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jueves, 26 de junio de 2014

...come bollo

Como me viene pasando los últimos meses, voy dejando la entrada para última hora. Si es que me voy quedando sin ideas para contar aunque es cierto que tengo algunas cosas en la recámara desde hace ya años en algunos casos. Pero para hablar de todo eso debería hacer primero memoria de muchas cosas y luego escribirlo como es debido con tiempo.

Empezando con el tema de hoy, este año tengo mucha suerte, voy a tener unas cuantas visitas si todo sale como está previsto. La primera visita que tuve al poco de llegar a Japón fue la de mi madre, al año siguiente mi amigo Mario y su novia se pasaron por aquí durante el festival Tanabata, y el año pasado estuvo mi amigo Joan con su primo y su tía. Este año he comenzado con otro de mis amigos más antiguos, Iván. La verdad, casi me da miedo pensar cuánto hace que nos conocemos puesto que hay que remontarse a los entrenamientos de karate allá en los años ochenta del siglo pasado. Si en una frase escrita en 2014 uno tiene que escribir “del siglo pasado” para evitar confusiones, es que ya se está haciendo muy mayor.

Como yo este verano no tengo pensado ir por España, le hice un par de encargos a Iván para que me hiciera de mula de carga. Él además me trajo unas casadiellas pero, y sin desmerecerlas, lo mejor es que me trajo esto.


Los asturianos y los que conocen la comida de mi madre ya sabrán lo que es. Es un bollo dulce del que, como se puede ver, ya dimos buena cuenta, y unas galletas, todo recién salido del horno de mi madre (además de un viaje a Madrid, Frankfurt, Tokio y Sendai). Para el que no lo sepa, el bollo dulce se suele comer por Semana Santa, algo de lo que hablé ya pero no había puesto foto. Hacía ya mucho tiempo que no lo comía porque la última vez que estuve por Semana Santa en Oviedo fue en 2010. Además, Iván me trajo una botella de vino de parte de mi padre. Mi padre hace sidra pero ya tuve un incidente con una botella de sidra hace un par de años así que mejor no arriesgar la ropa de alguien más.

No tengo más fotos de la visita de Iván porque no llevaba mi cámara conmigo y él aún anda por Japón así que todavía no me pudo pasar las suyas. En realidad, más o menos ya hablé de los sitios que visitamos por aquí. El sábado estuvimos de onsen en Akiu, concretamente en este hotel donde comimos en habitación privada. Luego fuimos a ver la Akiu Otaki (para el que se esté preguntando, la pegatina de Asturias aún seguía allí). A continuación fuimos a ver el Jogi Nyorai pero se nos hizo tarde así que no pudimos hacer una visita muy completa. El domingo lo dedicamos a ver Matsushima y dar una vuelta por Sendai y sus tiendas, aunque también se nos hizo un poco tarde porque el día anterior el sake corrió abundantemente por la mesa.

El lunes yo tenía que trabajar así que tuve que dejar a Iván a su suerte, la cual no fue mucha porque se fue a visitar Nikko y le llovió bastante. El martes me tuve que despedir de él porque se fue a Kioto aunque nos volveremos a ver este fin de semana en Tokio, pero eso es futuro en estos momentos y me dejará material para otra entrada.

Espero que Iván haya disfrutado de la estancia en Sendai y así me poder hacerme un poco de publicidad para que otros se animen a hacer una visita.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

lunes, 31 de marzo de 2014

…se toma una cerveza

No me considero un bebedor pero sí que disfruto de vez en cuando de un vino, una copa o una cerveza… o varias. La bebida alcohólica japonesa más famosa es sin duda el sake (), aunque en realidad esta palabra significa alcohol y se usa para referirse a cualquier bebida alcohólica. Lo que se conoce como sake es el nihonshu (日本酒), que viene a ser alcohol japonés, vamos, el vino de arroz, aunque no tiene nada de vino. Sin embargo, hoy no voy a hablar del nihonshu, aunque habría para rato y unos cuantos dolores de cabeza. Hoy toca hablar de cerveza.

Yo diría que los japoneses beben más cerveza que nihonshu, al menos estoy casi seguro de que en volumen así es. Hacia 1876 un japonés que viajó por Alemania fundó en Sapporo la primera fábrica de cerveza de Japón. En general es una cerveza bastante suave que se deja beber fácil, lo cual a veces es peligroso sobre todo si se combina con un nomihodai (beber lo que se quiera por un precio determinado durante un tiempo establecido). En este caso, suelen poner una primera buena cerveza pero el resto que sirven deja bastante que desear, pero es una buena manera de emborracharse.

Una de las cosas que más me llamó la atención son las latas de cerveza con motivos estacionales.


En esa foto pongo tres cervezas de otoño (las de la izquierda) con las típicas hojas rojas del arce japonés. La siguiente es una cerveza de invierno con unos copos de nieve. La última es una lata de primavera, con las flores del cerezo tan famosas en Japón. Lo sé, falta una de verano, pero es que quería tirar las latas de una vez y no podía esperar a completar la colección. Si no recuerdo mal, la de verano venía con unos fuegos artificiales (hanabi).

Pero soy español, así que no podían faltar aquí algunas cervezas españolas.


El otro día vi una litrona de Ambar a la que le tengo bastantes ganas. Un poco cara, pero hay que soportar la empresa española aunque sea desde aquí.

Pero soy asturiano, así que en esta entrada alcohólica no podía faltar la reina.


Sidra de casa con manzanas de Cenera. Ya se sabe que la sidra, en cuanto pasa el puerto Pajares ya no sabe igual, pero en este caso merecía la pena traer una botella para poder disfrutarla aquí también.


Besos para ellas y abrazos para ellos.

lunes, 16 de septiembre de 2013

…toma un café

Esto puede sonar un poco oportunista a la vista de los acontecimientos de los últimos tiempos pero lo cierto es que hace tiempo que tenía ganas de hablar del café.

Desde que me fui de España, una de las cosas que más echo de menos es la tradición española de tomarme un café tranquilamente con los amigos. Es cierto que uno se puede tomar un café en Inglaterra o Japón, no digo que no pero, tanto en un sitio como en otro, es muy difícil encontrar una cafetería que no pertenezca a una cadena tipo Nero (en Inglaterra), Doutor, Italian Tomato, Caffe Veloce (estas en Japón) o Starbucks (en cualquier lado), todo esto sin afán de hacer publicidad, que no me pagan. Lo que yo echo de menos es la típica cafetería de toda la vida donde poder sentarte tranquilamente (o con la televisión a todo volumen con el partido) y charlar de lo que sea.

Aquí la gente joven suele ir a las cafeterías de las cadenas a estudiar, cosa que no entiendo muy bien, pero es bastante común ver a chavales con los libros y montañas de apuntes esparcidos sobre las mesas. Supongo que no se tomarán muchos cafés, porque los exámenes les saldrían bastante caros teniendo en cuenta el precio.

En Inglaterra era muy típico que la gente en la empresa se tomara un montón de cafés y tés al día, pero claro, hechos en plan aguachirri, con las famosas kettle, jarra eléctrica para calentar el agua (con su buena costra de cal de solera duramente conseguida tras años sin limpiar) y usando filtros, en lugar de la cafetera italiana de toda la vida. El caso es que yo, como sustitutivo del café como es debido me hacía café instantáneo pero con leche no con agua, así que me calentaba la leche en una taza en el microondas. No os podéis imaginar la cantidad de veces que me preguntaron que qué estaba cocinando… les chocaba mucho que calentara leche en el microondas. Claro que no les parecía raro no lavar las tazas tras usarlas y tampoco añadirle una nube de leche al té.

Aquí continúo con mi costumbre de hacerme el café con leche calentada en el microondas. Claro que yo tengo que añadirle azúcar también (ya sé que muchos puristas dirán que un café instantáneo con leche y azúcar no es café, pero bueno, es lo que hay), con lo que he tenido que aguantar que me dijeran que es un café de niños… bueno, me lo tomo como un cumplido, me siento joven.

En mi piso no tengo microondas, pero aun así me tomo un café los fines de semana, tranquilamente.


La foto no es muy buena pero alguno se habrá dado cuenta de que el bote pone “Clásico”. No, no es que me traiga el Nescafé de España, el espacio lo reservo para el jamón y el queso de los kits de supervivencia de mi padre. Este bote está comprado en el supermercado normal de aquí. Resulta que está hecho en España, con la etiqueta en español, aunque por supuesto, le ponen una pegatina para que la gente lo entienda… y yo no.


De todos los tipos de Nescafé que se venden por aquí es el único que vi con la etiqueta en español, así que para apoyar la economía española desde aquí, es el único que compro.

Espero poder seguir disfrutando de mi relajante taza de café con leche los fines de semana mientras veo los juegos olímpicos de 2020 en…


Besos para ellas y abrazos para ellos.