Iba a comentar lo que hice el fin de semana anterior, pero como no fue gran cosa, ya que me quedé en la ciudad donde estoy viviendo, y queda poco para este fin de semana, no me iba a dar tiempo a escribir lo del último. Así que, me voy a saltar una semana.
La semana pasada no tenía muy claro dónde podía ir, ya que los sitios más interesantes que encontraba a una distancia razonable o bien ya los había visitado, o bien no me apetecía demasiado. Por ejemplo, tengo pendiente la visita a Windsord, pero como estuve hace poco en Hampton Court, no tenía ganas de ver más palacios ingleses de momento.
Aquí tengo que hacer un pequeño inciso, y es que cuando fui a Stonehenge me hice socio de English Heritage (una especie de asociación cultural inglesa), ya que hacen descuentos en muchos sitios que me apetece ir a visitar en algún momento. Con la cartilla de socio me dieron un mapa de los posibles sitios a visitar, y encontré algo más o menos interesante, que fue la villa romana de Fishbourne. Entre otras cosas, me decidí a ir allí porque seguro que no me iba a encontrar referencias a Enrique VIII, ya que estaba un poco harto de verlo por todos los sitios a los que iba.
Esta villa esta situada cerca de la costa sur de Inglaterra, a escasa distancia de la ciudad de Chichester. Se trata de uno de los primeros asentamientos romanos en Britannia y la mayor de las villas romanas encontradas en esta isla hasta la fecha. Las primeras construcciones datan de la época de la invasión romana en 43 d.C. y la posterior construcción del palacio de finales del siglo I, aunque hay aportaciones posteriores, hasta el siglo III. La última remodelación del palacio es una tubería de agua que lo atraviesa en diagonal, gracias a la cual se encontraron los restos del asentamiento romano en los años sesenta del siglo XX.
En el recinto hay un pequeño museo con información de las distintas épocas y estados de crecimiento de la villa. No es especialmente interesante, pero se estaba bien dentro, ya que fuera caía la típica llovizna inglesa. Lo mejor conservado de todo es lo que se correspondería con el ala norte de la antigua villa, la cual está techada por completo. Aquí se conservan varios mosaicos entre los que destaca este.
Se trata de una imagen de Cupido con su tridente montando un delfín y rodeado por caballos y panteras de mar.
Tras salir de este sitio, me acerqué a Chichester. Esta es una ciudad pequeña, muy parecida a las que me he encontrado hasta ahora. Como en otras, lo más interesante es su catedral, en este caso de origen normando.
La foto no es gran cosa porque no pude encontrar un ángulo desde el cual sacarla completa como es debido. La torre que se ve a la derecha es el campanario, el cual, según la guía, es el único de Inglaterra que se puede ver desde el mar.
No muy lejos de la catedral, en el cruce de dos calles bastante comerciales, se encuentra el Market Cross de estilo Tudor, el cual es muy parecido al que hay en Salisbury.
Una cosa que me llamó la atención en esta ciudad fue que había dos iglesias reconvertidas. Una de ellas es una librería eclesiástica, lo cual entra dentro de lo razonable, dado que la quietud de una iglesia puede incitar a la lectura, y si es religiosa, con mayor razón. Pero la otra ahora es un pub… tal vez exista alguna relación que se me escapa. Ahora sólo se me ocurre aquello de “El que bebe, se emborracha; quien se emborracha, duerme; quien duerme no peca; quien no peca va al cielo; pues entonces, bebamos”. No sé si era así, pero la esencia es esa.
Aprovechando que Chichester se encuentra muy cerca de la costa, incluso hay un canal que llega hasta el mar, me acerqué hasta una playa. Esta zona entre Southampton, Portsmouth y Chichester es muy llana debido a que se formó por sedimentación. Incluso he leído que Chichester y la villa romana de Fishbourne estaban casi a orillas del mar, pero que este se alejó debido a la sedimentación. El caso es que las playas que vi eran bastante largas, tanto que, debido al día nublado, no se distinguía el final.
Después de echar una nostálgica mirada al sur, tratando de ver a través de Francia, volví con el pequeño Todoroku hacia Guildford para terminar de pasar el fin de semana.
Besos para ellas y abrazos para ellos.
La semana pasada no tenía muy claro dónde podía ir, ya que los sitios más interesantes que encontraba a una distancia razonable o bien ya los había visitado, o bien no me apetecía demasiado. Por ejemplo, tengo pendiente la visita a Windsord, pero como estuve hace poco en Hampton Court, no tenía ganas de ver más palacios ingleses de momento.
Aquí tengo que hacer un pequeño inciso, y es que cuando fui a Stonehenge me hice socio de English Heritage (una especie de asociación cultural inglesa), ya que hacen descuentos en muchos sitios que me apetece ir a visitar en algún momento. Con la cartilla de socio me dieron un mapa de los posibles sitios a visitar, y encontré algo más o menos interesante, que fue la villa romana de Fishbourne. Entre otras cosas, me decidí a ir allí porque seguro que no me iba a encontrar referencias a Enrique VIII, ya que estaba un poco harto de verlo por todos los sitios a los que iba.
Esta villa esta situada cerca de la costa sur de Inglaterra, a escasa distancia de la ciudad de Chichester. Se trata de uno de los primeros asentamientos romanos en Britannia y la mayor de las villas romanas encontradas en esta isla hasta la fecha. Las primeras construcciones datan de la época de la invasión romana en 43 d.C. y la posterior construcción del palacio de finales del siglo I, aunque hay aportaciones posteriores, hasta el siglo III. La última remodelación del palacio es una tubería de agua que lo atraviesa en diagonal, gracias a la cual se encontraron los restos del asentamiento romano en los años sesenta del siglo XX.
En el recinto hay un pequeño museo con información de las distintas épocas y estados de crecimiento de la villa. No es especialmente interesante, pero se estaba bien dentro, ya que fuera caía la típica llovizna inglesa. Lo mejor conservado de todo es lo que se correspondería con el ala norte de la antigua villa, la cual está techada por completo. Aquí se conservan varios mosaicos entre los que destaca este.
Se trata de una imagen de Cupido con su tridente montando un delfín y rodeado por caballos y panteras de mar.
Tras salir de este sitio, me acerqué a Chichester. Esta es una ciudad pequeña, muy parecida a las que me he encontrado hasta ahora. Como en otras, lo más interesante es su catedral, en este caso de origen normando.
La foto no es gran cosa porque no pude encontrar un ángulo desde el cual sacarla completa como es debido. La torre que se ve a la derecha es el campanario, el cual, según la guía, es el único de Inglaterra que se puede ver desde el mar.
No muy lejos de la catedral, en el cruce de dos calles bastante comerciales, se encuentra el Market Cross de estilo Tudor, el cual es muy parecido al que hay en Salisbury.
Una cosa que me llamó la atención en esta ciudad fue que había dos iglesias reconvertidas. Una de ellas es una librería eclesiástica, lo cual entra dentro de lo razonable, dado que la quietud de una iglesia puede incitar a la lectura, y si es religiosa, con mayor razón. Pero la otra ahora es un pub… tal vez exista alguna relación que se me escapa. Ahora sólo se me ocurre aquello de “El que bebe, se emborracha; quien se emborracha, duerme; quien duerme no peca; quien no peca va al cielo; pues entonces, bebamos”. No sé si era así, pero la esencia es esa.
Aprovechando que Chichester se encuentra muy cerca de la costa, incluso hay un canal que llega hasta el mar, me acerqué hasta una playa. Esta zona entre Southampton, Portsmouth y Chichester es muy llana debido a que se formó por sedimentación. Incluso he leído que Chichester y la villa romana de Fishbourne estaban casi a orillas del mar, pero que este se alejó debido a la sedimentación. El caso es que las playas que vi eran bastante largas, tanto que, debido al día nublado, no se distinguía el final.
Después de echar una nostálgica mirada al sur, tratando de ver a través de Francia, volví con el pequeño Todoroku hacia Guildford para terminar de pasar el fin de semana.
Besos para ellas y abrazos para ellos.
... y allí donde vayas, seguro que ya estuvieron... ¡nuestros amigos, los romanos! Mira que cunden. Nosotros sólo pudimos visitar Bath y hay que ver qué buenos fontareros tenían. Me gustaría saber qué harían si se estropeaba el caldarium y el fontanero te torea todo el invierno y te deja sin calefacción y sin agua caliente... ¡y estoy que echo chispas! ¡A los leones!, seguro.
ResponderEliminarPor cierto no sabía que representaban a Cupido también con tridente como a Neptuno, pero sí, sin barba y con las alitas, no hay confusión posible. ¡Ojo, que pincha!
Besicos faticos.
Jorge y Sara.
Para ser que no tenías mucho que decir, o eso dabas a entender al principio, te ha salido una entrada muy chula.
ResponderEliminarEspero que te quede algo por visitar para cuando vaya.
Por cierto la foto está muy bien.
Ánimo, que la semana que viene tocan casadielles, fabada, torrijas y arroz con leche. ¡Ay, qué envidia!
Abrazos