miércoles, 28 de septiembre de 2016

...vuelve... marcha

Volver. Un verbo que a los que estamos fuera nos gustaría conjugar en primera persona. Éste es mi caso. Después de seis años y once meses, vuelvo.

Pero, ¿a dónde se vuelve? Pensamos que volvemos a lo conocido, a la familia y los amigos. Sin embargo, el tiempo pasa y es muy relativo. Para los que como mucho vamos a casa una o dos veces al año, decir “hace un par de semanas” significa “hace un año”; el tiempo se para. Queremos pensar que nada cambia, pero todo es diferente. Mis amigos y familiares se han casado, divorciado, operado, han tenido hijos, perdido a seres queridos, y perdido y encontrado trabajo... Grandes cambios en los que no he podido estar presente. Además, los que estamos fuera hemos cambiado también. Para bien y para mal, mi mundo se ha hecho más grande.

Es cierto que en la era de la tecnología en la que las comunicaciones son mucho más sencillas, los seres queridos están a la distancia de un teléfono inteligente. Pero, ¿es esto suficiente? Espero que sí, aunque me da miedo lo contrario. Supongo que será cuestión de tomarse un tiempo de ajuste.

Tengo la gran suerte de tener buenos amigos y mejor familia. Siempre me han acogido con cariño y han hecho lo posible por verme aunque fuera nada más que durante un rato de charla sobre un café o cerveza. Ahora estoy deseando volver a ellos y que me ayuden en la vuelta.

Pero, ¿es “volver” la palabra adecuada? Tras algo más de cinco años en Japón, mi casa está aquí. No sólo voy a volver si no que también voy a marchar. Así que no estoy feliz por completo. Me marcho de Japón donde dejo mucho. Me siento afortunado porque creo que dejo a gente que me va a echar de menos. Pero también me siento muy triste porque yo les echaré de menos a ellos.

Entre idas y venidas, he tenido que despedirme muchas veces, y ver que a la otra persona le cuesta separarse casi tanto como a ti, es algo que llena el corazón pero desborda en los ojos.

La vida es un viaje y en el camino nos encontramos y despedimos. Lo importante es no decir adiós, es decir ¿nos tomamos la penúltima?

Besos y abrazos para todos.

3 comentarios:

  1. Albertico guapo, aquí estamos todos deseando abrazarte y nos reconforta pensar que no importa no poder hacerlo en la primera semana, porque ya tenías que marchar de nuevo... Tómate tu tiempo para acomodarte en este espacio que nunca dejó de ser tuyo.
    Comprendemos también que es duro estar siempre diciendo adiós, antes aquí, luego allá, después más allá todavía y así sin parar. Para verlo con más optimismo: el mundo hoy es pequeñito y tienes muchas casas y corazones a los que volver... también aquí :)
    Besicos faticos de
    Jorge y Sara

    ResponderEliminar
  2. No soy capaz de expresarlo mejor que mi madre.
    Marchar siempre es duro cuando es por obligación. Sea para unos meses o sea para años. Nunca es lo mismo pero tampoco es tan diferente.
    Los que marchamos lejos, al volver siempre pensamos que será todo muy diferente y, por suerte, acabas reconociendo (no sé de qué manera) que las cosas no cambian tanto.
    A nosotros nos tendrás que aguantar igual. Tus amigos (entre los que me incluyo) están esperando volver a verte. Tienes más de una casa y más de una cama por casa que elegir, y sobretodo siempre has estado en nuestros corazones, nunca te has ido. Voy a dejar de ponerme sensiblón y a decirte que la penúltima nos la echaremos a no mucho tardar ya sea vino del somontano o sidra de Cenera.

    ResponderEliminar
  3. Ahora escribo como fan del blog. Que vuelvas no significa que te dejemos que nos abandones. Tómate un mes de vacaciones y luego vuelve a las aventuras que tienes muchas en la recámara para contar.jeje
    Un abrazo muy preto.

    ResponderEliminar