en el Cinturón de Fuego, por lo que los terremotos son algo habitual. En 2010, uno de los terremotos más fuertes registrados en la historia tuvo lugar al norte de Concepción. No sólo fue el terremoto, si no que también hubo un tsunami, al igual que ocurrió en 2011 en Sendai. Allí el número de muertos fue menor aunque la destrucción debida al terremoto fue mayor.

No sentí ningún terremoto fuerte durante mi estancia allí pero sí alguna vibración leve, menos mal. Si a esto sumamos que estuve en Los Ángeles durante unas horas, se puede concluir que me gusta jugar con fuego… lo sé, lo sé, es un juego de palabras muy fácil, pero alguien lo tenía que hacer.

De momento lo dejo aquí, que ha sido mucha letra y poca chicha. Prometo más fotos en la siguiente entrada.

Besos para ellas y abrazos para ellos.