domingo, 15 de diciembre de 2013

…se sube a un barco

Fe de erratas: Menos mal que tengo a los fieles del blog para tirarme de las orejas cuando me equivoco. 
Primero, aunque me salva el diccionario de la RAE por los pelos, donde pongo misionario debería decir misionero, que es más común (sí, me viene del inglés missionary).
Segundo, a pesar de que el viaje fue bastante largo, la expedición de la que hablo en la entrada llegó a Sanlúcar de Barrameda en 1614 y no en 2014.
Tercero, simulador es masculino así que debo de poner "un simulador" y no "una simulador".
Muchas gracias por las aportaciones a la familia Lorente-Aragüés.

El año se va acabando y cada vez me cuesta más actualizar el blog, pero por lo menos he conseguido lo que me había propuesto, poner una entrada al mes como mínimo.

Hoy voy a hablar de un pequeño viaje que hice hace casi un mes. Con unos amigos decidimos alquilar un coche por un día (aún no hablé de cuando conseguí la convalidación del carnet de conducir) para ir a Ishinomaki, una población a unos 50 kilómetros al norte de Sendai. Es una de las poblaciones que más sufrieron los efectos del tsunami de 2011 pero aquí quiero hablar de otra cosa. Fuimos a ver el barco San Juan Bautista, que acaban de terminar de restaurar.


Este barco es una réplica del barco en el que viajó Hasekura Tsunenaga en 1613 para establecer relaciones con España y El Vaticano, enviado por Date Masamune, el fundador y daimyo (señor feudal) de Sendai. Probablemente habréis oído hablar de la conmemoración de los 400 años de relaciones entre Japón y España. Hace unos meses, el príncipe japonés viajó a España y se vio con su homólogo allí, mientras que hace poco Rajoy estuvo en Japón, visitando Fukushima (sí, cuando decía que no había problema mientras en la tele salía por debajo que había habido una nueva fuga de agua en la tristemente famosa central).

Trataré de resumir un poco la historia, a mí me parece interesante pero puede resultar un poco tedioso (si es así, os podéis saltar los siguientes párrafos). Se considera a Hasekura Tsunegaga como el primer embajador japonés en Europa pero no tuvo mucha suerte que digamos. Él y sus hombres viajaron entre Ishinomaki y Acapulco (situado de aquella en Nueva España), donde parece que se lo pasaron muy bien. Luego cruzaron México y embarcaron para España en Veracruz. Llegaron a Sanlúcar de Barrameda en 2014. El embajador logró audiencia con Felipe III en Madrid quien, ante la petición de establecer relaciones comerciales entre España y Japón, respondió que se lo pensaría pero primero Hasekura tenía que unirse al cristianismo, así que lo bautizaron como Felipe Francisco Hasekura. La comitiva pasó varios meses en España. Entre otras cosas, fueron los primeros japoneses que vieron una corrida de toros. Tras un tiempo, se marcharon en dirección al Vaticano, donde llegaron en 1615. El Papa Pablo V aceptó la oferta de enviar misionarios a Japón pero lo de la decisión sobre el comercio lo dejó para el rey de España.

Hasekura decidió volver a Japón siguiendo el camino contrario. A su paso por España, el rey le dijo que no había trato porque no consideraba oficial la comitiva ya que durante el largo viaje de Hasekura el regidor japonés, el shogun (señor de los señores feudales que tuvieron el poder por encima del emperador durante varios siglos) Tokugawa Ieyasu había mandado expulsar a los misionarios cristianos de Japón.

Viendo su suerte, Hasekura siguió su camino de vuelta dejando atrás a varios de sus hombres en Coria del Río porque unos cuantos se habían enamorado (no sé si de aquella era también de la comida o sólo de las mujeres). Muchos conocen la historia del apellido Japón que aún se conserva por el sur de España. Además, creo que hay un proyecto para cruzar el ADN de esa gente con bases de datos en Japón para saber si hay todavía familiares repartidos en ambos países.

Hasekura llegó a Japón, tras pasar por México y Filipinas, en agosto de 1620. Allí se encontró con un panorama muy diferente, el shogun había muerto y el nuevo, su hijo Tokugawa Hidetada, perseguía más fuertemente a los cristianos. Hasekura continuó siendo cristiano en secreto. Tras su muerte, su familia y sirvientes fueron acusados de cristianos y los ejecutaron en 1637.

Dejando ya el rollo histórico, el museo no es que sea gran cosa pero tampoco desmerece una visita. Hay una simulador en el que se pone una película sobre el viaje mientras los asientos de mueven al son de las olas del mar. Lo malo son los actores, como el capitán del barco que se suponía que era español pero el actor era italiano, con el consiguiente acento en las cuatro frases que dice.  No le echo la culpa al actor sino a los productores, pero bueno, no creo que esperen muchos visitantes españoles.

Lo que sí me daban ganas era de montarme en el barco y zarpar en busca de España, pero eso mejor lo dejamos.


Después decidimos seguir el viaje hacia el norte otros 50 km, concretamente a Minamisanriku. Esa sí que fue una de las zonas más cercanas al epicentro del terremoto que causó el tsunami de 2011 y aún se notaba mucho. Lo que queríamos ver allí fue un Moai que regaló el gobierno de Chile puesto que allí sufrieron otro tsunami muy destructivo en 2010 (en la zona donde estuve este verano precisamente). Cuando me comentaron que allí había un Moai, pensé que era uno real de la Isla de Pascua, cosa que me parecía muy rara, por supuesto.


Como podéis ver, era demasiado nuevo como para ser uno de los de verdad. De todas maneras, fue curioso verlo. Después me acordé que yo sí había visto uno de verdad, hace 3 años cuando visité el museo Británico en Londres.


Si es que al final está todo conectado. Mucha letra, pocas fotos pero un viaje curioso.


Besos para ellas y abrazos para ellos.

4 comentarios:

  1. ¡Bien, bien, bien, soy la primera! ¡Os he pillado la delantera a todos!

    Vayamos por partes que hay tela:
    - Recuerdo que pensé que el señor Rajoy tranquilizaría al personal respecto a la fuga radioactiva con una frasecita que ya usó en otro desastre de infausta memoria: "si sólo son unos hilillos de nada"...

    - Efectivamente recuerdo lo de la embajada japonesa del siglo XVII, donde nuestros supremos mandamases anduvieron tan espabilados como siempre. Vi un programa de TV donde lo contaban y en Coria del Río hay una estatua del embajador, al que llaman como a uno más del pueblo, "el chino". Por cierto hablando de misioneros, me parece que ya piensas en inglés.

    - Lo de venirte en barco y de vela, mejor déjalo correr. Píllate un avión que si no, el año que viene para estas fechas aún te estamos esperando. Lo que me lleva a desearte un muy FELIZ VIAJE y FELICES FIESTAS, aunque no nos podamos ver, igual mandamos un embajador.

    ¡Besicos faticos a porrillo!
    Jorge y Sara

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  2. ¡Uy, se me olvidaba!

    FELICES FIESTA y MEJOR (que éste) AÑO NUEVO 2.014 al Club de Fans de este Blog, en pleno.

    Besicos.

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  3. Hola Alberto.
    Cuando he leído la entrada me he acordado de inmediato del libro "Shogun" de James Clavell. Nombra las visitas a Roma, los decretos de expulsión y de no expulsión...

    También de Rajoy, que lo que debería haber hecho es bañarse como su amigo colega Fraga. Hubiera quedado más realista. ¿Un traguito de Fukushima-mizu sr Rajoy?

    Me ha gustado mucho la entrada y los gazapos que has puesto para ver si estábamos atentos y de verdad nos leemos todo. Qué pillín eres.

    Como mi madre os deseo Felices fiestas a todos y un mejor año nuevo. A ver si en el que viene nos vemos todos juntos en Oviedo o en Japón. A Alberto aún tengo esperanzas de podérselos transmitir en directo.

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  4. Albertico, por la presente presento mis más sinceras excusas. Ya he incorporado el enlace del D.R.A.E. y antes de hablar, me pasaré por alli.
    Besicos mil y a disfrutar de estos días de asueto en familia.

    Jorge y Sara

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