jueves, 20 de diciembre de 2012

...ve caer las hojas


En menos de un día volveré a coger a un avión para volver a España una vez más de vacaciones. Por muy lejos que esté de casa y poco religioso que sea, siempre he sido muy familiar y la verdad es que me gusta pasar estas fechas con la familia. Además, ya tenía cogido el billete de vuelta para esta fecha desde enero porque no sabía si iba a continuar aquí más tiempo o no.

Me acabo de dar cuenta mientras escribía esto que no he dicho que aún continuaré un tiempo más por tierras japonesas. Mi beca se me acaba a finales de este mes pero mi jefe de aquí me ha ofrecido continuar con contrato japonés. Hasta ahora estaba bastante a gusto con mi contrato con beca española porque me daba cierta libertad a la hora de trabajar aquí, pero por otro lado la verdad es que vivir aquí con lo que dan en España es un poco apretado. Así que volveré a estar completamente desvinculado de España. En realidad esto ya casi era un hecho porque mi contrato apenas de daba ningún “privilegio” en España. Pero esto es una materia en la que no quiero entrar ahora.

Así que en un par de días, si el calendario Maya me lo permite, los terremotos, tsunamis, aviones, coches, autobuses… estaré en España para disfrutar de la gastronomía típica de estas fechas y, sobre todo, de la comida de mis padres.

Pero esta entrada queda un poco pobre de esta manera. Además, como voy un poco (mucho) atrasado con las entradas, tengo que contar algo sobre un pequeño viaje que hice hace algo más de un par de meses. Un tiempo atrás comenté sobre lo que es el ver los colores del otoño (kouyou) en este país y puse algunas fotos de los árboles que pude ver. Este es un país de bosques frondosos y jardines famosos. Cada casa que tenga un pequeño terreno a su alrededor, tiene un jardín, y cuando digo pequeño a veces es enano. Así que los templos tienen aún mejores, mayores y mejor cuidados jardines. En otras ocasiones he hablado de Matsushima y sus islas, pero su nombre viene de Islas de Pinos, con lo que el otoño no les afecta mucho, pero allí, en el pueblo, hay un templo famoso por su jardín y porque en otoño lo iluminan por la noche, el Entsu-in. Así que me fui armado con mi cámara y la verdad es que mereció la pena, el espectáculo era precioso.


Me encantan los jardines de piedra y sobre todo las lámparas, pero si además se ven como en esta foto, son casi mágicas.


El jardín es relativamente amplio aunque el templo no es demasiado importante, ni siquiera es el más importante en Matsushima. Cada espacio estaba ambientado de diferentes formas, algunas un poco fantasmagóricas como la foto que pongo a continuación.


En otros sitios rociaban agua para que diera sensación de que había niebla, otros estaban más iluminados, en otro estaban tocando música en directo pero el sitio más espectacular era el estanque del que no sé si podré enseñaros una foto como es debido para que os hagáis una idea de la belleza del espectáculo.


Lo siento, la imagen no está muy bien. Es una panorámica (¡cómo no!) y la hice a pulso ya que no tengo un trípode como es debido y había demasiada gente.

El otoño es mi estación favorita del año. Alguna gente la encuentra un poco triste porque es cuando empieza a hacer frío, menos horas de luz y se caen las hojas de los árboles. A mí me gusta por los colores, el tener que poner la manta para dormir y porque la caída de las hojas significa que se puede volver a comenzar.
Espero que todos tengáis unas felices fiestas y un feliz año nuevo. 皆さん、よいお年を。

Besos y abrazos para todos.

viernes, 30 de noviembre de 2012

…vuelve a sus orígenes

Esta es una entrada corta con nada más que letra (aviso para navegantes) ya que  no me dará tiempo a mucho.

Estos días he estado por Nagano. Algunos seguro que sabéis de qué ciudad se trata, la primera ciudad japonesa en la que estuve allá por el 2007, cuando mi historia con este país comenzó y me dio por empezar a escribir cosas aquí. En estos años he dado bastantes vueltas, algunos dirían que tumbos, otros que apenas me he movido, pero de lo que no tengo duda es de que algunas de las mejores y peores cosas que me han sucedido en los últimos 5 años han estado directa o indirectamente relacionadas con Japón.

Esta semana tuve que venir a Nagano porque se celebraba la reunión del Grupo Japonés del Carbono (炭素, tanso, literalmente, carbón elemental). Es curioso, en cinco años que estuve en temas de materiales de carbono en España, nunca fui a una reunión del grupo español y tampoco fui miembro, sin embargo, en un año en Japón, soy orgulloso miembro del grupo japonés y además he asistido al congreso y dado una charla. No fue gran cosa, pero la verdad es que a mí me hace mucha gracia.

Cuando llegué hace unos días aquí, todo me volvió a la memoria. Esta fue la ciudad en la que tuve mis primeras experiencias en casi todo lo relacionado con este país: la comida, los onsen, los templos, las frikadas, los retretes tecnológicos, los laboratorios, las compras en el supermercado

Lo más curioso es que cuando llegué aquí la primera vez, la estación de Nagano me parecía grande, pero ahora me parece casi de juguete. La ciudad me parecía amplia y ahora me parece hasta pequeña. Claro que hace 5 años apenas había cogido un avión y la ciudad más grande que conocía era Madrid y de pasada. No creo que yo tenga mucho mundo, pero la verdad es que todo cambia mucho según la experiencia que se tenga.

En cualquier caso, esta ciudad siempre tendrá un lugar en mi memoria y, sí, me voy a permitir ponerme un poco sentimental, en mi corazón.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

domingo, 11 de noviembre de 2012

...pasa el tiempo

Quería haber subido esta entrada la semana pasada cuando el aniversario tuvo lugar. Y es que el fin de semana pasado se cumplieron tres años desde que dejé Oviedo y España. Es cierto que he podido estar de vacaciones varias veces por allí pero, como creo que dije en alguna ocasión, cambia mucho la perspectiva cuando uno tiene que comprar un billete de vuelta para volver a marcharse.

Ahora estaba repasando un poco el blog y me parece que nunca he comentado aquí como fui para Inglaterra. La verdad es que fue uno de los peores viajes que he hecho nunca. Cogí el ferry de Santander a Portsmouth. Normalmente le lleva unas 24 horas hacer el viaje pero aquel día el mar estaba muy revuelto así que echó 30. Me pasé todo el rato mareado en el camarote hasta que me llamaron para decirme que le habían dado un golpe al coche en la bodega, nada grave, pero tuve que arreglar algún papel. Luego, como llegamos tan tarde, tuve que andar buscando el número de teléfono de la casa donde iba a alojarme para decirles que no llegaría a tiempo y luego buscar un hotel para pasar la noche en Portsmouth. Vamos, que no fue un gran comienzo.

Han sido tres años de conocer cosas nuevas, viajes y alguna alegría pero también han habido muchas penurias, desencantos y malas pasadas. Lo primero se lleva muy bien, claro, y lo segundo se sobrelleva como mejor se puede. En Inglaterra utilizaba los kit quitapenas de mi padre pero aquí no me los traigo ya que en la frontera me los pueden confiscar y un quita-quitapenas se queda en “penas” nada más, así que me tengo que conformar con el sake y la comida japonesa.

La suerte que he tenido este año y pico que llevo en Japón es que han venido muchos españoles al laboratorio donde trabajo porque el jefe de aquí tiene un proyecto conjunto con unos grupos españoles. Uno de esos grupos es de Alicante y ya se sabe que allí están muy orgullosos de decir que hacen la mejor paella. Si juntamos esto a que aquí es tradicional hacer un pequeño viaje para ver los colores del otoño o kouyou y comer imoni, el chico que está aquí ahora se ofreció a preparar paella también.

El viaje de este año fue a un sitio cerca de un templo en la montaña, el Jogi-Nyorai del que os pongo una foto de su edificio principal a continuación.


Aunque para mí, el entorno de la pagoda era mucho más bonito.


Incluso también diría que uno de los templos secundarios tenía mucho más encanto, pero tengo que decir la verdad por mucho que me duela, y es que yo no pude hacer fotos porque se me olvidó la tarjeta de memoria de la cámara. Llevo siempre una batería de recambio pero no tarjeta, así que tendré que empezar a pensar en llevar una.

El día de esta fiesta lo hicieron coincidir cuando vinieron de visita durante una semana otra gente que está en el mismo proyecto así que pudieron traer muchos ingredientes de España. Por ejemplo, el arroz, ya que, aunque estamos en un país en el que hay arroz en abundancia, el tipo es muy distinto y no muy apropiado para paella. Encontré en una ocasión arroz bomba pero no estoy dispuesto a pagar, al cambio, unos 15 euros por medio kilo. El resultado del experimento fue el siguiente.


Lo de la derecha era arroz negro aunque en la foto no se ve apenas. No estaba nada mal y sobre todo cuando se llevan varios meses sin comer algo español, aunque sea una adaptación con los ingredientes locales.

Lo curioso es que la paella les hace gracia y les gusta pero el arroz negro es un poco más complicado. Aquí el arroz suele ser el blanco sin más o bien el conocido en España como tres delicias, que en realidad son cinco (go moku chahan: cinco cosas arroz frito, aunque es un plato adaptado de china). También hay variaciones, principalmente añadidos, como el arroz blanco con sésamo o castaña. También hay arroz con cosas encima (donburi) y muchas otras variaciones y formas de comer el arroz, como el mochi, una pasta de arroz. También está el sake, que viene a ser una forma de beber el arroz, pero no viene al caso. Sin embargo, una cosa que les choca es cuando les hablo del arroz con leche, les parece raro eso de mezclar el arroz con la leche y encima que sea dulce. Una vez lo hice y, aunque lo comieron y no les pareció mal, al principio no les parecía bien.

Vaya, veo que aún hay muchas cosas de las que hablar porque he mezclado mucho en una sola entrada pero, como vengo diciendo desde hace un tiempo, no puedo escribir tanto como me gustaría, así que es la forma de contar las cosas.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

lunes, 15 de octubre de 2012

…sube a un cráter

Lo que tiene vivir en un país como Japón, además del cambio cultural, es estar expuesto al libre albedrío de la Tierra. Todos tenemos en la mente el gran terremoto del año pasado, el posterior tsunami y las consecuencias funestas del mismo. Este año, la tierra está un poco más calmada que el anterior. Me acuerdo que el año pasado había un terremoto casi todos los días, aunque fuera pequeño y, de vez en cuando, uno un poco más fuerte. Este cambio también se nota en la cantidad de extranjeros que se ven por la calle y por la universidad. El año pasado apenas se veían pero este año hay bastantes. 

A lo que iba es a que este país es una isla creada por la colisión de las placas tectónicas del pacífico y la continental euroasiática (bueno, esto es un poco más complejo pero, a grandes rasgos, es algo así). Esto da lugar a los famosos onsen de los que ya he hablado en otras ocasiones, y también a volcanes más o menos activos. Uno de estos volcanes está bastante cerca de Sendai, en el límite entre la prefectura donde vivo, Miyagi, y su vecina del oeste, Yamagata. Su nombre es Zao y creo que la última actividad fue hacia los años 40. El año pasado estuve cerca del mismo pero llevaba tiempo queriendo ir, así que aproveché el lunes pasado que fue fiesta aquí. 

Esto me da pie a una pequeña historia lateral, el lunes fue la fiesta nacional de los deportes, el cual se celebra en conmemoración de los juegos olímpicos de Tokio de 1964, que según parece, empezaron bastante tarde para evitar la época de lluvias. 

Vaya, me voy por las ramas. El lunes fui a Zao Okama. Okama significa cráter, aunque también significa transexual u homosexual. Las razones de esta coincidencia se me escapan aunque podría dar alguna sugerencia, pero sé que quien lee esto no necesita de mi imaginación para sacar ideas. 

El viaje desde Sendai se puede hacer de varias maneras, pero quizá la más sencilla, si no se dispone de coche, es coger un autobús que llega a Togatta Onsen y de allí otro autobús que sube a Okama. El viaje es mejor hacerlo en esta época porque más tarde la carretera se cierra por la nieve y antes es la época de lluvias. 

El autobús llega a un aparcamiento que se suele llenar en días como el lunes porque hizo muy buen tiempo. Si se tiene suerte, al llegar arriba se puede ver un paisaje como este.


Dije lo de suerte porque la secretaria del laboratorio, que es de aquí, dijo que no había visto nunca el lago como salía en esta foto. Hablando de fotos, como viene siendo habitual en mí, no puede faltar una panorámica.


Durante el viaje en autobús se iba viendo el bosque que, al estar ya bastante alto, ya tenía los colores del otoño. Me temo que no pude sacar ninguna foto, así que no os puedo enseñar los árboles de todos los colores del otoño. 

El único problema que le veo es que está bastante masificado, como casi todo en Japón, y cuando se llega arriba lo que hay es un edificio con zona de descanso, tienda de recuerdos y restaurante, donde se puede comer un Okama katsu-don (un bol de arroz con carne empanada encima, típico de Japón, pero con el nombre del sitio). Pero si uno se abstrae de esto, el sitio merece una visita y ya la había pospuesto demasiado. 

Esta entrada se quedará aquí, lo sé, no es gran cosa, pero últimamente no me prodigo mucho por aquí y creo que será mejor ir poniendo entradas cortas que no poner ninguna. 

Besos para ellas y abrazos para ellos.

lunes, 1 de octubre de 2012

...se suena los mocos

Una de las cosas que más se suelen preguntar a la gente que está viviendo fuera de su lugar de origen, ya sea en el mismo país o en otro, es “¿qué es lo que más echas de menos?”. Esta pregunta se suele responder fácilmente con lo típico, la familia, los amigos, el jamón… sin embargo, y aquí voy a soltar otro topicazo, son las pequeñas cosas las que realmente se echan de menos y que hacen la vida mucho más fácil. Esos momentos en los que uno se para a pensar y dice “pues en casa lo hacía de otra manera” o, una de mis preferidas, “a mi madre le salía mejor”. ¿Quién no se ha puesto delante del reto de preparar un cocido y no ha llamado a su madre (en mi caso los cocidos son la especialidad de mi padre, con sus conocidas lentejas como plato estrella) para preguntarle si los garbanzos se ponían a remojo o si el arroz se medía por platos?

Hace algún tiempo, no recuerdo ahora en qué entrada, comenté algo parecido. Hacía una reflexión sobre cómo uno tiene que ir buscándose los sitios donde ir, sitios a los que uno está acostumbrado y donde le conocen. Vamos al mismo dentista que nuestros padres, el peluquero sabe lo que nos gusta, sabemos cual es la mejor frutería del barrio y cambiamos las ruedas del coche en el mismo taller donde una vez nos hicieron descuento esperando que vuelvan a hacerlo algún día. Tal vez estas cosas van cambiando con el tiempo, pero siempre es una a una, poco a poco, no todas a la vez y siempre tienes a alguien que te recomienda un nuevo sitio. Sin embargo, cuando te vas fuera a un sitio que no conoces y nadie te conoce, todo es nuevo, tienes que ir buscando todo desde cero. Recuerdo que en Inglaterra iba a una peluquería iraní recomendada por mi compañero de casa. No era cara, pero alguna vez parecía que me estaban esquilando como a una oveja.

Volviendo al párrafo inicial, como dije, las cosas que más se echan de menos son esos pequeños objetos cotidianos a los que no le damos importancia pero cuando nos faltan, nos damos cuenta del valor que tenían. Los que me conocen saben que necesito llevar siempre conmigo pañuelos de papel para sonarme. No es que me resfríe con mayor frecuencia de lo normal y tampoco tengo alergias conocidas, pero tengo que sonarme a menudo los mocos. El caso es que aquí los pañuelos son un poco endebles, así que a mí me sirven nada más que para una vez, una sonada. Y eso que intenté comprar hasta de los caros que se supone que llevan varias capas.

Lo sé, lo sé, no es de las mejores entradas que haya escrito, pero quería poner algo antes de que terminara el mes. Para hacerla un poco más atractiva, aquí os pongo una foto de los paquetes de pañuelos que suelen dar por la calle con publicidad. Algunos de ellos son de contactos, a mí me gusta el de los hombres de negro, haciendo publicidad de una compañía de teléfonos.


Septiembre ha pasado bastante rápido, con algún cambio en el laboratorio, gente nueva otra gente que se ha ido y también alguna visita de profesores de universidad españoles. Ha hecho mucho calor y ha comenzado a llover, cosa que era necesaria ya que ha sido un año bastante seco según parece. Hoy, por ejemplo, un tifón va a alcanzar al norte. Por suerte, en Japón los tifones entran por el sur y aquí llegan debilitados. Espero que este no me coja por la calle.

Besos para ellas y abrazos para ellos

domingo, 12 de agosto de 2012

...vuelve de los aeropuertos

Esta entrada se iba a titular “…sigue en los aeropuertos” y es que había comenzado a escribirla cuando estaba en Barajas, estirando la espalda tras una noche de autobús y una cabezada en los incómodos asientos de la terminal 4. De esto ya hace bastante más de un mes… siendo honesto, casi dos meses y he recibido algunos correos apremiándome a escribir, lo cual se agradece mucho, la verdad. Para poner las cosas un poco al día, creo que lo mejor es que haga una mezcolanza de todo y así tal vez la siguiente entrada sea más actual y no se retrase tanto. Por ello, esta entrada será también un pequeño viaje en el tiempo.

De la que empecé a escribir esta entrada, hablaba de que me iba a Cracovia, que no fue sede de la Eurocopa pero igualmente coincidí con grupos de españoles enfundados en sus camisetas y bufandas listos para animar a la selección. De aquella era un sueño para ellos y ahora ya se sabe el final feliz del mismo. Por otro lado, aquellos días eran muy duros con la famosa prima de Riesgo (la pongo en mayúscula porque ya es como de la familia, a pesar de que ya tengo suficientes primas) disparada, el cambio del yen al euro cada día peor, el rescate a idas y venidas y los recortes con las tijeras nuevas y bien afiladas.

Antes de irme a Cracovia, estuve tres semanas por España, una en Alicante y otras dos en Oviedo, dos semanas más de lo que creía que iba a estar hace unos meses ya que no contaba con ello. Como siempre, estuvo muy bien y, como siempre, fue un no parar entre un sitio y otro, familia, amigos, trabajo, médicos… No sé lo que hacen otros cuando se van de vacaciones unos días a sus casas pero a mí al final me dejan hecho polvo tanto física como mentalmente, esto segundo de manera especial sobre todo hacia el final, cuando hay que despedirse de nuevo, cuando uno se da cuenta de que todo lo que ha vivido durante esos días es efímero y no es su vida. Todo se vuelve real cuando hay que preparar la maleta y hay que despedirse. Uno también sabe que todo volverá a la normalidad en breve, cuando pasen unos días y vuelva a la rutina. Sin embargo, esos últimos días son muy poco agradables, no sólo por las despedidas si no también porque uno empieza a darle vueltas a las cosas. Pero esto lo voy a dejar, que bastante lo he tratado hasta ahora en otras entradas.

Una anécdota de los aeropuertos es sobre el de Pekín, donde había wifi gratuito, supongo que es cosa del comunismo, pero para lo bueno y para lo malo, ya que a pesar de estar en un aeropuerto internacional, intenté entrar en el blogspot.com y en Facebook pero no fue posible.

Ahora quiero volver bastante más atrás en el tiempo ya que me quedó una cosa muy importante por contar. Algo muy típico de la primavera en Japón, y que muchos ya conoceréis, es el 花見(hanami), que significa “ver las flores”, concretamente, se trata de ver los cerezos en flor, que realmente son un espectáculo. En la realidad, de lo que se trata es de otra excusa para beber y comer, en este caso en lonas tendidas bajo las ramas de los árboles en los parques. En el laboratorio tuvimos mala suerte ya que el día que elegimos para hacer la fiesta no se presentó muy bien, amenazando lluvia, así que nos quedamos en el campus en lugar de ir a un parque conocido de la ciudad. A continuación os pongo una panorámica del centro del campus donde están los cerezos, que a mí me parecen preciosos.



La segunda imagen es un detalle de las flores del sakura (cerezo). Más tarde fui a ver el parque Tsutsujigaoka, en Sendai, que era el parque donde íbamos a ir los miembros del laboratorio a celebrar el hanami. En la siguiente imagen os pongo una foto del otro tipo de cerezo que suele haber por los parques japoneses, el shidarezakura, o cerezo llorón, literalmente y por razones obvias si se compara con el sauce llorón.


Ahora, haciendo otro pequeño viaje en el tiempo, vamos a volver a hace poco más de una semana. Hace un tiempo hablé del 夏旅行(Natsu Ryokou) o viaje de verano, más adelante, aunque no hace muchas entradas, hablé del viaje de invierno, así que ahora, como os podéis imaginar, voy a hablar de nuevo del viaje de verano, aunque es cierto que este año lo hemos hecho un poco antes que el año pasado, que fue en septiembre. Esta vez fuimos a la prefectura de Fukushima, mundialmente conocida por tristes y aún recientes acontecimientos. Alguno estará pensando que estamos locos y queremos jugar con fuego (o más bien con radiación), pero lo cierto es que es una prefectura bastante grande y la distancia a la que se encontraba el hotel de la central era muy parecida a la distancia desde la central a Sendai, lo cual puede no dejar tranquilo a alguien, pero bueno, había montañas por el medio, así que puede ser que la radiación en Aizu, la ciudad a la que fuimos, sea más baja que en Sendai.

La primera parte del viaje consistió en una actividad lúdica, un paseo en canoa por un lago en las montañas, pero no tengo fotos ya que no quería arriesgar mi cámara y aún no me han pasado otras. Luego paramos en la ciudad de Aizu donde vimos por fuera el castillo de Tsuruga, donde al parecer tuvo lugar alguna batalla importante en la historia del noreste de Japón pero que ahora no recuerdo. El castillo estaba totalmente renovado y no es el más bonito que haya visto en Japón, pero la imagen no está mal.


Finalmente, fuimos a Higashiyama-onsen, literalmente, el onsen (baño termal) de la montaña del este, donde teníamos el hotel. La siguiente panorámica es lo que se veía desde la ventana de la habitación donde estuve, una imagen del estrecho valle de aguas termales.


Al día siguiente, alguna gente se quedó por la zona haciendo alguna visita. Yo me volví directamente a Sendai porque quería llegar cuanto antes para el mayor acontecimiento desde que el año pasado estuvo mi madre por aquí: la visita de mi amigo Mario y su novia Elena.

Tengo que decir que fue una pena que me coincidiera con el viaje de verano del laboratorio al que no podía renunciar para no quedar mal con el jefe de aquí, pero pude disfrutar de la compañía de uno de mis mejores amigos, lo cual es muy complicado cuando se vive a 10000 km. De esta visita tengo algunas fotos, pero como no tengo el consentimiento de la pareja (no es que no me lo hayan dado, es que no he preguntado), no puedo poner ninguna. Ellos fueron por su cuenta el viernes pasado a Matsushima, el sábado nos encontramos para cenar y salir un poco por el centro de Sendai. El domingo fuimos a Yamadera, templo en el que ya había estado en dos ocasiones y del que ya hablé. A la vuelta de ese templo paramos en Sakunami-onsen. La noche del domingo comenzaba el festival Tanabata (del que también hablé el año pasado), así que fuimos a ver los fuegos artificiales. No llevé mi cámara, así que no tengo ninguna foto. Mario, como buen profesional, con su enorme cámara y su trípode de carbono, estuvo sacando muchas fotos, pero mucho me temo que pocas le habrán quedado bien, y de ellas, sólo estará a gusto con una… je, je, lo siento colega, tenía que decirlo. Al día siguiente ellos se tenían que volver a Tokio ya que el martes se marchaban de Japón.

Como siempre, las visitas son de lo mejor que hay y Mario lo ha hecho varias veces, así que le estoy muy agradecido y por ello quiero que quede aquí constancia ありがとうございますせんぱい.

De momento lo voy a dejar aquí, ya que ha sido una buena manera de poner al día el blog. Espero no tardar tanto en escribir la siguiente entrada.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

sábado, 26 de mayo de 2012

…va de aeropuerto en aeropuerto


Pues sí, acabo de hacer las cuentas y me sale una entrada por mes desde que ha empezado el año. Voy muy retrasado en todo, pero eso no es algo nuevo.

Hoy quería poner una entrada rápida para comentar que voy a hacer un pequeño tour no turístico en las próximas semanas. Gracias a mi jefe de aquí, este mes y medio voy a atender a tres congresos.

El primero tuvo lugar aquí mismo en Sendai. Algo interesante de este congreso fue que el mismo emperador atendió a la ceremonia de apertura. No es que el congreso fuera exageradamente importante pero me parece que coincidió con un viaje que el emperador hizo por la zona para inaugurar algo. Al parecer, desde el terremoto del año pasado el emperador se pasa de vez en cuando por la zona para animar a la gente. Aunque no tenía pensado atender a la ceremonia de apertura del congreso, finalmente decidí ir porque era una oportunidad que no se tiene todos los días. Además, no se trataba de ir a un desfile donde habría que estar esperando de pie para ver al hombre pasar durante un par de segundos. Eso sí, al final fue un verdadero peñazo. Primero tuvimos que pasar un control de seguridad, luego nos hicieron entrar en el auditorio y cerraron la puerta media hora antes de la llegada del emperador. Después pasó el hombre con su mujer, se sentaron y no abrieron el pico en toda la ceremonia, aguantando estoicamente sin dormirse durante los discursos. Aquí va una prueba de que vi directamente al emperador de Japón.


Lo sé, lo sé, la calidad deja mucho que desear. Espero que me creáis que esos dos puntos que se ven en el medio del escenario son la pareja imperial. 

Al terminar la ceremonia, se dio paso a una recepción. En realidad, eran dos recepciones, una especial donde creo que estuvo el emperador y otra donde estábamos los no especiales. Nos metieron en una sala con algo de comida y bastante bebida y no nos dejaron salir hasta que la otra recepción terminó y el emperador ya se había ido. El cóctel era un poco peligroso, cerveza, poca comida, mucha gente y sin poder ir al baño… normal que se preocuparan por la seguridad del emperador.

Pasando al siguiente congreso y enlazando con el título de la entrada, será en Alicante la semana que viene, así que este domingo saldré a mediodía de Sendai para ir a Tokio y luego al aeropuerto de Narita en tren. De allí a Pekín, Frankfurt, Madrid y finalmente Alicante. Lo cierto es que no me puedo quejar ya que el jefe me deja estar casi 15 días en Oviedo tras terminar en Alicante. Tendré que aprovechar esos días para trabajar en la presentación del siguiente congreso que será en Polonia, en Cracovia.

Como dije antes, no me puedo quejar para nada porque voy a ver mundo, a pesar de que ya he estado antes en Cracovia, además voy a ver a mi hermano en Alicante y estaré en Oviedo unos días. A ver si aprovecho las horas perdidas en los aeropuertos, aviones, trenes y/o autobuses, para escribir alguna otra entrada, que aún me queda pendiente hablar del hanami, típica fiesta de primavera en Japón donde se come debajo de los cerezos en flor. Supongo que terminaré colgando la entrada cuando sea verano, voy con una estación de retraso, como con el viaje de invierno.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

lunes, 7 de mayo de 2012

...viaja en invierno

Hace mucho tiempo que no escribo aquí, más del que me gustaría aceptar. La principal razón es por culpa del trabajo, ya que al final de un día de estar delante del ordenador o en el laboratorio, no quedan muchas fuerzas para ponerse a escribir. La otra razón fue la última entrada. Recibí comentarios en la misma y por correo que me dieron la impresión de que había enfocado mal el tema de la misma; no quería dar pena porque me considero un privilegiado. Pero bueno, mejor dejar este tema a pesar de que podría seguir escribiendo mucho sobre ello (hasta el mismo rey me ha dado razones para hacerlo), además mucha otra gente ha hablado y hablará de ello y mucho mejor que yo.

Aquí voy a volver a temas de la vida en Japón, que al final es lo que interesa. Para ello, tengo que volver muy atrás, tan atrás como el título de la entrada indica. Esto es en invierno, cuando en el laboratorio hicimos un viaje al que fuimos casi todos los miembros del mismo. Aquí suele ser bastante típico hacer un viaje de invierno y otro de verano (como ya conté hace algún tiempo). En este caso, como es fácil de deducir, voy a hablar del 冬旅行, es decir, Fuyu Ryokou o Viaje de Invierno.


El viaje fue ya en febrero. No había puesto antes una entrada porque estaba esperando por fotos para poner, pero no he conseguido otras así que tengo que conformarme con las que me han pasado hasta ahora. Por aquel entonces hacía bastante frío por estas longitudes y había bastante nieve. Para el primer día del viaje había dos opciones. Una gente fue directamente al hotel en Naruko Onsen y se dieron un baño en un onsen de la zona. Yo me decidí por la otra opción, ir a una estación de esquí en Onikoube. Mi única experiencia previa con el esquí habían sido unos días, cuatro años atrás, así que me dije ¿por qué no? La mayor parte de la gente iba a hacer snowboard por lo que yo me apunté también ya que me dijeron que no era demasiado difícil empezar. Fuera como fuera, yo quería pasar un tiempo al aire libre porque hacía mucho que no lo hacía. El día empezó un poco torcido, el tiempo no acompañaba y además tuvimos problemas en la carretera con un accidente y muchas colas. Al final llegamos al sitio, una pequeña estación de esquí y el tiempo, aunque no había cambiado mucho, nos permitió hacer unas cuantas bajadas. Como os podéis imaginar, yo no pude llevar mi cámara durante la mayor parte del día (una réflex), así que no os puedo poner ninguna foto mía. De los que sí llevaban cámara sólo uno me pasó fotos, así que serán las que pueda poner. Yo soy más de paisajes, y el que se veía desde las pistas era precioso, pero el de la cámara iba más a la gente, así que no puedo poner muchas fotos por mi propia política de privacidad (aunque siempre ponen fotos en la página web del laboratorio, así que no habrá problema).


En primer lugar, aquí os pongo una foto en la que parece que estoy disfrutando y que además parece que sé lo que estoy haciendo (al menos estoy en pie sobre la tabla).



Lo cierto es que era verdad que estaba disfrutando de lo lindo. Es fácil de empezar con el snowboard, otra cosa es continuar y hacerlo bien, sobre todo si no se tiene miedo a las caídas ni a dejarse el culo frío y dolorido de las sentadas que se dan. Además, según me dijeron, ese día las condiciones de la nieve eran muy buenas. En la siguiente imagen, aunque lo principal son los elementos que aparecen en primer plano, podéis ver un poco del paisaje que se veía desde las pistas.


En este enlace podéis ver otra imagen, aunque no tiene nada que ver con lo que yo vi. En un día despejado parece que las vistas son muy bonitas pero con las nubes bajas y el cielo cubierto, el paisaje tiene cierto encanto que no se encuentra en el otro caso.


Al terminar en la estación de esquí, nos reunimos con el resto del grupo en el hotel en Naruko y tomamos la cena todos juntos. Este viaje también tenía como objetivo la despedida de los estudiantes de máster que terminaban un poco más tarde, en marzo, y del otro español que estaba aquí, quien volvió también a finales de marzo para España. Como suele ser habitual aquí, la primera fiesta dio paso a la segunda o (二次会), nijikai, la cual se hizo en una habitación y consistió básicamente en beber. La verdad es que hacía tiempo que no bebía tanto. Me quedé hasta el final, momento en el que empezamos a jugar a piedra, papel o tijera, quien perdía, bebía un trago y así hasta terminar toda la bebida que se había llevado (es que el duro aún no ha llegado a Japón). Ni qué decir que acabé bastante mal. De esto hay fotos y vídeos, pero pueden atentar contra el buen gusto, así que mejor lo dejo.


Al día siguiente, el otro chico español, un japonés y yo, todavía muy perjudicado, volvimos a la estación de esquí. Mantenerme en pie sobre la tabla me costó bastante más que el día anterior, yo quiero creer que fue porque la nieve estaba mucho peor (más hielo debido al descenso de temperaturas) y no a que mi estado era un poco… digamos que precario.


Como anécdota, decir que el día anterior en el hotel me di cuenta de que había perdido el reloj y lo recuperé el segundo día, al parecer alguien lo encontró al lado de uno de los remontes. Gracias a la buena voluntad de los japoneses pude recuperarlo. Este reloj había sido un regalo de Reyes de este año en sustitución de mi anterior reloj que había perdido hace unos meses. No se lo he dicho a mi madre todavía por vergüenza, así que hoy, cuando hable con ella se lo diré para que no se entere por esta vía.


Besos para ellas y abrazos para ellos.

martes, 20 de marzo de 2012

...sigue sin saber qué hacer

Hace un año supe que tenía la posibilidad de venir a Japón, finalmente me concedieron una beca con la que poder financiar mi estancia en este país. Hace un año estaba en dudas de qué hacer ya que no sabía exactamente cuál era la situación en la zona tras el terremoto y posterior tsunami. Mis dudas estaban relacionadas con si aquí podían aceptarme más que con el conocido problema de la radiación. Como bien sabéis, me decidí por venir y no me he arrepentido ni una sola vez de haberlo hecho.

Sin embargo, ¿qué hay después? Somos muchos los jóvenes y no tan jóvenes que hemos tenido que marchar con la esperanza de volver. Hay mucha tinta tanto real como virtual vertida sobre este tema pero, aún a riesgo de resultar redundante, quiero poner mi granito de arena.

El detonador de querer escribir sobre el tema es un artículo que me ha enviado mi amigo Carlos, así como unas cuantas noticias que he estado leyendo y que supongo que muchos de vosotros ya conoceréis. Pero antes de ir con ellas, aclarar que no me avergüenza decir que tengo ganas y esperanzas (porque dicen que eso es lo último que se pierde) de volver a España, y si es a Asturias, mejor. Me gustaría poder volver y transmitir lo que he aprendido en los dos países en los que he vivido. Yo considero que ese es el espíritu de las estancias postdoctorales en países diferentes al propio, conocer cómo se hacen las cosas en otros sitios para poder quedarse con lo que se considere mejor y aplicarlo una vez que se vuelve.

Digo todo esto antes de que salgan los presupuestos para 2012, previstos para finales de marzo, donde no creo que haya sorpresas y no creo que los pronósticos fallen y el recorte de más de 600 millones de euros en ciencia se desvanezca sin más. Yo no entiendo de economía, pero sí he estudiado un poco de matemáticas y las cuentas no me salen.

Para comenzar, aquí podéis ver el artículo del que hablaba en primer lugar. Nos pone a los españoles en nuestro sitio en la historia por cómo nos ha costado incorporarnos al progreso. En este artículo se da también un dato muy revelador. La I+D española, según datos de la Comunidad Europea, ocupa el puesto número 21 de 32. Hace no mucho se nos llenaba la boca creyendo que éramos la novena economía mundial, queriendo incluso entrar en el grupo del G-7. Sin embargo, tras la explosión de la burbuja económica, dejando al aire las vergüenzas del ladrillo ¿qué es lo que podemos vender al exterior? En España, en época de bonanza, se nos llena la boca diciendo que se invierte en I+D pero es una de las cosas a las que primero meten la tijera. En España se invierte un 1.39% del PIB (datos del 2010) mientras que la media europea está en el 2%, media que incluye además de a España, países como Italia, Grecia, Portugal, Polonia o Irlanda, así que uno se puede imaginar lo que deben de invertir en Alemania, Inglaterra o Francia.

Pero claro, en España la I+D tiene que arrimar el hombro como ha dicho Carmen Vela, Secretaria de Estado de Investigación (ya que no existe un ministerio que lleve el nombre de Ciencia o similar). Dice que hay que preparar el sistema para cuando lleguen los recursos… ¿de dónde? Como siempre, esperando a que nos saquen otros las castañas del fuego. Claro, vamos a recortar 600 millones de euros en investigación para que sea más fácil mantener la infraestructura. Pero lo que a uno le saca aún más de sus casillas es ver el mismo día esta noticia publicada, en la que se pretende encontrar solución para que los equipos de fútbol paguen sus deudas con la administración pública (que no otras deudas, como con los bancos a los que se les ha inyectado sumas ingentes de dinero para sanearlos): 752 millones de euros. Una noticia que apesta a una nueva condonación de deuda como al parecer ya se ha hecho hasta tres veces. Cuando puse las dos noticias una al lado de la otra, aún desde 10000 km de distancia, primero se me cayó el alma a los pies y luego me llené de indignación. Soy el primero que dio saltos cuando Iniesta marcó en la final del mundial quedándome casi afónico, pero creo que mis conocimientos de matemáticas me permiten sonrojarme al leer estas noticias cuando hago la resta de las cantidades. Y si nos comparamos con un país que empiezo a conocer mejor, aquí en Japón me han dicho que a pesar de estar saliendo todavía de la crisis consecuencia del pinchazo de la burbuja económica de los años 90, el presupuesto en ciencia no se ha recortado. De esta manera, en el grupo que estoy ahora tienen más recursos, en comparación con el tamaño, que el Instituto del Carbón donde hice la tesis. Y es que los países avanzados no recortan en I+D en tiempos de crisis, al contrario, mantienen o suben los presupuestos. Y, de paso ¿qué ocurre en Asturias? Pues esta es la respuesta, como no podía haber otra.

En España se ha gastado un dinero en formar a los investigadores que se supone tenían que llevarnos hacia adelante, gastando un dinero importante en el camino. Este artículo es un poco antiguo pero sigue más vigente ahora que nunca. A pesar de no llevar mucho tiempo fuera, me siento bastante identificado, no sólo porque la chica que lo escribe es asturiana si no porque ha encontrado un sitio donde está más a gusto a pesar de todo lo que tiene que dejar atrás cada vez que vuelve de visita. Unos padres que sufren por nosotros y amigos con los que se va perdiendo contacto, aunque por suerte en mi caso éste aún sobrevive. Todo esto lo tenemos que rellenar con amistades a veces de conveniencia o de supervivencia social. Y estoy convencido que aquel que se queda a vivir en otro país es alguien que, en la mayor parte de los casos, ha encontrado pareja allá donde esté, ya sea nativa, del mismo país de origen o de donde sea.

Y ¿qué es lo que se consigue con todo esto? Pues como se dice aquí y aquí, una generación de científicos perdida y para darle un poco de carácter internacional, también se habla de los españoles fuera, como podéis encontrar aquí. Además, yo añadiría que no se pierden sólo científicos sino que todo tipo de gente preparada que está fuera o haciendo las maletas para irse porque ha perdido la esperanza. Tal vez sean las generaciones en edad de trabajar más preparadas de la historia de España, con carreras universitarias, idiomas y experiencia. Algunos lograrán volver, otros no, pero en el tiempo que transcurra entre uno y otro, otros países se van a beneficiar de la fuerza humana que se ve obligada a emigrar.

Lo voy a dejar aquí porque podría rellenar muchas líneas de indignación comparando esta situación con la corrupción que asola nuestro país. O hablando más extensamente de la situación de la ciencia en España. Pero creo que es suficiente amargura por hoy.

Así que, como dije antes, tras un año de haber tomado la decisión de venir aquí, vuelvo a estar en la misma situación: tengo que pensar qué es lo que va a ser de mí cuando termine aquí, pero me parece que el futuro está ahora un poco más oscuro que hace un año. Y eso que, a riesgo de sonar contradictorio, aunque no soy optimista, no veo el futuro con pesimismo, siempre habrá algo en algún sitio.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

domingo, 26 de febrero de 2012

...se entiende

Una entrada parecida a esta la podéis encontrar hacia los comienzos de este blog, hace ya más de cuatro años, cuando vine a Japón por primera vez. Sin embargo, sobre temas de lenguaje y culturales, haría falta escribir mucho (bueno, hay mucho escrito pero no por mí y hay que ir rellenando entradas). Además, ahora ya tengo más experiencia que por entonces, no sólo por haber hablado con mucha más gente extranjera sino también por haber vivido yo mismo en dos países diferentes a España.

Como ya dije, y sigo afirmando, una de las cosas más difíciles de vivir en el extranjero es entenderse con la gente. Cuando estaba en Inglaterra, en principio era un poco más fácil ya que uno de los interlocutores usaba su lengua materna… bueno, la verdad es que eso a veces lo hace más complicado ya que el nativo no se suele dar cuenta de que tiene que ayudar un poco, hablando más despacio, vocalizando, con lenguaje más sencillo y menos frases hechas o giros lingüísticos.

Por otro lado, hay muchas expresiones, frases hechas o dichos que se pueden traducir casi literalmente del español al inglés y se entienden perfectamente. Supongo que, a pesar de la evidente diferencia cultural, al final somos todos europeos y las costumbres son en cierto modo parecidas. Además, el inglés tiene bastante influencia del latín, así que hay muchas palabras parecidas ¿quién no ha añadido –ator al final de una palabra en castellano para inglesizarla?

Sin embargo, entre el español y el japonés el cambio cultural es mucho más grande, por lo que no hay tantas similitudes, aunque sí que a veces se pueden traducir directamente algunas cosas, al final somos todos humanos.

Con estas cosas del idioma hay que tender mucho cuidado. Por ejemplo, siempre recordaré que hace un tiempo, cuando estudié japonés durante un curso en la Universidad de Oviedo, se hizo una especie de taller de japonés (lo siento, ahora no recuerdo el nombre exacto que le dieron) donde se daban charlas sobre cultura japonesa. Algunas de las charlas me resultaron interesantes, sin embargo, otras me resultaron, disculpando por delante la dureza de las palabras que voy a utilizar por si se hiere alguna sensibilidad, realmente vergonzosas. El problema es que el tema estaba organizado por una asociación asturianista, y claro, tenían que meter la reivindicación de la lengua, aunque fuera a calzador. No estoy en contra del asturiano, me parece que se tiene que mantener vivo, pero no creo que se deba hacer cualquier precio y cada cosa tiene su sitio.

Una de las charlas fue sobre un proyecto de diccionario japonés-asturiano. La idea podría hasta estar bien si no fuera porque la charla la daba una chica que no sabía apenas japonés. Estaban haciendo el diccionario entre ella y un japonés que había estado en Gijón, quien, al menos, sí hablaba español y algo de asturiano. No sé, tal vez me pase de listo, pero creo que si te metes en un proyecto como ese, ambas personas deberían conocer muy bien el otro idioma.

Siendo esto bastante malo, peor fue la charla que le hicieron hacer a la chica que daba las clases en la universidad: Similitudes entre el asturiano y el japonés… ya me contaréis qué similitudes pueden tener y eso sin conocer ninguno de los dos idiomas. Además, la chica estuvo unos meses en Oviedo y era la primera vez que estaba en Asturias. La única similitud que encontró, haciendo un ejercicio de imaginación extraordinario, fue la forma de terminar las frases coloquialmente, ya que muchas veces usan …yo, que se puede parecer al típico ¡ho! asturiano… en fin.

Para terminar esta entrada reivindicativa, voy a poner algún ejemplo gracioso. Uno muy típico es el de cuando te preguntan cómo se dice kanpai en español. Yo suelo traducirlo como salud, pero alguna gente dice chinchin, lo cual es peligroso porque en japonés significa pene. Por otro lado, el Manco de Lepanto tendría un problema en Japón, ya que manko significa vagina. Claro que los asturianos también tendríamos un problema cuando decimos ¡manqueme en la mano, ho! mira tú, una relación más con el asturiano.

Una de las últimas palabras graciosas que me he encontrado lleva un poco más de explicación. Me preguntaron cómo se traducía oishiso, esto viene de oishii, que es delicioso (para comida), cuando a un adjetivo se le añade so al final, normalmente quiere decir que algo parece el adjetivo en cuestión (otro ejemplo, atsui: caliente, atsuso, parece caliente). Pues bien, yo dije que una forma de decirlo sería tiene buena pinta, a lo que me dijeron, oh! That’s a slap, es decir, una bofetada. En realidad, bofetada es binta, pero bi y pi es muy parecido en japonés. Aquí queda, aunque es un poco macarra, otra similitud uniendo los tres idiomas de mi vida, te voy a pintar la cara a bintas después de tomarme unas pints.

Otra entrada sin fotos, la próxima irá con ellas si me pasan las del viaje de invierno que hicimos esta semana.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

domingo, 5 de febrero de 2012

...pasa frío

En primer lugar, hoy no voy a empezar disculpándome, creo que tengo que cambiar eso. Pero sí que me gustaría dar las gracias por lo comentarios recibidos tanto en el blog como por otras vías. La verdad, si quiero subirme un poco la moral, no hay mejor cosa que leerme todos de nuevo.

Ahora, pasemos a contar algo, que por lo visto interesa lo que puede ser la vida por aquí, al menos a falta de historias de viajes. Y como dice el título de la entrada, voy a comentar un poco el frío que hace por estas longitudes. Por ello, creo que está bien hacer una comparación entre ciudades conocidas que estén más o menos a la misma latitud, pero en diferentes puntos de los continentes o, más bien, de los océanos. Como ya sabéis, yo estoy en Sendai y a una longitud parecida se encuentran Alicante, Lisboa, San Francisco y Nueva York (esta última está un poco más al norte, pero para esta discusión me vale). Por cierto, que alguna gente me ha preguntado por la estación del año en la que estoy, si es la misma que en España, así que este comentario sobre geografía puede sacar de dudas a alguno…

A los datos, comparando en el océano Atlántico, Lisboa tiene un clima más moderado, con menos diferencia entre el verano y el invierno, sin embargo, en Nueva York se dan temperaturas un poco más altas en el verano y mucho más frías en el invierno. Si saltamos al océano Pacífico, la diferencia es casi más notable ya que en Sendai se alcanzan temperaturas medias de hasta 28 ºC (con una humedad muy alta y llegando a más de 30 ºC muchas veces) y mínimas de -3 ºC (y doy fe de que ahora está haciendo mucho más frío), mientras que en San Francisco las temperaturas son mucho más estables durante todo el año, entre 8 ºC y 21 ºC (la fuente de todos estos datos es The Weather Channel).

Con esto, ya os podéis hacer una idea del frío que estoy pasando porque aquí, tengo que decir, no se construye muy bien, al menos no los típicos bloques de apartamentos y, por lo que tengo visto, tampoco las casas individuales. Después del terremoto del 11 de marzo del año pasado, en la zona que yo vivo se han tirado varias casas y han reconstruido algunas, por lo que he podido ver cómo se construye. Según he visto, las casas apenas tienen cimientos, echan una capa de hormigón y a partir de ahí se saca una estructura de madera. Luego, las paredes no son de ladrillo, son de chapa, plástico o un material parecido, construyendo una casa en apenas 3 ó 4 meses. Yo creo que las paredes de mi apartamento no son más anchas de 10 cm. Estos días que hacía más frío, no podía casi ni abrir las ventanas porque estaban atascadas por el hielo. Además, las casas más modernas tienen sistemas para calentar las tuberías y que no se quede el agua congelada, sin embargo, una chica del trabajo tiene problemas y lleva una semana sin agua en su casa. La calefacción también brilla por su ausencia, utilizando el aire acondicionado para calentar, lo cual me lleva a decir, no sin un poco de vergüenza, que tardé mucho en saber cómo utilizar el mando del aire, porque no es lo mismo para enfriar que para calentar. Como se suele decir, el que no sabe es como el que no ve.

Para terminar, comentar lo que a mí me hace cierta gracia, pero tal vez no se la haga a nadie más. En una entrada anterior mostré mi bicicleta tras la primera nevada. Como se podía ver, el sillín tenía una pequeña capa de nieve. El problema es cuando esa nieve se congela, así que, como digo yo, después de un año, pasé de rascar todos los días el limpiaparabrisas del coche en Inglaterra a rascar el sillín por las mañanas para ir a trabajar… Por cierto, que ayer tuve mi primera caída con la bicicleta. En mi defensa (o tal vez no sea defensa sino agravante), decir que, además de que había una buena placa de hielo, digamos que estaba un tanto perjudicado tras una noche conociendo los bares de Sendai. Por si alguien está interesado y no se está partiendo de risa de mí, con mi culo congelado y la cadera magullada, decir que estoy bien, gracias.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

miércoles, 18 de enero de 2012

...vuelve a comer ramen

Pues sí, por fin he vuelto. Estoy empezando a escribir esta entrada desde el aeropuerto de Narita, donde tengo que esperar unas cuantas horas para coger el vuelo que me llevará al aeropuerto de Sendai (sí, el que se vio en las imágenes anegado por el agua tras el tsunami el marzo pasado). Como no tengo internet aquí, supongo que si estáis leyendo esto en el blog significa que ya he llegado sano y salvo a mi destino.

Alguno dirá que ya era hora, lo de volver a Japón no lo de volver a escribir. Aunque quizá tenga que cambiar un poco esta actitud y agradecer a todos los que me han instado a escribir más a menudo. Claro que todos aquellos que me lo han dicho han sido familia y buenos amigos y, como espero que me aprecien, saben contarme una mentira piadosa a tiempo. Lo cierto es que me gustaría poder escribir con más frecuencia, pero no tengo mucho sobre lo que hacerlo. Bien, supongo que será uno de esos buenos propósitos de principios de año: bajar el peso ganado con el turrón y escribir entradas en el blog más a menudo.

Sobre el viaje en sí, tal vez lo que voy a decir ahora será un poco oportunista y demagógico, pero hoy ¿o fue ayer? (cosas del cambio horario) me di cuenta de por qué es Alemania quien tira del carro en Europa. Mi viaje comenzó en Madrid desde donde fui hasta Frankfurt con Spanair. El vuelo era combinado con Lufthansa, empresa alemana con la que volé desde Frankfurt a Narita. Lo primero fue que en Barajas, en el mostrador de Spanair me dijeron que no era posible elegir el asiento del segundo vuelo. Como tenía tiempo antes de embarcar, pasé por el mostrador de Lufthansa, que ya estaba abierto, para preguntar si era posible cambiar el asiento en Frankfurt antes de subir al segundo avión. El caso es que la señora que estaba allí, con un excelente español con ligero acento alemán, me dijo que podía cambiarlo ella en el momento y que siempre les pasaba lo mismo con Spanair, que ya les habían dicho varias veces de cambiar el sistema pero que no lo hacían. Además, por la mañana temprano ya se sabía de donde iba a partir el vuelo de Frankfurt a Narita, pero no sabían cuál era la puerta del vuelo de Spanair. Por otro lado, hacía tiempo que no estaba en un vuelo tan incómodo, hasta EasyJet es mejor. Poco espacio entre asientos y, por supuesto, ni un vaso de agua que no fuera de pago. El segundo vuelo fue en un moderno Airbus 380-800, un pájaro enorme de dos pisos (mirar foto un poco más abajo) con asistentes de vuelo amables y comida y bebida abundantes. Por si alguien se decide a hacer una visita a este país, hasta ahora, de las empresas que he utilizado para viajar a Japón, la mejor es Japan Airlines, seguida de cerca por Lufthansa y KLM, con Air France a la cola y bien rezagada.

Siguiendo con el tema de la entrada, como siempre, volver a España ha sido un placer. Eso sí, estas semanas que pasé en Oviedo han sido como una montaña rusa de visitas a familia y amigos, además de un poco de trabajo (tampoco mucho, que no es bueno). A pesar de que en esta ocasión he estado bastante tiempo, siempre me pasa lo mismo, me da la sensación de que cuando termino de decir “hola” tengo que empezar a decir “adiós”.

Existe una gran diferencia con respecto a cuando estaba en Inglaterra y me iba de vacaciones desde allí. En esta ocasión, el billete de ida y vuelta tiene como origen España, es decir, a pesar de que la fecha de vuelta en mi billete es en diciembre, es toda una declaración de intenciones de regresar a “casa”. Esto da pie a una de mis reflexiones (si alguien se quiere saltar esto, está a tiempo de hacerlo). Es cierto que elegí salir de España para poder conocer otras culturas porque creí que sería una gran experiencia personal para mí, y así fue, porque creo que es muy difícil conocer una cultura sin haber vivido un tiempo en ella y convivido con la gente. Sin embargo, como ya he comentado a muchos de vosotros, mi intención es la de volver, o por lo menos quiero intentar ir acercándome a España después de esto. Me gusta la vida en Japón y me ha costado mucho menos adaptarme a ella que a la vida en Inglaterra, por muy raro que esto suene, pero no me veo viviendo aquí más allá de diciembre. Claro que nunca se sabe y el mercado laboral español no está muy boyante. De momento no sé bien lo que quiero y no sé dónde estará mi sitio, aunque sí sé dónde me gustaría que estuviese, así que tendré que seguir buscando.

Tras este párrafo nostálgico, por el que me caerán unas cuantas bofetadas y collejas virtuales, decir que espero poder exprimir lo máximo posible los once meses que me quedan por delante en este país (siempre que el jefe de aquí no me eche o que no me surja otra cosa para marchar antes). Serán duros, principalmente por el trabajo y porque no sé si podré volver a Asturias en algún punto intermedio. Sin embargo, la idea sigue siendo la misma, aprovechar la oportunidad de conocer este país y la de trabajar en un grupo como en el que estoy.

La mayor parte habrá visto el reportaje/entrevista que me hicieron en La Nueva España (aquí y aquí podéis ver algo). No me gustan mucho estas cosas, pero me pareció que podía estar bien hablar con alguien que tiene mayor difusión que la que puedo dar en este blog para poder quejarme un poco de la situación de los becarios españoles (y por supuesto asturianos) por el mundo. Sin embargo, de esto no apareció gran cosa. Me hubiera gustado el artículo antes de que fuera publicado para evitar algunos malentendidos, pero no me dieron la oportunidad. Así que aquí quiero dejar constar mis disculpas por algunas frases que, puestas por separado, dan la impresión de que voy de sobrado. Tal vez algún día explique un poco lo que hago por aquí, pero eso para cuando me quede sin cosas que contar, para no aburrir al personal. Respecto a la foto que aparece en la edición impresa, según mi prima parezco un “chulo de discoteca” y yo me inclino a estar de acuerdo con ella; estoy como para que alguien me dé de tortas con el extintor que aparece a la derecha.

Como viene siendo habitual en las últimas entradas, vuelvo a prometer lo de siempre, más fotos y cosas más interesantes y menos aburridas para la próxima entrada.

Besos y abrazos para todos.

Nota: Como dije al principio, si estáis leyendo esto es porque llegué sano y salvo, cosa que hice tras un largo viaje. Por suerte pude dormir en Narita un buen rato gracias a que encontré un banco con cuatro asientos mullidos y juntos para tumbarme, aunque menos mal que esto es Japón, porque en cualquier otro sitio me hubiera levantado, además de con dolor de cuello, sin maleta y sin cartera.