domingo, 25 de agosto de 2013

…sigue la línea de fuego (II)

En la anterior entrada me había quedado con mi jefe en Concepción, así que voy a retomar el recorrido por esa ciudad. En realidad, no tuve mucho tiempo para nada en general y menos para hacer turismo, en particular. Además, una cosa que me suele pasar es que si no voy solo, saco menos fotos, no es cuestión de hacer esperar a la gente y mucho menos en el caso de ir con el jefe.

Como dije, la ciudad no es gran cosa, da la sensación de ser un poco anárquica y con bastante chabolismo, así que el paseo por el centro fue bastante corto. Quizá uno de los sitios más bonitos del centro, por lo que yo pude ver, es la Plaza de la Independencia.


En un lateral se encuentra la Catedral. No entré, así que no puedo decir como es por dentro pero por fuera no llama mucho la atención.


Una cosa que sí nos llamó bastante la atención fue la cantidad de perros sueltos que andaban por la calle.


Realmente parecía ser un problema para la ciudad y según nos comentaron, así era ya que había bastantes casos de mordeduras y yo supongo que también de sanidad. Es algo ya bastante aceptado en la ciudad y mucha gente les da de comer, así que es complicado darle una solución al problema. La anterior foto está tomada en una plaza al lado del edificio de los tribunales.


El edificio es realmente curvo, no es problema de la panorámica, de verdad. Al sur del centro, a los pies de un cerro, se encuentra el Parque Ecuador, el cual no estaba mal para dar un paseo.


Se podía subir un poco hacia el cerro pero se me hacía algo tarde para volver al hotel antes de que nos fueran a buscar para cenar y además no me dio muy buena espina.

Cerca del centro también está la Universidad de Concepción, que a fin de cuentas era donde íbamos. Al parecer, está considerada como la tercera universidad del país y la mejor fuera de la capital.


Otra cosa que me llamó mucho la atención fue la cantidad de autobuses que había, todos ellos muy viejos y pequeños. Cuando le pregunté al jefe de allí, me dijo que al parecer el gremio de los autobuses es muy fuerte y no quieren cambiar la flota. También había un proyecto para poner un tranvía pero eso les quitaría clientela. Además, hay un sistema bastante curioso de taxis que hacen las mismas líneas que los autobuses, con el mismo precio que el billete normal. No se desvían de la ruta y, aunque no estoy seguro ahora, se puede subir cuando se quiera. Al parecer, hay que tener cuidado en qué sitio se sienta uno porque si te toca en el medio atrás, bajarte puede ser complicado.

Como se puede ver en las anteriores fotos, el tiempo nos respetó bastante, aunque algún día nos llovió. También se puede pensar que no estábamos en invierno, como realmente correspondía en el hemisferio sur siendo agosto. Para mostraros que de verdad estábamos en invierno, os voy a poner la siguiente foto de un sitio al que fuimos a pasar una noche.


Esto es en las montañas hacia el interior, más o menos a la misma altura que Concepción. Supongo que hablar de interior en Chile no tiene mucho sentido, teniendo en cuenta lo estrecho que es el país. El sitio se llamaba Termas de Chillán que, como su propio nombre indica, está relativamente cerca de Chillán, una ciudad que creo que fue capital al principio de la colonización española, y además es un centro termal y de esquí. Se encuentra cerca de los volcanes conocidos como Nevados de Chillán, que están activos. Lo malo es que tuvimos bastante mal tiempo y no pudimos ver los volcanes. Algo que me pareció bastante curioso y que nunca había visto es que de la que subíamos había gente en la carretera que ofertaba alquiler de cadenas para el coche, cosa que tuvimos que hacer y fue un acierto puesto que la noche que pasamos allí nevó bastante, como podéis ver en la foto anterior.

El hotel donde pasamos esa noche estaba muy bien, es lo bueno que tiene ir con el jefe, que como no te pueden dejar por ahí tirado (bueno, sí que podrían pero, por suerte, no fue el caso) te llevan con ellos a buenos sitios. Aquí va una muestra del interior.


También se podía uno dar un baño en la piscina termal, al estilo de los onsen japoneses, aunque aquí la piscina era mixta y había que llevar ropa encima.


La foto está tomada de noche y de lejos, así que no se ve nada, pero os aseguro que la piscina estaba donde se ve la luz a través de los ventanales de cristal de la derecha. Además, había una piscina exterior en la que pudimos bañarnos cayendo la nieve sobre nosotros. Otra diferencia con los onsen es que la temperatura era mucho más moderada y se podía estar dentro más tiempo.

De vuelta ya en Concepción, un día nos acercamos a Dichato, un pueblo costero cercano y que resultó muy dañado por el tsunami de 2010.


Allí comimos en un restaurante que había sido destruido completamente. Como no podía ser de otra manera, tengo que poner algo de comida. Chile es famoso por su pescado, así que aquí va una foto de un Congrio a lo Pobre.


Como suele pasar, a lo Pobre suele significar con alto nivel de calorías, en este caso, congrio rebozado con huevos fritos, patatas fritas y cebolla pochada. Estaba muy bueno, os lo aseguro. Lo malo es que esa misma noche el jefe nos quiso llevar a un restaurante de comida típica de la Patagonia chilena donde la especialidad era cordero a la estaca.


Bueno, al menos pongo la ensalada en primer término, para que el cordero parezca menos. Lo malo es que entre el congrio del mediodía y el tamaño del cordero, tuve que renunciar a comer parte del frito de verduras del acompañamiento… si es que tanto tofu aquí no me deja ser el que era. El restaurante se encontraba en San Pedro de la Paz, al sur de Concepción, al otro lado del río Bio Bio, y tenía unas buenas vistas, aunque de noche la foto no es muy buena (con poco tiempo y sin trípode no se puede hacer mucho).


Al día siguiente ya había que volver, así que nos dio tiempo a poca cosa. Eso sí, como no pudimos ver los volcanes de los que hablé más arriba, elegí los asientos del avión de manera que pudiéramos mirar hacia el este y el resultado fue el siguiente.


Lo sé, no se ve muy bien, pero sí que se puede distinguir la silueta del volcán. Una buena despedida del país, siguiendo el cinturón de fuego de vuelta a Japón, ya sabéis, muchas horas más de avión, tren, autobús y taxi.

Y hasta aquí puedo contar. Un viaje rápido sin mucho tiempo para hacer cosas o visitar sitios, pero sí lo suficiente como para hacerse una idea del país y querer volver algún día para conocerlo mejor.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

jueves, 15 de agosto de 2013

...sigue la línea de fuego (I)

Hace unos meses mi jefe me comentó que tenía que hacer un viaje a Chile con un proyecto que tiene con un profesor de la Universidad de Concepción, un antiguo amigo suyo, y me dijo, medio en broma, que me iba a llevar con él para hacerle de traductor. Yo no me lo tomé muy en serio primero porque los jefes suelen cambiar de parecer muy rápido y segundo porque el hombre no necesita de nadie, tiene experiencia más que de sobra para andar por el mundo. El caso es que hace un par de meses me lo volvió a decir, luego lo canceló y hace algo más de un mes volvió a decirme que iba a ir y que me quería llevar. En resumen, que el domingo día 4 salimos de Sendai rumbo a Concepción.

Por supuesto, no hay vuelo directo a Chile desde Japón, así que tuvimos que coger dos trenes para llegar a Narita (uno de los aeropuertos de Tokio), y de ahí en avión a Los Ángeles, luego a Dallas, de ahí a Santiago y finalmente otro vuelo a Concepción, recorriendo de esta manera buena parte del Cinturón de Fuego del Pacífico. Llegamos el lunes a mediodía (hora local).

En Los Ángeles no teníamos mucho tiempo para cambiar de terminal y pasar todos los controles de seguridad, inmigración y aduanas americanos, así que llevamos nada más que equipaje de mano por si acaso no llegábamos al siguiente vuelo. Cuando estaba llegando a Los Ángeles tomé esta foto de la costa.



Intenté encontrar al mítico Mitch Buchannon corriendo por la playa (a cámara lenta con un montón de socorristas, operadas ellas y hormonados ellos) pero no tuve suerte. En la siguiente parada, en Dallas (un aeropuerto grande pero relativamente cómodo), tuvimos más tiempo, así que no pude reprimirme y tuve que comer algo de comida tex-mex, aquí van unos burritos.


Allí ya empezaba a sentirme un poco más como en casa puesto que ya se veían muchas señales, anuncios por megafonía y gente hablando en castellano.

El siguiente vuelo, hasta Santiago, fue uno de los peores en los que haya estado. Diez horas en un avión muy antiguo, poca limpieza, mala comida, auxiliares de vuelo (antes conocidos como azafatos) poco amables y, lo que es peor, sin pantalla individual. Normalmente, para viajes tan largos, las compañías aéreas han ido instalando pequeñas pantallas en los reposacabezas de los asientos. Suelen ofrecer películas, series, juegos y otras cosas. En mi caso, suelo ver películas para pasar el rato y, normalmente, el catálogo es amplio y se puede controlar la reproducción. Sin embargo, con American Airlines, esto no es posible. En el primer vuelo, de Narita a Los Ángeles, la pantalla era muy pequeña, el catálogo muy reducido y no se podía controlar la reproducción, pero al menos se podía ver algo. Sin embargo, en el vuelo entre Dallas y Santiago, no había pantalla individual y sólo pusieron una película en las pantallas (que tampoco eran gran cosa) con un sonido pésimo. El vuelo de vuelta fue un poco mejor, pero no mucho. Mi jefe iba en business class, así que a él le fue un poco mejor. Al parecer, les dieron una especie de tableta con películas y demás… aún hay clases. La verdad, no me extraña que estas compañías estén perdiendo mercado frente a las compañías asiáticas, la calidad es totalmente diferente. Supongo que este tipo de vuelos no les interesen mucho a los americanos, pero si no lo cuidan, seguirán bajando. Hasta el vuelo entre Santiago y Concepción (destino de nuestro viaje), en una compañía chilena, era muchísimo mejor.
Tras un montón de horas de viaje, llegamos a Concepción. No puedo hablar mucho de Chile desde un punto de vista turístico puesto que el propósito del viaje era profesional, más para el jefe, ya que en mi caso, en palabras de él y del jefe de Chile, yo era su “guardaespaldas y traductor”… bueno, no me quejo, me pagaron el viaje y era la primera vez que estaba en América, tanto norte, como sur.

Voy a dividir el viaje en al menos un par de entradas para que no me quede una entrada muy larga. Tan solo un poco de información sobre Concepción. Se encuentra a unos 500 km al sur de Santiago y es la segunda ciudad más grande de Chile. Por la forma del país, éste se divide en 12 regiones de norte a sur, siendo Concepción la capital de la octava, Biobío.

Al parecer, esta es de las regiones más pobres del país y, la verdad, se nota. Había mucho chabolismo incluso muy cerca del centro de la ciudad. Se nota que es un país al que le queda mucho por ir saliendo adelante, con muchas diferencias de clases. Nunca me sentí en peligro pero sí que nos comentaron que no era aconsejable acercarse a ciertos sitios durante la noche. Pero bueno ¿qué ciudad en el Mundo no tiene un barrio peligroso? Mi problema es que vivo en Japón, uno de los países más seguros del Mundo y cualquier sitio puede parecer peligroso en comparación.

La principal industria es la forestal aunque también tienen otras cosas. Como anécdota, me gustaría contaros una historia que nos contó el profesor de allí. Resulta que montaron una siderúrgica en la zona cuando descubrieron yacimientos de carbón. Para la elaboración del acero se necesita coque, el cual se prepara a partir de carbón. Al parecer, enviaron a EEUU a un hombre a hacer una tesis doctoral sobre la calidad del carbón de la zona para preparar coque, pero montaron primero la planta. Tras unos años de estudios, las conclusiones de la tesis fueron que la calidad del carbón no era adecuada para la industria siderúrgica… la verdad, no sé qué fue del hombre aquel, pero si hubiera sido yo me hubiera planteado no volver nunca al país. El caso es que ahora traen carbón de fuera para poder utilizar la planta que montaron.

Por otro lado, Sendai y Concepción se parecen un poco. Como dije antes, ambas están en el Cinturón de Fuego, por lo que los terremotos son algo habitual. En 2010, uno de los terremotos más fuertes registrados en la historia tuvo lugar al norte de Concepción. No sólo fue el terremoto, si no que también hubo un tsunami, al igual que ocurrió en 2011 en Sendai. Allí el número de muertos fue menor aunque la destrucción debida al terremoto fue mayor.

No sentí ningún terremoto fuerte durante mi estancia allí pero sí alguna vibración leve, menos mal. Si a esto sumamos que estuve en Los Ángeles durante unas horas, se puede concluir que me gusta jugar con fuego… lo sé, lo sé, es un juego de palabras muy fácil, pero alguien lo tenía que hacer.

De momento lo dejo aquí, que ha sido mucha letra y poca chicha. Prometo más fotos en la siguiente entrada.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

lunes, 22 de julio de 2013

...tiene compañía

En la anterior entrada me había dejado de camino a España para pasar unas vacaciones cortas en las que conocí a mi sobrino en Alicante. Por cierto, muy guapo, casi casi se parece al tío. Viajé con Emirates pasando por Dubai. El viaje por allí es un poco más largo que haciendo escala en algún aeropuerto europeo (hasta ahora, para venir a Japón, he hecho escala en los aeropuertos de París, Frankfurt, Ámsterdam y Milán) ya que el camino por Europa se hace llegando casi al círculo polar ártico y en el otro caso, al tener que ir a Dubai, el camino es un poco más largo. Por lo menos, los aviones de Emirates están bastante bien pero lo mejor es la comida y el entretenimiento de a bordo, con pantallas individuales y un montón de películas donde elegir. El aeropuerto de Dubai es relativamente grande con una gran cantidad de tiendas de duty-free, es como un gran centro comercial. Pero lo que más me llamó atención fue que el agua de los váteres es caliente, sí, de verdad, te sientas y parece que estés en una sauna para el culo… si uno esto a los váteres tecnológicos japoneses… mejor no lo pienso.

También pasé unos días en Oviedo donde, como siempre, estuve muy a gusto con los amigos. Me queda pendiente hablar un poco más de esto (sí, lo sé, digo lo mismo en casi todas las entradas).

Por supuesto, también estuve muy a gusto con la familia, en especial con mis padres, pero las vacaciones fueron muy cortas y llegaron a su fin más rápido de lo que yo quisiera. El final empieza a ser un ritual, mis padres despidiéndome en la terminal de Barajas mientras me aguanto las lágrimas tratando de pasar lo más rápido posible el control de seguridad.

Cambiando de tema, a lo que iba esta entrada era a que tengo nuevos inquilinos en mi piso, además de las pelusas. Hace unos meses me regalaron un par de cactus:

  



















Los más frikis ya saben qué es lo que está al lado del cactus alto; para los que no lo saben, es un kodama o espíritu que vive en el bosque siempre que éste esté sano, según se lo imaginaba Hayao Miyazaki en su película La princesa Mononoke.

Pero ahora tengo algo más de compañía. El otro día había un pequeño festival en una calle cerca de la universidad, con unos cuantos puestos ambulantes o yatai. En uno de ellos se podían pescar los famosos goldfish o carpines. Me dio por coger un par de ellos, como siempre, sin pensar mucho en las consecuencias. Al final, el sábado acabé comprando una pecera.


Los he llamado Toro e Ikura. Al principio los iba a llamar Sushi y Sahimi, pero tal vez algún japonés no entendiera muy bien la broma. Toro en japonés es una parte del vientre, normalmente de atún (ventresca), aunque también puede ser de otros animales. El toro de atún es muy apreciado y por lo tanto, está entre los platos de sushi más caros. Ikura son las huevas de salmón, de color rojo anaranjado. Supongo que no es necesario decir cuál es cuál viendo sus colores.

Recuerdo que cuando era pequeño mi madre acabó por sucumbir a mis lloriqueos para conseguir un pez. Cuando llegamos a la tienda (la cual aún existe en Oviedo), mi madre le pidió a la señora el más barato, probablemente pensando que para lo que iba a durar, no merecía la pena. Ahora no consigo acordarme de cuánto tiempo vivió, pero creo que fueron alrededor de un par de años, tal vez no fue demasiado viendo lo que pueden llegar a vivir, pero para un crío como era yo y en comparación a lo que les duraron a otros críos de aquella, el mío era Matusalén y eso que reconozco que no le trataba muy bien. Al principio no le pusimos ni nombre pero al final le llamábamos Rambo por lo fuerte que era. Yo creo que la razón de por qué duró tanto fue porque algunas veces, le llevábamos al pueblo y lo ponía a nadar en el lavadero durante un buen rato.

Aquel pez vivía en una típica pecera normalilla. Ahora, en cambio, por un módico precio se puede conseguir una pecera con un filtro y todo. Casi me parezco a tres de mis amigos, que tienen acuarios a lo grande, claro que en mi apartamento las cosas las tengo que hacer en pequeño. A ver cuánto me duran estos peces y qué hago con ellos si aún siguen conmigo el día que me vaya de aquí, sea cuando sea que ocurra eso. Tal vez me decida a criar unas langostas para darme una alegría un día. Mientras tanto, tengo compañía.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

domingo, 16 de junio de 2013

…hace un paréntesis

Supongo que casi todos nos acordamos de aquellos primeros anuncios de kitkat que llegaron allá por los años noventa a España, si no recuerdo mal. En ellos siempre se veía a alguien muy ocupado que necesitaba tomarse un respiro, hacer un paréntesis para tomarse unas barritas de chocolate con galleta crujiente. Tengo que reconocer que a mí me gustan mucho, aunque últimamente trato de perder algo de peso, así que me abstengo de comprar. Sin embargo, en Japón es una cosa que resulta difícil, porque tienen una gran variedad de ellos, así que en los últimos dos años (a esto volveré después) he hecho una pequeña colección.

Primero tenemos los más normales, los de toda la vida, que os pongo en la primera fila de la siguiente imagen: el de chocolate con leche y el de chocolate blanco.



En esta foto ya se pueden ver algunos un poco diferentes. Los otros tres kitkat son de “sabor dulce para adultos” ¿por qué para adultos? Pues no lo sé. Los sabores son: chocolate blanco, negro y frambuesa.

Ahora pasamos a algunos más originales.


El de arriba a la izquierda es de Halloween, con sabor a calabaza. El de arriba a la derecha es de Rilakkuma, que es el “oso para relajarse” (rila viene del inglés relax y kuma es oso). Es un personaje de cómic muy conocido en Japón, de la misma compañía que Hello Kitty. Rilakkuma no es tan popular fuera de Japón, pero aquí parece casi tan popular como Hello Kitty. El kitkat de abajo es de helado de vainilla.

Por último, aquí van los más japoneses de todos.


Arriba a la izquierda tenemos el de Maccha, que es el té verde japonés, el cual a mí me resulta muy amargo, pero no se le puede echar azúcar… al menos no sin que un japonés no te mire mal. A su derecha tenemos el de Zunda Mochi. Zunda es una pasta de edamame, habas de soja que vienen en vainas, como si de guisantes se tratara. En este caso, se preparan en una pasta verde con un poco de azúcar, pero también se suelen comer un poco cocidas en la misma vaina para acompañar bebidas, normalmente alcohólicas, como si fueran pipas. Mochi es un pastelillo hecho de harina de arroz y agua. De manera que el zunda mochi es el pastelillo con la pasta verde por fuera, bastante típico de Sendai.

El siguiente kitkat, abajo a la izquierda, es de wasabi, ya sabéis, la pasta de rábano verde picante. Para terminar, tenemos el de ichimi, que es pimiento rojo picante picado. También existe el sichimi, que es una mezcla de siete distintos pimientos picantes y otras cosas. Ichi significa uno, sichi es siete y mi es sabor, así que son condimentos picantes de uno o siete sabores. Yo sólo encontré el kitkat de un sabor. Estos dos últimos kitkat eran realmente picantes, sobre todo el último.

Algunos de los kitkat sólo se pueden encontrar en determinados momentos del año (como el de Halloween) o en algunos sitios concretos de Japón (el de ichimi lo compré en Nagano el año pasado).

Ahora paso a otra cosa. Como dije antes, hace dos años que llegué a Japón por cuarta vez pero, por supuesto, esta es la vez que más tiempo llevo aquí. Este fin de semana fue el aniversario, aunque no hice nada en especial, a lo mejor después me tomo una cerveza inglesa que compré el otro día, quizás para recordar los pub ingleses de mi anterior etapa. La semana pasada hice fabada, de la que tengo fotos, así que algún día las pondré aquí. Un asturiano tiene que hacer fabada allá donde vaya.

Al hilo del tema de la entrada, la semana que viene haré un paréntesis en mi vida en Japón para tomar fuerzas en España. Me voy una semana por allí para conocer a mi sobrino, de lo que ya tengo muchas ganas. No tengo días de vacaciones (otro tema para hablar en algún momento, tal vez), así que estaré poco tiempo por allí porque, aunque el jefe me deja ir, no cobraré. Además, tengo que repartir el tiempo por los distintos sitios, pero esto ya lo contaré cuando vuelva. Ahora sólo puedo pensar en los planes para ver a familia y amigos.


Besos para ellas y abrazos para ellos.

domingo, 9 de junio de 2013

…visita Osaka

Hace ya un par de semanas estuve en un congreso en Osaka. Fueron muy pocos días, así que no pude visitar mucho la ciudad. El sitio donde se celebraba el congreso estaba un poco alejado del centro por lo que no era fácil escaquearse de las charlas para poder ver un poco de la que es la segunda ciudad más grande de Japón, considerada por muchos extranjeros como una de las mejores para vivir por el carácter abierto de sus habitantes. Incluso los mismos japoneses consideran Osaka diferente, creen que la gente de allí no es tan amable como en el resto de Japón, son más bruscos, aunque para un español siguen siendo de los más correctos. Al final, todo depende del cristal con el que se mire.

En realidad, me dio la impresión de que Osaka es una ciudad que puede ser interesante para vivir y disfrutar de la agitada vida nocturna y de sus restaurantes, cuya cocina dicen que es de las mejores de Japón. Sin embargo, como turista no tiene grandes atracciones, no parece tener templos bonitos y su castillo, aunque está bien por fuera, es una reconstrucción en cemento de los años 30 del siglo pasado y restaurado en 1997.

Como digo, no pude visitar gran cosa, pero al final siempre hay tiempo para sacar a pasear la cámara. La primera foto que os quiero enseñar es de algo que no había visto hasta ahora, aunque probablemente sea más común de lo que pienso, ya me diréis.


Aunque no se ve bien, por las ventanillas traseras de esta furgoneta se veían peces vivos, así que es una especie de camión piscifactoría. Pescado más fresco no se puede llevar a los restaurantes.

Pasé la mayor parte del tiempo en el congreso, que se celebró en Cosmosquare, una de las islas artificiales de la bahía de Osaka. Al parecer, hace algo más de 20 años, cuando Japón estaba en la cresta de la ola, allí se construyeron grandes edificios destinados a oficinas, pero luego les llegó la explosión de su burbuja y estos edificios pasaron a ser deficitarios dejando una gran deuda a la ciudad… ¿le suena a alguien esta historia? Si nuestros políticos hubieran hecho un postdoc (para ello muchos de ellos tendrían que haber estudiado) en Japón, hubieran sabido de la burbuja económica inmobiliaria y tal vez alguno hubiera sabido predecir lo que nos iba a pasar.

Vaya, como siempre, me voy por las ramas. Lo que quería decir es que me escaqueé de la cena de gala del congreso, la cual no me pagaba la universidad y hubiera tenido que costearme por mi cuenta, así que me pude dar una vuelta, ya de noche, por la zona más conocida de Osaka, Dotonbori, zona para salir y comer, entre otras cosas, que la oferta de ocio es muy amplia, sobre todo si el bolsillo lo permite.



En esta segunda imagen se puede ver a la derecha del canal el famoso Glico Man, un anuncio luminoso de caramelos con un corredor. Cruzando el canal se ve el puente Ebisu, también conocido como Nanpabashi, nombre que merece una pequeña explicación. Ese día estuve cenando con un compañero de laboratorio que hizo su tesis en la universidad de Kyoto, que queda relativamente cerca, y éste tuvo una novia en Osaka, así que conoce un poco la ciudad. Al parecer, en este puente peatonal siempre hay gran cantidad de gente intentando  ligar. Nanpa significa algo así como ligar y hashi significa puente. Por otro lado, Dotonbori está en la zona de Nanba y como en japonés los sonidos ha (con h aspirada), ba y pa son muy parecidos, al final uno obtiene el juego de palabras Nanpabashi, el Ligapuente. Lo curioso de este puente es que hay un guarda jurado con un megáfono diciendo que se circule porque la gente se para para ligar en el medio y se forman grandes atascos.


La comida más famosa de Osaka no es nada glamurosa, se trata del Takoyaki, que son unas bolas de una masa de harina con pulpo dentro. Tako significa pulpo y yaki es a la plancha o brasa, plancha que en este caso es un poco especial ya que se parece a una huevera. Es una comida muy típica que se vende en los yatai, puestos ambulantes de comida, en los festivales de todo Japón. Hay dos tiendas que se disputan el haber sido la primera en vender esta comida típica, las cuales están enfrentadas una a cada lado del canal que se puede ver en las fotos anteriores.


Lo cierto es que yo no comí takoyaki, decidí comer una variante que nunca había probado, el akashiyaki. Es algo parecido aunque la masa lleva también huevo, con lo que es un poco más suave y se rompe más fácilmente, y además hay que comer tras mojar en una sopa dashi (sopa de pescado). Akashi es una ciudad cercana, la cual disputa el origen de esta comida a Osaka. El takoyaki es mucho más popular, yo creo que principalmente porque es más fácil de comer en los festivales, pero tengo que decir que el akashiyaki me gustó más.


Para terminar con Dotonbori, os enseño otra de las atracciones, Kuidaore Taro, que no sé por qué es tan famoso, pero el restaurante al que pertenecía cerró hace tiempo y aun así sigue en su sitio y hay muchos recuerdos con su imagen en forma de llaveros, postales y demás cosas.


Finalmente, decidí darme una vuelta por la zona del castillo. Era un poco tarde, así que tuve que ir con bastante prisa si no quería que me cerraran el metro para volver al hotel, por lo que no tengo muchas fotos. Además, no tengo un trípode como es debido (se admiten donativos para comprar uno) y justo cuando estaba sacando fotos, apagaron la mayor parte de la iluminación nocturna, la siguiente foto es de después de que la apagaran.


El parque que rodea el castillo es bastante grande por lo que tuve que caminar un rato desde la estación de metro. Se me hizo tarde así que volví medio corriendo para coger justo el último metro de la noche.

Ya no me dio tiempo a más, al día siguiente había que volver a Sendai puesto que el congreso era de cuatro días y había que volver al trabajo.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

miércoles, 8 de mayo de 2013

...va al cine


Siempre me ha gustado el cine. No soy un fan adicto a un director en concreto aunque tengo mis predilecciones así como mis fobias, pero sí que me gusta ir al cine, con todo lo que ello implica. No suelo comer palomitas aunque de vez en cuando tampoco sientan mal, dependiendo de la película. Lo que me gusta sobre todo es la liturgia de llegar, coger las entradas, sentarme en la sala y ver los tráileres; al terminar, quedarme hasta el final y salir tranquilamente comentando la película si es que no la vi solo.

El caso es que cuando estuve en Inglaterra apenas fui al cine pero aquí sí que suelo ir una o dos veces al mes, a pesar de que el precio es bastante alto (dependiendo de la sala, la zona y la película anda entre unos 1000 y 2000 yenes). De hecho, esta entrada viene a cuento de que hace poco fui a ver Ironman 3 y resulta que la única película que fui a ver en Inglaterra fue Ironman 2, y obviamente vi Ironman 1 en España. Así que esta trilogía, aparte de gustarme, empieza a tener un especial significado para mí.

Por supuesto, voy a sesiones en versión original subtitulada, evidentemente en japonés. Por suerte, aquí no suelen doblar las películas, así que normalmente tengo una buena variedad donde escoger. Como anécdota graciosa, cuando fui a ver Ironman 2 en Inglaterra lo hice a una versión para gente con problemas de audición porque ponían subtítulos en inglés… lo sé, lo sé, se supone que tenía que entender la película sin necesidad de subtítulos, pero es lo que hay. Ahora, aunque estoy en Japón, casi entiendo más inglés que antes. También fui a ver una película de animación en japonés, con lo que no entendí nada, por supuesto, pero había que hacer la tontería de turno y más siendo una película de los estudios Ghibli.

Bueno, que me voy por las ramas, como siempre, y esta parrafada no interesa a nadie. Japón es diferente en muchos aspectos, como es obvio y todos nos imaginamos por lo que nos suele llegar a Europa. Los programas de televisión así como los anuncios no son una excepción. Ejemplos de anuncios en televisión o programas chorras (quién no recuerda “Humor amarillo”) los podéis encontrar en Youtube. Lo que no sé si es tan fácil de encontrar es lo siguiente.


No creo que haga falta mucha traducción. Este anuncio lo suelen poner antes de las películas, o más bien solían poner, porque éste era el del año pasado, ahora es un poco diferente y me hace menos gracia.

Hoy entrada corta pero con vídeo, que compensa.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

domingo, 14 de abril de 2013

...tiene visita

Probablemente ya lo haya dicho muchas veces, pero repetirlo nunca está de más: recibir visitas es un placer, sobre todo cuando se está tan lejos. El problema que tiene Japón en este sentido es que está demasiado lejos y venir un fin de semana es imposible. Aún así, tengo suerte y he recibido más visitas de las que pensaba, salgo a una por año desde que vine.

En esta ocasión, y como no podía ser de otra manera, recibí la visita de Joan, que no falla allá donde esté. Hace muchos años que nos conocemos y hemos estado en muchos sitios juntos. En esta ocasión, se vino con su primo y su tía. Sobre si la visita estuvo a su gusto, tendrán que opinar ellos. Sobre lo que hicimos, pues tampoco puedo contar mucho porque yo sólo pude estar con ellos dos fines de semana.

El primero de los fines de semana se vinieron hasta Sendai. El sábado alquilamos un coche (sí, tengo carnet de conducir japonés, pero de esto tengo intención de hablar en otro momento) y fuimos a visitar Akiu Onsen, que está cerca de aquí. Elegí este sitio principalmente por la cercanía, ya que era la primera vez que cogía el coche en Japón y no me fiaba de mí mismo, y también porque está considerado entre los tres mejores onsen de Japón. Antes de ir a tomarnos un baño, fuimos a ver la cascada Akiu Otaki (de la que hablé un poco hace año y medio). Allí se puede aparcar al lado del Fudo-do, un pequeño templo.


Por cierto, aquí os pongo una prueba de que los asturianos somos casi como los gallegos y estamos en casi todos lados.


A poca distancia de este sitio se puede ir a un mirador y ver la cascada desde arriba.


También se puede bajar al lado del río y ver la cascada desde un poco más cerca.


Al parecer esta es una de las cascadas más famosas del país con sus 55 metros de alto y 8 de ancho, según la guía.

Después de esto nos fuimos a tomar un baño en un onsen. Me temo que de esto no tengo fotos de momento. Es lo que tiene ir a sitios que están cerca o en los que ya se ha estado alguna vez, que ya no se hacen más fotos. Después del baño y de comer nos fuimos a ver el Akiu Koegi no Sato, un pequeño pueblo donde hay varios artesanos de la madera. Para terminar, dimos un paseo por Rairaikyo, o garganta Rairai formada por el río Natori. Se puede dar un buen paseo a la orilla del río pasando al lado de unos cuantos hoteles con onsen naturales.


Al terminar, volvimos a Sendai y a hacer tiempo para la cena, shabushabu, de la que tampoco tengo fotos. Al día siguiente fuimos a Matsushima, que ya es conocido por los que leen el blog. El problema es que tuvimos un día bastante malo, cayó justo la última nevada del año (eso espero) que aunque no llegó a cuajar del todo sí que en algunos sitios dejó un pequeño mantillo de nieve.

El lunes siguiente a ese fin de semana ellos se fueron a Hiraizumi, también conocido en este blog, y el martes se fueron de Sendai a visitar otros sitios. Pero nos despedimos por poco tiempo porque el fin de semana siguiente nos vimos en Tokio. De esta visita, de nuevo, tengo pocas fotos, aunque ahora que hago memoria, creo que hice más fotos, sobre todo del parque Ueno donde aún había algún cerezo en flor, pero ahora no las puedo encontrar, tal vez la cámara me las borró, no lo sé. El caso es que de Tokio sólo tengo fotos del Sky Tree, la torre más alta del mundo (que no edificio, donde ocupa el segundo puesto).


El tiempo nos respetó hasta media tarde cuando empezó a llover bastante y fue inevitable coger una buena mojadura. Yo puedo hacer de guía, pero no me es posible asegurar el buen tiempo.

Ese sábado nos tuvimos que despedir. Como siempre, muchas gracias por la visita, en especial a Joan, que no falla a su cita allá donde estemos. Le debo muchas entradas, pero ya he dejado de prometerle escribirlas. Para el resto, si queréis hacerme una visita ya sabéis dónde estoy y puedo poner referencias y todo.

Besos para ellas y abrazos para ellos.