martes, 8 de julio de 2008

...regresa a Japón

Hola gente,

¿Cómo va todo por los reinos ibéricos? ¡Ah, bueno! Casi se me pasa mencionar a la pérfida Albión, donde este año tenemos a una embajadora.

El caso es que no sé por dónde empezar… algunos estaréis diciendo “por el principio” pero… ¿cuál es el principio? Por ello comenzaré por el final, es decir: estoy entero, relacionándome íntimamente con mi jet-lag, combatiéndolo ferozmente escribiendo estas líneas.

Ahora voy a hacer un pequeño flash-back y me voy a remontar al viernes pasado. Y por qué, os preguntaréis, pues ya lo veréis. El caso es que el viernes me fui de cena con los compañeros de trabajo y, como alguna se podría enfadar, voy a llamarlos amigos del trabajo. De manera que llegué a las tantas a casa para dormir algo, ya que el sábado marchaba con mis padres para Madrid. Yo tenía que mandar un correo a Kim, mi jefe de aquí, para comunicarle la hora de mi llegada a Japón y, en concreto, a Nagano, porque no me había dado tiempo el viernes antes de marchar del trabajo. Así que bajé para Oviedo, a casa de mi tía Rosi para poder enviar el correo, porque, como casi todos sabéis, no tengo Internet en casa. Por otro lado, mi madre había bajado para ir a un funeral antes de levantarme yo. El caso es que mi madre me llamó para subir juntos a lo que yo, que había dormido cuatro horas y estaba escribiendo un correo en inglés, le respondí que sí…sin pensar que había bajado en moto. Imaginaros la movida, llamando a mi padre para que bajara a buscar a mi madre y tragándome las burlas de mis tíos, primos y padres. Pero, ya me contaréis si vosotros os hubierais dado cuenta en mi situación tanto física como mental.

Toda esta parrafada viene a cuento de que, como podéis ver, he empezado con buen pie, más que nada porque, con esta previa del viaje, el resto sólo podía ir a mejor. Quien no se conforma es porque no quiere.

Después del despiste generalizado, llegué a casa y me puse a hacer la maleta ayudado por mi madre. Como siempre a última hora, sino no tendría gracia. Comer y salir hacia Madrid a las cuatro de la tarde. El viaje en coche no tuvo mucha historia. En Madrid nos quedamos en un hotel, donde nos vimos con mi hermano que subió desde Alicante porque quería ir a despedirme (snif, un breve instante para una pequeña lágrima). Nos fuimos a cenar, donde el camarero, con la prisa que tenía, sólo le faltó darnos él mismo de comer. Vuelta al hotel y para la cama.

El domingo tenía mi primer vuelo a las 10:30 así que sólo nos dio tiempo a levantarnos e ir directamente para el aeropuerto. Menos mal que fuimos temprano, porque había una cola impresionante para facturar para el vuelo de Ámsterdam. Supongo que todo el mundo se estaría yendo de vacaciones. Tras facturar, nos tomamos un pequeño desayuno y me fui para el embarque. El resto os lo podéis imaginar, abrazos, besos y demás. Comenzaba el viaje, no había marcha atrás.

Poco más puedo comentar sobre los viajes de avión. Bueno sí, en la zona de embarque de Barajas vi a un tío que iba con un jamón al hombro de equipaje de mano. No sé para dónde iría, pero el sistema de transporte era digno de comentario. Tal vez yo sea un poco paleto, pero nunca había visto llevar un jamón al hombro sujeto por correas como si fuera una mochila. Yo pensaba que esta página era una fricada, pero ahora veo que tiene futuro.

El resto era tierra conocida, una pesadez de viaje que se hace un poco más llevadero gracias a la posibilidad de ver las películas que quieras, escuchar música, jugar o dormir. Tras 11 horas metido en el avión me recibieron el calor, la lluvia y la humedad de Tokio. Fue allí, en Narita, donde observé el primer cambio respecto al año pasado, y es que este año parece que hay mayor control de seguridad. Después de bajar del avión, había un hombre con una cámara para medir la temperatura de la gente que pasábamos, supongo que sería para prevenir enfermedades. A continuación, en el control de pasaportes nos hicieron una fotografía y nos tomaron las huellas dactilares con un sistema digital. Por último, a la salida de la zona de llegada me registraron todo el equipaje, aunque esto creo que fue por la barba y, sobre todo, por la foto que tengo puesta en el pasaporte, digna del peor de los terroristas. Tras comprobar que mis calzoncillos no revestían peligro alguno para la integridad de los japoneses y japonesas, la amable guardia de seguridad me dejó marchar. Y digo amable por dos razones. La primera, porque me desempaquetó la maleta, la cual había envuelto con plástico en Barajas, antes de la salida. La segunda, porque el champú se me había abierto y me había ensuciado el neceser y ella sacó un rollo de papel higiénico y se puso a limpiar el estropicio. Una cosa que sólo puede suceder en Japón.

A continuación cogí el tren para ir a Nagano. En el Narita Express, que conecta el aeropuerto con Tokio, me dormí y no me pasé de estación casi por casualidad. Lo mismo me pasó en el shinkansen para Nagano, pero, por suerte, este tren termina aquí, así que no tuve problema con dormirme. Es curioso cómo el año pasado estaba tan nervioso al empezar a coger el tren y ahora lo hago con total normalidad, lo que hace la experiencia, aunque sea corta. En parte, resulta extraño volver a la rutina de aquí, pero, por otro lado, es como si no hubiera pasado tanto tiempo.

Una vez en Nagano, me fue a buscar mi jefe y me llevó a la habitación donde voy a estar este año (ya os hablaré de ella), salvo unos días que estaba ocupada desde hacía tiempo y tengo que mudarme, ya veremos a dónde. Luego llegaron los reencuentros y las presentaciones de la gente de por aquí. Hay muchas caras nuevas, sobre todo de gente de fuera, ya que este año parece que hay bastantes chavales haciendo estancias de investigación, sobre todo de Corea. Me instalé en el escritorio, que es el mismo que el del año pasado, pero movido de sitio.

Cuando volví a la habitación, me encontré que en el mismo piso se aloja una chica de Estados Unidos y que está en el grupo que estoy yo. Me dijo que sabía un poco de castellano, pero cuando intenté hablar con ella no me entendía casi nada.

Después de esto una ducha y para la cama. Curiosamente no me desperté a media noche, pero creo que fue por el cansancio, así que ya veremos qué ocurre las siguientes noches. Decir que por aquí tienen un horario un poco raro, ya que el sol sale sobre las 4:30 de la madrugada, y no tengo persianas, así que, menos mal que no me importa la claridad, porque sino lo iba a pasar mal.

El día de hoy (martes) está transcurriendo sin mucha historia. Tan solo reseñar que vi al jefazo del laboratorio. De todas maneras, esta semana no contaba con comenzar muy fuerte, porque la semana que viene hay un congreso internacional aquí y están bastante ocupados con ese tema. Así que estoy aprovechando para terminar mi relación íntima con mi jet-lag.

De momento esto es todo. Cuando pueda os hablaré de la habitación y otras cosas que se me ocurran.

Abrazos para ellos y besos para ellas.

8 comentarios:

  1. Hola colega, ya ves que al final a todo se acostumbra uno eh? cogiendo trenes en Japón como si nada... :)
    Por cierto, como parece que tienes compañía extranjera por ahí, aprovecha que eso siempre da mucho juego y dale recuerdos a la chica americana de tus partes, de mi parte, hehehehe
    Animo y a por ellos que son pocos y cobardes, un abrazo

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  2. Pa mí que vas a acostumbrarte a la vida nipona y terminarás por quedarte... Desde aquí seguiremos tus peripecias.
    Anda que no te despediste entre risas el otro día, jeje. Ya quisieran muchos que les amenizaran las hermanas Mejido de vez en cuando, aunque sea por la sidra gratis :P.
    Buen día!!!
    CAMINO

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  3. Anda que tu,el primer dia de vuelta en japon y ya estas ligando con la americana, no tienes medida jeje.
    Podrias abrir otro blog con tus historias en las despedidas y reencuentros familiares, creo que tendria aceptacion ...:)
    Animo y un abrazo muy fuerte
    K

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  4. Que bien que ya comienzan de nuevo las historias niponas!!
    Ya tenemos una razón más para estar pendientes del ordenador.

    Ya iremos leyendo las historias del tema y tal (no). Historias de un tal y el tema (no). Historias de un tal Berto y el tema (ESO).jejeje

    Besos y tal!

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  5. Definitivamente ademas de las despedidas, jet lag,tienes que reconocer tu gran ignorancia de lo que pasa en el mundo. Es que no sabes que se celebra en Tokio la famosa reunión G 8?. Pensabas que los controles eran por tu cara bonita?, pues no , son las normas internacionales cada vez que los "super se mueven".
    Lo que me extraña es que no te hayan recibido con todos los honores, creo deberias presentar una reclamación a las autoridades niponas por no saber distinguir.
    Buenos despues del rollo.
    Esperamos disfrutes de una agradable y productiva estancia.
    Besazos.

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  6. Pareces Marco en sus andanzas al otro lado del charco. Tú sigue así, aunque seas Alberto el mochileru.

    Frikiiii!!!

    Soy La Xuxa. Ya tienes sábanas? Y detergente y suavizante? Hace mucho calor? Aqui hace frío. Un poco fuerte lo del aeropuerto, no? Vaya forma de entrar en un país,anda.

    Bueno tú, pírome, que tamos la Maru y yo en casa la friki de la PF.

    Besos, :P Su

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  7. Que tal sempai?
    Espero que te estes aclimatando bien de nuevo por alla.Aqui un calor de la leche.
    Con la americana esa que te ronda, potencia tu lado "Sawyer" que ya sabes que da resultado ir de malote, acuerdate de Evangeline:)
    Un abrazo

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  8. la que no se entera de nada te desea una feliz estancia en esos mundos tan distintos como interesantes, oye por cierto hazte una foto con la barba anda!! que quiero verte, hace tanto que no te veo. un besin y no te americanices ehh! juntante y liate un poco, pero no te americanices ehh jeje!!

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