Ya escribí en muchas ocasiones sobre congresos. Tengo que reconocer que,
aunque he tenido que cambiar desde que estoy fuera, me cuesta mucho socializar.
Así que para mí los congresos están bien, porque se pueden ver cosas diferentes,
y enterarse de lo que se cuece por el mundo, pero no me gustan demasiado. Lo
bueno que tienen es que, si hay suerte, permiten juntarse con viejos conocidos,
y conocer sitios nuevos o revisitar algunos.
El pasado diciembre estuve en Osaka para el congreso anual del grupo
japonés del carbono, también conocido como Tanso.
Tanso se escribe en kanji como炭素. El primer kanji, 炭, significa carbón. Este kanji contiene el 山, yama, que
significa montaña, y el 火, hi, que significa fuego. Así que el
carbón, según mi interpretación, viene a ser algo como el fuego que se encuentra dentro de la montaña. Para alguien de
Asturias, y con familiares y amigos que trabajaron en la mina en distintos
puestos, esto tiene todo el sentido del mundo. El segundo kanji, 素, significa elemental,
y se utiliza para nombrar los elementos de la tabla periódica. Así que al
final, tanso viene a ser el carbón elemental, lo que tiene bastante
lógica.
De vuelta al tema congresos, aunque en este caso ya conocía Osaka, siempre
se puede descubrir algo. Además, al ser un congreso nacional en Japón, quitando
unas pocas charlas, el resto son en japonés. De momento, mi nivel no me permite
enterarme de todo, y mucho menos de unas charlas sobre materiales de carbono,
aunque se pueden seguir más o menos si se sabe un poco del tema en particular.
Lo que quiero decir es que siempre se puede uno escapar. Por otro lado, mi
jefe, que es el presidente del Grupo Japonés del Carbono, invitó a una chica
española para dar una charla en el congreso, así que me tocó hacer un poco de
anfitrión en el país cuando los jefazos y jefecillos no podían atenderle.
De Osaka ya hablé en otras entradas,
pero al ser una ciudad tan grande, siempre se encuentran cosas interesantes.
Dando una vuelta de noche, buscando un sitio donde cenar, me encontré con un
par de restaurantes españoles.
Éste está claro que era español.
El segundo, por el nombre, podría ser una taberna vasca, pero se
autodenomina marisquería, que podría ser gallega, claro que en el menú hay de
todo.
Desde paella a vieiras pasando por una sopa de ajo. Al menos no tenían como
recomendación carpaccio, como tengo
visto en un restaurante español en Sendai. Eso sí, que no falte el jamón
serrano.
Pero lo que me llamó más la atención fue lo siguiente.
Un trozo de la tierra en bolsa…
Por supuesto, aquel día yo no cené en ninguno de estos restaurantes. Y
hablando de comida, que ya sabéis que es algo importante para mí, el invierno
es la temporada del fugu o pez globo,
sí, el que se supone que es venenoso. Al parecer, casi todos los años hay algún
caso de muerte por envenenamiento con fugu.
Para poder servir este manjar hay que tener una preparación especial y un
permiso oficial. En algún sitio creo que leí que lo ideal es dejar un poco de
veneno para que se note en los labios al comer el pescado, pero no estoy seguro
de ello, aunque no me extrañaría que haya algún esnob por ahí que quiera
arriesgarse. En los últimos años han conseguido desarrollar un fugu prácticamente libre de veneno y
probablemente la mayor parte de lo que se vende a un precio más normal sea de
este tipo. De todas maneras, el veneno se encuentra sólo en ciertas partes y el
resto es más seguro. Dicen que el fugu
de la zona suroeste de Japón es el mejor, así que una noche fuimos a cenar este
pescado. Creo que quizá nos pasamos un poco ya que el menú que elegimos estaba
constituido entero a base de fugu. Me
dijeron que era fugu de verdad, con
veneno, pero por el precio y la cantidad, yo lo dudo bastante.
Lo de la izquierda creo recordar que era algo de cartílago y lo de la
derecha son los testículos. Lo que tiene uno que comer para poder contar algo aquí.
Esto es un rebozado, vamos, fugu a la
gabardina.
Éste es el plato más típico de fugu,
sashimi (pescado crudo) cortado muy
fino, casi transparente. En realidad, no tiene mucho sabor. Yo creo que se come más por el tema del veneno y por la textura, pero quizá sea porque no lo sé apreciar bien.
Esto es nabe de fugu. Normalmente llevan los
ingredientes en una bandeja y uno se tiene que hacer la comida encima de la
mesa. El pescado era tan fresco que cuando trajeron los ingredientes, los
trozos de pescado aún se estaban moviendo. En estos restaurantes, mantienen los
peces vivos en peceras hasta el momento de preparar los platos. Al terminar de
comer la chicha, nos trajeron arroz para echarlo en el caldo.
Como digo, el menú era todo a base de fugu,
hasta en la bebida.
Se trata de atsukan (sake caliente) con una aleta de fugu tostada dentro que le da un sabor
un poco ahumado.
Voy a dejar esto aquí por ahora, a ver si puedo terminar con esta estancia
en Osaka en la siguiente entrada.
Besos para ellas ya abrazos para ellos.
Hola Aruberuto.
ResponderEliminarDe nuevo una entrada gastronómica. ¡Qué interesante! La cultura no sólo es literatura, también se come. Y más si tú la aderezas con lingüística e imágenes al justo toque, y la cueces lentamente... sencillamente delicioso.
Yo prefiero el menú de setas o el de matacía, que conste.
Un abrazo muy preto.
Albertico, coincido contigo: hay mucho snob por ahí. Si el animalillo en cuestión se vendiera por manojos y fuera inofensivo como una patata, seguro que no lo mirarían dos veces.
ResponderEliminarDe todas formas, muchas gracias por tu sacrificio para tenernos entretenidos :) ;)
Besicos faticos y desde el miércoles y por unos días besinos asturianus.
Jorge y Sara