miércoles, 30 de junio de 2010

...pasa el fin de semana con otros asturianos

Llevo bastante retraso con las entradas del blog, pero es que últimamente no tengo mucho tiempo para ponerme con ello. Aunque no lo parezca, aquí estoy trabajando, y también tengo otros negocios que atender, pero no vienen al caso.

Sólo os voy a poner una pequeña entrada para dejar constancia de la visita que me hicieron unos amigos este fin de semana. Llegaron de viernes y marcharon de lunes, así que yo estuve con ellos de viernes a domingo, aunque ellos se quedaron en un hotel y yo lo hice en un albergue, ya que ellos venían por parejas y una habitación sencilla me salía muy cara.

Aquí os pongo una foto de ellos en Picadilly Circus, uno de los sitios más genuinamente londinenses.

De izquierda a derecha os presento a Mario (que ya estuvo conmigo en noviembre del año pasado), Antonia, Raquel y Arkángel.

Mario vivió en Londres durante cuatro años, así que lo conoce bastante bien, pero para los demás, era la primera vez. Como venían apenas un par de días y medio, les di una vuelta bastante intensiva para que pudieran ver lo más posible en tan poco tiempo.

El viernes estuvimos en un pub viendo el partido de España. Después, ellos se fueron a ver el Big Ben de noche, mientras yo iba al albergue. Al día siguiente, hicimos un recorrido por el centro, viendo Oxford Street, bajando por Regent Street y Carnaby Street a Picadilly Circus, de ahí a Trafalgar Square pasando por Leicester Square y Covent Garden Market. Luego fuimos a la Torre de Londres y al Tower Bridge, subiendo por el Southbank para cruzar hacia el Monument. Luego fuimos hacia el St James Park, donde está el Buckingham Palace. Continuamos hacia el Arco de Wellington y a ver Harrods por fuera. Nos acercamos a la estación de King’s Cross, para hacer una foto al andén 9 y ¾ de Harry Potter. Para terminar este extenuante sábado nos acercamos al Soho para tomar una cerveza y cenar algo.

El domingo por la mañana fuimos hasta Camdem, para ver el mercadillo y los distintos mercados, donde estuvimos hasta la hora de la comida y algo más. Luego volvimos al centro para ver la catedral de St Paul, que nos habíamos dejado el día anterior. Luego nos acercamos a la abadía de Westminster y subimos hacia Trafalgar Square, pasando por delante de Downing Street. Cenamos algo y yo me tuve que ir. Al final se me hizo muy tarde y llegué a Guildford a la una y media de la madrugada.

No puedo ponerme ahora a poner fotos de todos estos sitios, aunque espero hacerlo algún día más adelante.

Fue un fin de semana extenuante, pero me lo pasé muy bien. Espero que ellos también lo hayan pasado bien conmigo, a pesar de haberles hecho caminar tanto. La verdad es que se agradecen mucho las visitas y si son de buenos amigos, mejor todavía.

Si alguien más se decide a hacer una visita y es su primera vez en Londres, este es un buen plan para dos días en esta ciudad. Aunque creo que tengo que pulir un poco más el itinerario para aprovechar aún mejor el tiempo y terminar de hacer algunas cosas que me hubiera gustado.

Repito mi agradecimiento a los cuatro, ha sido un placer teneros por aquí.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

martes, 15 de junio de 2010

...pasa dos sábados en Londres

Estos dos últimos fines de semana decidí darle un merecido descanso a Todoroku. Así que lo más fácil que tengo para ver interesante cerca de donde vivo es Londres, por lo que pasé los dos últimos sábados dando una vuelta por esta ciudad.

Hace dos fines de semana, fui a la Torre de Londres. Hacía tiempo que tenía pensado hacerlo, ya que es un monumento que llama mucho la atención. Su emplazamiento a orillas del río Támesis y su larga historia hacen de este un sitio muy especial. Eso sí, tengo que decir que me pareció bastante caro, 17 libras para lo que te dejan ver está bien pagado. Además, si quieres la audioguía, son otras 4 libras del ala. Los palacios de Hampton Court y Windsor eran más baratos, y la entrada incluía la audioguía. En fin, que me voy por las ramas. Aquí os pongo una foto de la Torre desde la Tower Hill, a la salida del metro.

Pero esta no es la mejor vista de la Torre. Es mejor desde el otro lado del río, pero ese día no crucé. Sin embargo, tengo una foto de cuando estuve la primera vez en Londres, allá por septiembre del año pasado.

Se podrían contar multitud de historias de esta Torre, de cómo en este sitio ya existía un emplazamiento bretón, sobre el que los romanos construyeron una fortaleza y más adelante Guillermo, el Conquistador, primer rey normando, construyó en el siglo XI la torre central, o Torre Blanca (la grande que se ve en la segunda foto). De cómo aquí estuvieron encerrados varios de los más famosos presos de la historia inglesa, como Thomas More, John Fisher, Walter Rayleigh, Isabel I, Guy Fawkes o Ana Bolena (antes de perder la cabeza por Enrique VIII, literalmente).

En el interior de la torre tienen lugar varias representaciones de actores vestidos con ropas principalmente de estilo medieval. Sin embargo, quien más llama la atención son los Yeoman Gaoler, guardia creada por Enrique VIII.

Aunque se les conoce más con su hacha y su vestido de gala, y con el nombre de beefeater y en una etiqueta de una botella de la ginebra del mismo nombre. Yo no los pude ver así, una pena. Al parecer, estos hombres son soldados condecorados con un servicio de al menos 20 años, y tienen el privilegio de vivir en el recinto de la Torre. Lo de beefeater viene de que antiguamente se les pagaba con una ración de carne.

En esta torre también se encuentran custodiadas las Joyas de la Corona, bajo unas medidas de seguridad espectaculares, de película de ladrones de guante blanco. En este sitio no dejan sacar fotos, así que no puedo poneros ni la corona utilizada en las coronaciones ni el diamante más grande hallado hasta la fecha, el Cullinan (por lo menos alguna de las piezas en la que se cortó, una de ellas creo que es el diamante tallado más grande del mundo), entre otras muchas otras joyas. Lo que me hace gracia es que a la salida hay una hucha en la que piden donaciones para conservar las joyas de la corona… sin palabras.

Después de dejar la Torre, me fui hasta Regent Street, donde está la tienda de Apple, ya que tenía curiosidad por probar uno de los famosos iPad. La verdad es que funciona muy bien, pero tengo que decir que tenía razón una crítica que leí sobre él, que decía que era como un iPhone con esteroides.

Por cierto, pasé por Trafalgar Square, y habían cambiado la estatua del cuarto plinto. De esto ya hablé en otra entrada, y allí pensaba que por fin le habían dado una estatua permanente a este pedestal, pero parece ser que no es así. En esta ocasión, como había una fiesta Tailandesa, en el plinto había este barco tailandés metido en una botella.

Tras una semana de espera, bueno, también de trabajo aunque no lo parezca, llegó este sábado y volví a Londres, esta vez para visitar el museo Victoria & Albert. Este es uno de los museos victorianos (como su propio nombre indica) situados en Kensington. El diciembre pasado visité el Museo de la Ciencia, así que ahora me queda tan solo el de Historia Natural en esta zona.

El museo es bastante grande y guarda obras de arte de todo tipo. Se puede encontrar desde retablos de la edad media hasta esculturas de porcelana modernas. Yo estuve unas cuantas horas dentro del museo y apenas me dio tiempo a recorrer todas sus salas sin apenas parar en muchas de ellas. Ahora podría ponerme a describir las obras que había en el museo, pero como no tengo ni idea de arte, os voy a poner un par de cosas curiosas. Por ejemplo, a ver quién es el guapo que adivina qué es esto.

Se trata de una cuchara para bigotes, vamos, para no meter el bigote en la sopa. En fin, hay inventos para todo.

Una de las salas que más llaman la atención es la Cast Courts. Esto son dos salas enormes con reproducciones en yeso de grandes obras y esculturas de Europa.

Aquí os pongo las copias de la Columna de Trajano de Roma (partida en dos), el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela y el David de Miguel Ángel. Al parecer, estas copias se utilizan como modelos para que los estudiantes de arte puedan estudiarlas sin necesidad de ir a ver las obras en sus emplazamientos originales.

Otra de las cosas que tiene bastante éxito es el patio interior de este museo, donde la gente se puede descalzar y meter los pies en el agua de la fuente o descansar sobre la hierba.

Para terminar la visita a esta zona, tras salir del museo fui hasta el Royal Albert Memorial, un monumento que la reina Victoria erigió a su marido tras la muerte de este.

Este monumento se encuentra justo delante del Royal Albert Hall, lugar donde se celebra una gran cantidad de conciertos importantes de todo tipo.

Tras esto me volví para Guildford, para ver el partido de Inglaterra. Un sueño sería que Inglaterra llegara a la final con España, y por supuesto ganáramos nosotros. Pero esto tiene muchos inconvenientes, entre los cuales están que me echen del país o que no me vuelvan a dirigir la palabra. Así que espero que gane España pero, muy a mi pesar, espero por mi bien que no se enfrente a Inglaterra.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

martes, 8 de junio de 2010

...busca las huellas del Rey Arturo

En la entrada anterior me quedé durmiendo en el albergue de Okehampton. Mi primer destino del día fue el castillo de Tintagel. Sin embargo, este castillo abre a partir de las 10 de la mañana, así que antes de ir allí me di un pequeño rodeo por el parque Dartmoor. Cuando había estado allí, no había podido ver casi nada por culpa de que se me hizo tarde un día y al día siguiente había niebla. Por suerte, este día fui por la mañana y hacía bastante buen tiempo.

Algo muy típico de este parque son los pony. La siguiente foto la saqué en una granja de pony que hay en el parque, aunque por lo visto, se pueden ver en libertad si se tiene tiempo de dar un paseo por el monte.


Otra de las cosas más representativas de este parque son los tor. Creo que se puede traducir como colina o algo así. En la práctica, se trata de acumulaciones de rocas graníticas. He visto imágenes de algunos de los tor más famosos, con formas muy curiosas, pero no tenía tiempo para llegar a ellos. A cambio, desde la carretera pude sacar esta foto de uno de ellos para que os podáis hacer una idea.

Después de una hora de viaje desde el parque Dartmoor, llegué a Tintagel. Esta es una localidad situada en la costa norte del condado de Cornwall, conocida por dos cosas, su estación de correos y el castillo. La estación de correos es una antigua casa del siglo XIV, convertida en oficina de correos en el siglo XIX. Ahora es un museo, donde no entré, y por supuesto, una casa de té.

Pero bueno, aunque me gusta enviar postales, no era este el objetivo que tenía al llegar al pueblo. El objetivo era principalmente el castillo.

Vaya, creo que me estoy volviendo un adicto a las panorámicas, pero en este caso era necesario, ya que no había manera de que saliera todo en una sola foto.

En realidad, del castillo queda bastante poco, pero lo que realmente merece la pena es el enclave, como podéis ver en la anterior foto. El castillo tiene dos partes, una en tierra y la otra en un saliente de la costa que casi forma una isla. De hecho, la cueva que se ve en la foto a ras de playa, en realidad es un túnel natural que llega al otro lado.


A pesar de que aquí ha habido asentamientos desde los romanos, en realidad no es un gran sitio para construir un castillo debido a la dificultad de acceder a él incluso para los que lo habitaban. Sin embargo, es un lugar dado a las leyendas y mitos, ya que aquí es donde la leyenda dice que fue concebido el Rey Arturo, por Uther Pendragon quién sedujo a la Reina Igraine. Por ello, Richard, Conde de Cornwall, construyó un castillo aquí para reforzar sus pretendidas conexiones con el legendario rey y las antiguas reglas de Cornwall.


Probablemente no haya nada de cierto en todas estas leyendas, sin embargo, como ya dije, el sitio puede inspirar cuentos de caballeros, magos y aventuras fantásticas.

No sé vosotros pero, a pesar de la cantidad de gente que había, yo pude imaginarme a un hada bañándose en la cascada de la playa, a un caballero subiendo por los acantilados o a un mago saliendo de una de las cuevas a lomos de un dragón.

Tras despertarme de mis sueños de fantasías épicas, volví al coche y puse rumbo al pueblo pesquero de Clovelly, situado en la costa norte del condado de Devon. Este pueblo tiene gala de ser uno de los pueblos costeros mejor conservados. Y no es para menos. La parte más antigua del pueblo no es accesible por vehículos a motor. El pueblo se extiende por un estrecho acantilado a lo largo de su calle principal, de manera que el pueblo apenas tiene una anchura de dos o tres casas hacia los lados de esa calle.


Lo que me resultó bastante chocante es que hay que pagar por entrar al pueblo. Nunca había tenido que hacer tal cosa. Son casi seis libras, pero yo creo que merece la pena. Por lo visto, el pueblo pertenece a una familia desde 1738 y actualmente se trata de conservar tal y como estaba en el siglo XIX.


Como podéis ver, la vía principal que lleva hasta el puerto es una empinada calle adoquinada. Antiguamente se usaban pequeños burros para llevar las cosas hasta las casas, pero ahora sólo se utilizan como atracción para que los niños se puedan montar y dar un pequeño paseo.

Lo de la derecha son una especie de trineos que usa la gente para llevar las cosas. Lo que me llamó bastante la atención fue el puerto, creo que es de los más antiguos que he visto, con refuerzos de madera en lugar de metálicos.

Después de volver al coche, seguí el camino de vuelta, aunque antes de hacerlo definitivamente, paré a visitar dos pueblos, Lynton y Lynmouth. No es que sean muy especiales, pero leí que estaban conectados por un tren propulsado por agua. Lynton está justo encima de Lynmouth. En 1890 se instaló un funicular, que funciona por el peso del agua. Aquí hacen negocio de todo, así que si quieres saber cómo funciona, tienes que comprar un folleto que te lo explica. Yo no tuve muchas ganas de comprarlo, y además era bastante obvio el funcionamiento. Primero una foto del funicular, llamado Cliff Railway (Ferrocarril del Acantilado).

Cuando una de las cabinas llega arriba, llenan la parte de debajo con agua, mientras vacían la de la cabina que llega abajo, así que con la diferencia de peso se puede vencer la fricción de los cables y demás pérdidas de energía, permitiendo el descenso. Al menos es como yo creo que funciona este funicular. Eso sí, no sé si recuperan el agua de alguna manera, pero si no lo hacen, es un gasto enorme. Supongo que aquí tendrán agua bastante, pero en España no se podría hacer.

Después de esto volví directamente a Guildford, pasando por algunos sitios en los que probablemente hubiera merecido la pena parar, pero no me quedaba mucho tiempo, ya que el viaje de vuelta era largo.


Bien, esto ha sido todo del fin de semana pasado. He visitado muchas cosas, pero también me quedaron otras muchas por conocer. Lo cierto es que en tres días me recorrí una zona, la de los condados de Devon y Cornwall, que es algo mayor en superficie que Asturias. Supongo que no puedo pretender verlo todo.


Ahora a ver si me puedo poner al día con las entradas del blog, porque me estoy retrasando un poco. Lo malo es que no estoy contando todo lo que me gustaría, aunque bien mirado, mejor, porque así no os aburro tanto con mis rollos.


Besos para ellas y abrazos para ellos.

sábado, 5 de junio de 2010

...llega al Fin de la Tierra

En la anterior entrada me había quedado pasando la noche en un albergue, en Golant. Este albergue era una antigua casa de las típicas inglesas, con cantidad de habitaciones, repartidas de tal manera que parecía un laberinto. En cierta manera me recordó a la casa de la película Godsford Park.

El sitio está perdido en medio de la nada pero cuenta con unas vistas preciosas sobre un río del que desconozco el nombre.

Mi primer destino del día fue Falmouth. De camino pasé por un pueblo pesquero, Mevagissey, pero allí paré apenas un momento para hacer una foto desde lo alto del mismo, la cual no voy a poner aquí porque no quiero cansaros con más fotos de pueblos pesqueros, y este no tenía nada en especial.

El camino a Falmouth lo decidí hacer por la costa, para intentar ver un poco de paisaje. Pero me di cuenta de que esto no es posible. Algún día prepararé una entrada hablando de las carreteras inglesas que, al contrario de lo que uno podría esperarse, son bastante malas. Una de las cosas que me pasó en este viaje es que las carreteras secundarias por donde se supone que se podría admirar el paisaje, resulta imposible hacerlo debido a que están flanqueadas o por grandes setos o bien por terraplenes, y además sin arcenes. Aquí os pongo una muestra representativa.

Al final del viaje me sentía como un buey de los que tiran de los carros, que llevan esa especie de viseras para sólo mirar hacia delante, y que ahora no consigo recordar su nombre.

Lo que quería ver en Falmouth era el castillo Pendennis. Este es otro de los castillos de la zona que, aunque la parte original se construyó entre 1540 y 1545, en los tiempos en que Enrique VIII tenía que hacer frente a los ataques de franceses y españoles, la fortaleza actual es el resultado de las distintas reformas que se fueron llevando a cabo durante los siglos hasta la segunda Guerra Mundial. En resumen, lo mismo que conté en la anterior entrada sobre el castillo de Dartmouth.

Esta es una imagen del castillo de lejos, el cual está enclavado en esa península que se ve en la imagen, en un enclave perfecto para proteger la entrada hacia una amplia bahía. La siguiente foto es de la parte más antigua del castillo.

El siguiente punto de interés en este viaje por la costa sur de Cornwall fue el Lizard Point, el punto más meridional de Inglaterra, y por ello, quizá el punto más cercano a casa en el que puedo estar en este país.

La línea de rocas que se ven en la imagen sigue justo la dirección sur. Lo gracioso de este sitio es que el último edificio que hay no es el faro, y yo creo que tampoco es la antigua estación de salvamento que se ve en la imagen al pie del acantilado. El último edificio es una cafetería.

Esto es algo a lo que me he empezado a acostumbrar en Inglaterra. En cualquier sitio de interés hay una cafetería y una tienda de recuerdos, incluso en iglesias y catedrales.

Después de echar una mirada melancólica hacia el sur, volví al coche, y continué hacia el oeste. La siguiente parada fue en St Michael’s Mount.

Como podéis ver es muy parecido al conocido Mont Saint Michel de la Normandía francesa. En ambos sitios hubo asentamientos cristianos desde los siglos V y VI, y también se puede llegar caminando cuando hay marea baja. Sin embargo, el mayor parecido se debe a que los mismos monjes benedictinos franceses construyeron una abadía en este sitio hacia el siglo XI. De todas maneras, aunque no conozco el francés, por las fotos parece un poco más grande que el inglés. El caso es que me dio por ir hasta la isla, aprovechando que estaba marea baja. El problema fue que al llegar a la isla, un hombre nos dijo que ya estaba subiendo la marea y que en breve no se podría pasar. Así que yo me di la vuelta y volví a pie, al igual que otra gente, con tan mala suerte que en cuestión de apenas unos minutos, ya no había manera de pasar sin mojarse los pies. Por suerte, me había dado por meter un calzado de repuesto en el coche.

Una vez secos los pies, continué el viaje, llegando hasta el Fin de la Tierra o Land’s End. Sí, al parecer, los ingleses tienen su propio Finisterre, que por lo visto tiene ese nombre desde antes del descubrimiento de América. Sin embargo, lo que yo me pregunto es, ya que por entonces sí se conocía Irlanda y las Islas Scilly, y están más al oeste, aún en el caso de que por aquel entonces dudaran de si Finisterre estaba más al oeste o no, ¿por qué llamar así a este sitio?

El caso es que este sitio me defraudó un poco, ya que lo que había allí era una especie de parque de atracciones en pequeño. Además, también aquí el edificio más al oeste de Inglaterra es una cafetería. En este caso se llama La primera y última casa.

Una de las cosas que buscaba con este viaje era llegar a un punto en el que estuviera a la misma longitud que Oviedo, pero resultó no ser posible por apenas unos minutos (de longitud geográfica). Así que tuve que conformarme con llegar a la altura de algún sitio entre Gijón y Oviedo.

Intenté sacarle una foto a Asturias desde aquí, pero con el objetivo de la cámara no me llegaba (puedo abrir una colecta para comprar un buen teleobjetivo, ¿me ayudáis?). De todas maneras, el tiempo se puso bastante mal, con niebla baja y lluvia fina que acababa empapando, por lo que no pude hacer bien la foto.

Por otro lado, viendo el interés de que yo salga en alguna foto, voy a explicar por qué no lo hago a menudo… vale, casi nunca. En primer lugar, porque los sitios que visito son mucho más guapos que yo, así que no quiero estropear las fotos con mi falta de fotogenia. Y en segundo lugar, porque viajo solo, por lo que habitualmente no tengo quien me saque una foto y no tengo ganas de andar pidiéndoselo a nadie. En este caso hice una excepción, así que aquí tenéis.

Tengo que decir que esta foto la hice mirando hacia el sur en lugar de al oeste, como sería lo lógico en este sitio. Así que espero que este domingo pasado os hayáis puesto guapos sobre las 19:10 hora española, porque también salisteis en la foto.

Como no podía seguir huyendo más hacia el oeste, tuve que dar la vuelta en este sitio. El albergue de esa noche lo tenía en Okehampton, que es un pueblo justo al borde del parque Dartmoor. Así que tenía un viaje bastante largo hasta llegar allí. De todas maneras, de la que iba, paré un rato en St Ives. De nuevo se trata un puerto pesquero parecido a los anteriores, por lo que no voy a poner ninguna foto. Lo que sí quiero comentar es que aquí me comí uno de los famosos helados de Cornwall que veía anunciados por todos sitios, los cuales no resultaron ser tan buenos como las expectativas creadas.

En la próxima entrada intentaré terminar con el relato de este viaje.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

jueves, 3 de junio de 2010

...celebra un cumpleaños

Este lunes fue fiesta nacional en Inglaterra, así que me decidí a pasar los tres días por ahí. El destino que escogí fue la esquina suroeste de Inglaterra, en concreto los condados de Devon y Cornwall principalmente.

Pero la historia tengo que comenzarla un poco antes. Hace diez años… no tranquilos, no me voy a remontar tan atrás. Es que el pequeño Todoroku cumplió su décimo cumpleaños en mayo. Así que para celebrarlo, el lunes pasado lo llevé a revisión para que le cambiaran el aceite y le hicieran un chequeo completo.

Para terminar con los festejos, nos fuimos juntos de viaje con otro de los mejores amigos que tengo aquí, la Pijaesa, es decir, el GPS, lo del femenino es porque lo tengo configurado con voz de mujer.

De esta manera, nos fuimos el viernes pasado hasta el corazón del Dartmoor Park, un parque nacional situado en el condado de Devon. El viaje desde aquí es largo, así que llegué justo para hacer noche en el Youth Hostel (Albergue Juvenil, a pesar de que ya no soy tan joven) de Bellever. Aquí pude ver algo parecido a montañas. En algún momento hablaré sobre mi búsqueda de montañas en este país, pero eso tendrá que esperar a más adelante. El caso es que llegué tan tarde al parque que apenas había luz para poder hacer fotos, lo cual es una pena, porque atravesé pueblos de casas de piedra con tejados de paja que lo hubiera merecido. Además, no volví a pasar por un pueblo de esos en el resto del viaje.

El sábado por la mañana me levanté temprano y desayuné en el albergue. La verdad es que merece la pena desayunar en estos sitios ya que se trata del desayuno inglés, con buffet libre para algunas cosas.

El plato fuerte consta en este caso de las alubias Heinz, bacon, revuelto, salchicha, champiñones y puré de patata rebozado. Lo sé, lo sé, esto es un chutazo de colesterol por la mañana, pero si se tiene suficiente estómago para tomarse esto y un cruasán, una tostada, unos cereales y un café, se puede pasar el día con un sándwich para comer, y todo por cinco libras. Supongo que a estas alturas nadie duda de que yo tuviera suficiente estómago como para comerme esto los tres días que estuve por ahí. Por cierto, esto me recuerda una cita muy buena de W. Somerset Maugham, un novelista inglés (ni idea de quién es), que encontré no hace mucho “Si se quiere comer bien en Inglaterra, tómese tres desayunos”.

Volviendo al viaje, después de desayunar, me fui hasta la ciudad de Exeter, capital del condado de Devon, ya que estaba lloviznando y apenas podía ver paisaje en el parque. Aquí voy a hacer un pequeño inciso sobre los nombres de las ciudades. Es que me llamó la atención que hay muchas ciudades que terminan en –eter, y por lo visto viene de ceaster, ciudad romana en inglés antiguo. Vale, ya sé que me he vuelto a ir por las ramas, pero a mí me tenía bastante intrigado.

Como tenía intención de visitar muchas cosas en poco tiempo, no me paré demasiado en ninguno de los sitios, así que esto va a ser un poco apresurado. En esta ciudad me paré para ver su catedral, la St Peter Cathedral.

A continuación me dirigí hacia la costa, a Torbay. Esto es un distrito situado en torno a la bahía de Tor, donde hay tres pueblos principales, Torquay, Paignton y Brixham. Tengo que decir que en realidad estos tres pueblos me decepcionaron un poco. Yo iba buscando sitios tranquilos, pequeñas villas de pescadores. Sin embargo, esta zona es muy turística, y es la zona de “playa” de Inglaterra, así que se pierde un poco la tranquilidad.

En Torquay fui a ver la Torre Abbey.

Aquí se supone que estaba el Spanish Barn, un granero donde estuvieron retenidos durante un tiempo varios españoles supervivientes del desastre de la Armada Invencible.

En Paignton es interesante caminar por el paseo de la amplia playa.

Vale, aquí no se observa bien la “amplia playa”, pero es que en esta foto se pueden ver los acantilados rojos típicos de esta zona.

El tercer pueblo, Brixham, es quizás el que más me gustó. Es un poco más recogido que los otros y tiene un aire menos turístico.

En el puerto hay una recreación de un barco antiguo, convertido en atracción turística.

Aquí me paré a comer un sándwich típico de la zona, el sándwich de cangrejo.

Me pareció un poco caro para lo que era, pero había que probarlo.

Tras terminar la opípara comida, me dirigí hacia Dartmouth. Aquí voy a hacer otro pequeño aparte para comentar otra de las terminaciones de varias ciudades costeras inglesas, aunque en este caso es bastante obvio. Cuando el nombre de una ciudad termina en –mouth, quiere decir que está en la desembocadura de un río, en este caso, del río Dart.

También tengo que decir que para llegar a este pueblo, la pequeña Pijaesa me jugó una mala pasada. Resulta que estaba llegando al pueblo cuando llegué a la orilla del río, según el mapa del GPS, allí había una carretera que lo cruzaba, como si fuera por un puente, sin embargo, resultó que tenía que coger un ferry. Por lo menos pude disfrutar de un corto viaje en barco, viendo el panorama desde donde me hubiera sido imposible hacerlo en otro caso.

En Dartmouth no paré, si no que continué hasta el castillo del mismo nombre. Una fortaleza moldeada por el paso del tiempo y de los diferentes ejércitos que la ocuparon desde 1388 hasta la segunda Guerra Mundial. El castillo domina la entrada hacia la desembocadura del río Dart.

Tras la visita a este castillo me fui hasta Plymouth, uno de los puertos más importantes de todo el Canal de la Mancha. La ciudad es bastante grande y la visita fue corta, pero me dio tiempo a ver algo de lo más importante. El centro es bastante nuevo debido a que sufrió un severo bombardeo durante la segunda Guerra Mundial, pero la parte donde se encuentran las antiguas casas de pescadores, el Barbican, no sufrió tanto como el resto de la ciudad, de manera que se pueden ver todavía algunas viejas casas en calles estrechas.

En el puerto Sutton, uno de los dos principales puertos de Plymouth, se encuentra el Mayflower Stone and Steps, un memorial situado en donde zarparon en 1620 los Padres Peregrinos rumbo al Nuevo Mundo, para comenzar a moldear lo que ahora es Estados Unidos. Al parecer, en realidad comenzaron su viaje un poco más al este, en Southampton en dos barcos, pero por culpa del mal tiempo tuvieron que hacer escala en Plymouth y abandonar uno de ellos.

Entre los dos puertos de Plymouth se encuentra The Hoe, un parque desde donde se domina toda la bahía. Aquí se encuentra el faro conocido como Smeaton’s Tower.

En este mismo parque se supone que estaba jugando a los bolos Francis Drake, cuando en 1558 se avistó la Armada Invencible. Curioso que uno de los héroes nacionales sea un antiguo pirata. Aquí está su estatua.

La última parada que hice antes de ir hacia el albergue que tenía reservado fue Looe, un pequeño pueblo pesquero que me recomendó visitar un compañero de la empresa donde trabajo, que es de Plymouth. Para llegar allí, Pijaesa me volvió a jugar una mala pasada. Cuando le metí el destino me preguntó si quería pasar por una carretera de peaje, a lo que le contesté que no. Cuando seguí las indicaciones, en lugar de llevarme por el peaje, me intentó hacer tomar el ferry para cruzar uno de los ríos que desembocan en la bahía; por alguna extraña razón, mi GPS me pregunta si quiero pasar por un peaje, pero no si quiero tomar un barco. Así que me di la vuelta y probé suerte con el peaje. Este se supone que era para pasar por el puente sobre el mismo río, pero, no sé por qué, ese día y a esa hora no tuve que pagar ningún tipo de derecho de paso.

Volviendo a Looe, este es un pueblo pesquero muy guapo, con un puerto casi natural, el cual merece la pena visitarlo. Me pareció más interesante que los que había visto por la mañana. Al menos se parece más a lo que iba buscando.

Como podéis comprobar, se me hizo un poco tarde, así que cené algo en este pueblo y me dirigí hacia el albergue que estaba en Golant, un poco más al oeste, pero de esto hablaré en la próxima entrada, que esta ya ha sido muy larga.

Besos para ellas y abrazos para ellos.