sábado, 27 de marzo de 2010

...come bollo de Pascua

Mañana vuelvo a Oviedo para pasar una semana en casa, a ver si recargo un poco las pilas.

Cuando estaba pensando en qué escribir en esta entrada, me dije que no iba a soltar uno de mis monólogos en los que suelto alguna tontería sentimentaloide. Simplemente hablaría de los bollos de Pascua de mi madre y lo bien que saben remojados en un gran tazón de chocolate. Sin embargo, me dio por abrir el archivo de la entrada que colgué justo antes de irme a casa por Navidad, ya que el tema iba a ser parecido. El caso es que me di cuenta que esta entrada hace la número 13 de este año, el mismo número de entradas que escribí antes de Navidad. Esto quiere decir que he escrito tantas entradas en estos tres últimos meses como en los dos anteriores, así que parece que mi vida aquí está siendo menos interesante a medida que pasa el tiempo.

En fin, habrá que hacer algo al respecto, pero tendrá que ser dentro de un par de semanas. Por el momento me voy a centrar en esos bollos de pan dulce y ver si puedo convencer a mi madre de que me haga unos frixuelos, ya que me los perdí en carnavales.

Que paséis una buena Semana Santa.

Besos y abrazos para todos.

jueves, 25 de marzo de 2010

...visita una villa romana

Iba a comentar lo que hice el fin de semana anterior, pero como no fue gran cosa, ya que me quedé en la ciudad donde estoy viviendo, y queda poco para este fin de semana, no me iba a dar tiempo a escribir lo del último. Así que, me voy a saltar una semana.

La semana pasada no tenía muy claro dónde podía ir, ya que los sitios más interesantes que encontraba a una distancia razonable o bien ya los había visitado, o bien no me apetecía demasiado. Por ejemplo, tengo pendiente la visita a Windsord, pero como estuve hace poco en Hampton Court, no tenía ganas de ver más palacios ingleses de momento.

Aquí tengo que hacer un pequeño inciso, y es que cuando fui a Stonehenge me hice socio de English Heritage (una especie de asociación cultural inglesa), ya que hacen descuentos en muchos sitios que me apetece ir a visitar en algún momento. Con la cartilla de socio me dieron un mapa de los posibles sitios a visitar, y encontré algo más o menos interesante, que fue la villa romana de Fishbourne. Entre otras cosas, me decidí a ir allí porque seguro que no me iba a encontrar referencias a Enrique VIII, ya que estaba un poco harto de verlo por todos los sitios a los que iba.

Esta villa esta situada cerca de la costa sur de Inglaterra, a escasa distancia de la ciudad de Chichester. Se trata de uno de los primeros asentamientos romanos en Britannia y la mayor de las villas romanas encontradas en esta isla hasta la fecha. Las primeras construcciones datan de la época de la invasión romana en 43 d.C. y la posterior construcción del palacio de finales del siglo I, aunque hay aportaciones posteriores, hasta el siglo III. La última remodelación del palacio es una tubería de agua que lo atraviesa en diagonal, gracias a la cual se encontraron los restos del asentamiento romano en los años sesenta del siglo XX.

En el recinto hay un pequeño museo con información de las distintas épocas y estados de crecimiento de la villa. No es especialmente interesante, pero se estaba bien dentro, ya que fuera caía la típica llovizna inglesa. Lo mejor conservado de todo es lo que se correspondería con el ala norte de la antigua villa, la cual está techada por completo. Aquí se conservan varios mosaicos entre los que destaca este.

Se trata de una imagen de Cupido con su tridente montando un delfín y rodeado por caballos y panteras de mar.

Tras salir de este sitio, me acerqué a Chichester. Esta es una ciudad pequeña, muy parecida a las que me he encontrado hasta ahora. Como en otras, lo más interesante es su catedral, en este caso de origen normando.

La foto no es gran cosa porque no pude encontrar un ángulo desde el cual sacarla completa como es debido. La torre que se ve a la derecha es el campanario, el cual, según la guía, es el único de Inglaterra que se puede ver desde el mar.

No muy lejos de la catedral, en el cruce de dos calles bastante comerciales, se encuentra el Market Cross de estilo Tudor, el cual es muy parecido al que hay en Salisbury.

Una cosa que me llamó la atención en esta ciudad fue que había dos iglesias reconvertidas. Una de ellas es una librería eclesiástica, lo cual entra dentro de lo razonable, dado que la quietud de una iglesia puede incitar a la lectura, y si es religiosa, con mayor razón. Pero la otra ahora es un pub… tal vez exista alguna relación que se me escapa. Ahora sólo se me ocurre aquello de “El que bebe, se emborracha; quien se emborracha, duerme; quien duerme no peca; quien no peca va al cielo; pues entonces, bebamos”. No sé si era así, pero la esencia es esa.

Aprovechando que Chichester se encuentra muy cerca de la costa, incluso hay un canal que llega hasta el mar, me acerqué hasta una playa. Esta zona entre Southampton, Portsmouth y Chichester es muy llana debido a que se formó por sedimentación. Incluso he leído que Chichester y la villa romana de Fishbourne estaban casi a orillas del mar, pero que este se alejó debido a la sedimentación. El caso es que las playas que vi eran bastante largas, tanto que, debido al día nublado, no se distinguía el final.

Después de echar una nostálgica mirada al sur, tratando de ver a través de Francia, volví con el pequeño Todoroku hacia Guildford para terminar de pasar el fin de semana.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

lunes, 22 de marzo de 2010

...pasa un fin de semana en Londres

Vaya, de nuevo hace mucho tiempo que no escribía aquí. De nuevo tengo mis buenas razones… en realidad no son buenas, se trata de trabajo, así que no pueden serlo. El caso es que las dos últimas semanas he estado muchas horas delante del ordenador con cosas del trabajo y cuando llegaba a la casa lo que menos me apetecía era ponerme delante del portátil a escribir.

Después de soltar el rollo de mi vida, voy con la entrada. Me temo que no estoy demasiado inspirado, así que será corta.

Hace un par de semanas, Bea e Isa, una compañera de mi antiguo trabajo, se vinieron a pasar el fin de semana en Londres, así que me fui a acompañarlas. De manera que pasé un fin de semana muy agradable.

No es que haya visitado muchas cosas que no hubiera visto antes, pero sí que estuve en algún sitio interesante. El sábado por la mañana Bea y yo nos acercamos hasta un sitio que llaman Little Venice (La pequeña Venecia). Se trata de un lugar en el que confluyen los canales de Grand Union y Regent y se forma un pequeño lago, situado en el distrito de Maida Vale.

Se trata de un sitio bastante tranquilo, por lo menos en esta época del año en la que las barcazas turísticas no trabajan mucho. Desde aquí se puede llegar hasta Camdem, donde está el famoso mercado del que precisamente hablaré a continuación, siguiendo este canal, el Grand Union.

En esta foto se pueden ver las típicas barcazas que se pueden ver en muchos de los canales que existen en Inglaterra. Para mí, este tipo de barcazas son símbolo de vida bohemia ¿Quién no ha fantaseado alguna vez con dejarlo todo y hacerse a la mar en un velero? Pues bien, en mi caso, después de la odisea en el ferry que me trajo a estas tierras, me dije que el mar no es lo mío. Sin embargo, estos canales parecen bastante más tranquilos, así que yo cambiaría el velero por una de estas barcazas. Ahora sólo me queda buscar un trabajo que me permita hacerlo. En fin, habrá que seguir soñando a falta de otra cosa.

El resto de la mañana y parte de la tarde, lo pasamos dando un paseo por el centro, entre Oxford Street, Regent Street, Picadilly Circus, el Soho… Al final del día, fuimos hasta la zona del Tower Bridge, donde llevé a cenar a las chicas al mismo sitio donde me había llevado Mario cuando estuvo haciéndome una visita en noviembre del año pasado.

Al día siguiente con unos amigos de Isa, fuimos hasta el barrio de Camdem, donde hay un montón de tiendas de todo tipo. Se puede encontrar casi de todo, especialmente de ropa, pero también de comida, artesanía o bisutería entre otras cosas. Las tiendas están repartidas principalmente a lo largo de una calle, Camdem High Street. Además de las tiendas de las calles están los mercados, que vienen a ser un amasijo de tiendas en un mismo sitio. Entramos en uno de los más grandes, el Stables Market, el cual creo que era, como su propio nombre indica, un antiguo establo, aunque no estoy seguro.

Se trata de un laberíntico mercado, donde las tiendas están repartidas en varios niveles y en lo que parecen los antiguos cubículos de los caballos.

Podría seguir contando cosas sobre las tiendas en las que entramos, pero no tengo muchas fotos, así que me resultaría muy difícil explicar exactamente lo que se puede encontrar uno en este sitio. No me suele gustar ir de tiendas, pero creo que merece la pena darse una vuelta por este sitio, aunque no se compre nada, se puede ver un poco de todo. También se puede hacer un estudio psicológico de las distintas tribus urbanas, porque todas tienen cabida aquí.

Tras dejar el mercado, nos fuimos hasta la zona de Buckingham Palace, donde dimos un paseo por el Green Park y el St James Park. Ya era casi de noche, con lo que apenas hice fotos en esta zona. Además, yo ya la conocía y probablemente volveré más veces, así que ya intentaré poner fotos más adelante.

Después de dar este paseo nos fuimos a cenar comida de pub, es decir, unas hamburguesas. Luego yo me despedí, ya que tenía que volver a Guildford.

En resumen, un fin de semana en buena compañía, lo cual es muy agradable y escaso en estos tiempos.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

viernes, 5 de marzo de 2010

...se reúne en Brighton

Aunque alguno no se lo crea, estoy en Inglaterra por trabajo. Bueno, en realidad es por rellenar espacio entre las visitas a palacios, castillos y museos. No me voy a poner a explicar en qué consiste mi trabajo, porque no creo que sea de demasiado interés, pero esto me da pie para empezar con la entrada de hoy.

La semana pasada tuve que asistir a una reunión de uno de los proyectos en los que está involucrada la empresa para la que trabajo. Se trata de un proyecto bastante grande, con varias universidades y empresas de toda Europa, y lo que es aún más importante, mi sueldo sale de la financiación de ese proyecto.

De esta manera, el jueves pasado fui con mi jefe y otro de los empleados a Brighton, una ciudad situada en la costa sur de Inglaterra, donde se celebraba la reunión, la cual se extendió hasta la tarde del viernes.

No me dio tiempo a hacer turismo, pero sí que puedo contar algunas anécdotas medianamente interesantes. Mi intención era de quedarme allí hasta el sábado y volver en tren a Guildford, pero el mal tiempo que hizo el jueves por la noche me hizo cambiar de opinión.

El jueves por la noche fuimos a cenar a un restaurante francés. Durante la cena, me senté al lado de un profesor de una universidad sueca. Durante la conversación, el hombre me preguntó si tenía que conducir para ir a trabajar, a lo que le contesté que sí y que además me había traído el coche de España (homenaje al pequeño Todoroku). Entonces él me dijo que sabía lo que era conducir por la izquierda, ya que, al parecer, en Suecia se conducía por la izquierda hasta los años setenta u ochenta. Pero lo curioso es que el volante lo llevaban igualmente a la izquierda. Seguro que alguien podrá corregirme, pero creo que en algún sitio leí que, en los inicios del automóvil, en todo el mundo se conducía con el volante a la derecha y que luego fuimos el resto de los europeos los que cambiaron, no tengo claro por qué, y los ingleses se quedaron con la posición original. No sé si esto es cierto, pero les pega a los ingleses, con su afán por mantener cualquier tipo de tradición a toda costa.

El viernes por la mañana, tras terminar mi desayuno rápidamente, salí un momento fuera del hotel aprovechando que estaba al lado del paseo marítimo, uno de los principales atractivos de la ciudad. Según parece, Brighton era un pequeño pueblo de pescadores hasta que un médico del siglo XVIII empezó a recomendar los baños de mar. Por aquel entonces, los vuelos baratos a Alicante y Canarias todavía no funcionaban, así que la gente lo que hacía era bajarse lo más al sur que podían en la isla. De esta manera, Brighton creció y ahora es una ciudad con dos universidades, lo cual le imprime un cierto carácter multicultural.

En mi breve paseo, de menos de diez minutos, me dio tiempo a hacer estas fotos.


Se trata de dos embarcaderos ganados al mar. La primera imagen es del West Pier, el cual se construyó en 1866, pero en 1970 resultó dañado por una tempestad y, según el compañero con el que fui a Brighton, por un incendio. Desde entonces está abandonado, dando un pequeño toque de decadencia de esta ciudad como centro de vacaciones estivales.

La segunda fotografía es del Palace Pier, construido en 1899. Es una especie de símbolo de la ciudad, el cual no deja de ser un centro de ocio, con restaurantes, bares, salas de juego y un pequeño parque de atracciones.

Después de esta pequeña excursión, volví al hotel y, con mi jefe y mi compañero, fuimos a la segunda parte de la reunión. No voy a contar nada sobre la misma, ya que podría ser muy aburrido. Tan solo decir que tuve que dar una charla sobre el trabajo que estoy haciendo. Mi primera presentación en inglés y tenía más público que para la presentación de la defensa de tesis. La verdad es que me salió mejor de lo que me esperaba, lo cual no quiere decir mucho. Tal vez tuviera razón uno de los profesores que tuve en mi tribunal de tesis, quien me dijo que, por mi forma de hablar en público, podría ser presentador de informativos en televisión. En aquel momento no supe cómo tomarme aquel comentario, pero ahora me doy cuenta de que es casi tan importante saber presentar los resultados obtenidos de una manera adecuada como los resultados en sí mismos. Esto me ha servido en esta ocasión ya que mi presentación no tenía mucha sustancia; pero aplicando esta teoría al día de mi tesis, aquel profesor me estaba diciendo que mis resultados no eran gran cosa. Habrá que sacar el lado positivo del asunto… cuando lo encuentre, os lo comento.

El fin de semana se presentó bastante regular en cuanto al tiempo, con lo cual me quedé en la casa, durmiendo y preparando comida para la semana.

Besos para ellas y abrazos para ellos.