sábado, 27 de febrero de 2010

...visita Hampton Court

Hace tiempo que no escribo en el blog, pero tengo varias buenas razones. He tenido algunos problemas técnicos con el ordenador, tuve que reinstalar el sistema operativo y todos los programas. Por otro lado, tampoco tenía mucho que contar. El sábado de la semana anterior tenía una cena con la gente de karate, por lo que decidí no ir a ningún sitio. Al día siguiente di una vuelta por Guildford, la ciudad donde estoy viviendo ahora, para poder hacer unas fotos y empezar a contaros cómo es, pero hizo un día de perros y las fotos no quedaron muy lucidas.

Todo este rollo para decir que el fin de semana pasado decidí visitar el Hampton Court Palace. Este es uno de los palacios más importantes de Inglaterra y uno de los edificios más representativos del estilo Tudor.

Emplazado en las afueras de Londres, a orillas del Támesis, puede ser una buena excursión si se hace un viaje de varios días la capital de la Pérfida Albión. En el verano podría ser una buena idea hacer el viaje desde Londres en barco y volver en tren o al revés.

El palacio fue construido en 1514 como residencia de campo del cardenal Wolsey, pero, como ya dije en la entrada de Oxford, este cardenal no apoyó a Enrique VIII en su separación de Catalina de Aragón, así que el rey se adueñó de sus propiedades. Por lo menos conservó la cabeza sobre los hombros, cosa que no se puede decir de dos de las esposas de Enrique VIII. De esta manera, Hampton Court se convirtió en residencia de la corte durante más de dos siglos.

La entrada del palacio no es precisamente barata, 14 libras más 1.40 libras de aportación voluntaria, lo cual quiere decir que te sueltan “Son 15.40 si quieres hacer una donación para la conservación del palacio” a lo cual tú no te puedes negar, por miedo a quedar como un agarrado que no quiere soltar ni un penique por un palacio que aún no has visto y no sabes si te va a gustar. Por lo menos, la entrada incluye la visita del palacio con una audio-guía y también da acceso a los jardines. Sin embargo, una de las cosas que peor me parecieron, y no me refiero sólo a este palacio, si no a otros sitios que he visitado también en otros países, es que en invierno cierran parte de las instalaciones, además de abrir en un horario más reducido, pero el coste de la entrada es el mismo. A mi parecer, no es justo, deberían reducir también el precio. Después de este párrafo econo-vindicativo, voy a contar algo de la visita en si.

Por lo visto, apenas se puede visitar una quinta parte del palacio, pero es bastante grande, sobre todo si sumamos los jardines, así que la visita lleva todo el día. La entrada principal, que en el momento de mi visita estaba cerrada por obras de restauración, lleva al patio principal, el Base Court.

Internándose un poco más en el palacio, se llega al Clock Court, que debe su nombre a un reloj de 1540.

En estos dos patios se puede apreciar bastante bien la construcción de tipo Tudor, con su ladrillo rojo y las características chimeneas. Sin embargo, este palacio sufrió algunas reconstrucciones y ampliaciones. Incluso, en tiempos de William III, se pensó en derruir el antiguo palacio y construir uno nuevo. Por suerte para la historia del arte y por desgracia para la paz en el Mundo, a William III le gustaba mucho la guerra, por lo que no le quedaba mucho dinero para grandes obras, así que su esposa Mary II se tuvo que conformar con supervisar las obras de ampliación mientras su marido se iba al frente. De esta manera, uno de los omnipresentes arquitectos en Londres, Christopher Wren (una especie de Calatrava o Norman Foster de su tiempo) llevó a cabo las reformas del palacio. Esto está muy presente en este patio, que acabo de comentar, por lo siguiente.

Esta foto está tomada en el mismo patio que la anterior, de modo que se puede ver claramente la mezcla de estilos.

Comencé la visita al interior del palacio por las cocinas. Como a toda corte real que se preciara, les gustaba mucho aparentar, y una de las maneras de hacerlo era con cantidades ingentes de comida, en concreto de carne de ternera asada a la brasa, que era muy cara en la época de Enrique VIII. Lo que yo no sabía era que, lo que parecen una especie de grandes tartaletas de pan, en realidad se usaban para terminar de cocinar la carne en los hornos y servirla. Una vez en la mesa, se utilizaban como platos e incluso como servilletas, pero no para comer como acompañamiento.

Tras dejar las cocinas, me dirigí a los aposentos de Enrique VIII. Lo más destacable de esta parte del palacio es el Gran Salón, donde se celebró la boda del rey con su última esposa y la única que le sobrevivió, Kateryn Parr.

Esta sala me recuerda a los cómics de las aventuras de Johan y Pirluit que leía cuando era pequeño. No sé si alguien recuerda o conoce estos personajes que fueron creados por el mismo autor de los Pitufos, quienes aparecían en los cómics de Johan y Pirluit como meros secundarios y luego tuvieron el éxito que seguro todos conocemos. El caso es que sus aventuras transcurrían en la Edad Media, y vivían en un castillo donde había un Gran Salón parecido a este de la imagen.

Vaya, lo siento, me he puesto a divagar otra vez, intentaré enfocarme en el tema.

Cuando salí de las habitaciones de Enrique VIII, parecía que quería empezar a llover, así que antes de seguir con la visita al interior del palacio, decidí dar un paseo por los jardines, pasando antes por el Fountain Court.

Los jardines no estaban muy lucidos en esta época del año, pero aún así tenían cierto encanto.

Otro de los atractivos de lo jardines es un laberinto hecho de arbustos (ahora no recuerdo de qué tipo), aunque de esto no tengo fotos, ya que como mejor se vería sería desde lo alto, cosa que no pude hacer.

Como curiosidad, en una parte de los jardines se encuentra la Great Vine, que está considerada como la viña más vieja del mundo, así como la más grande, con ramas que alcanzan los 75 metros de longitud.

De vuelta al interior del palacio, visité los apartamentos Georgianos, los aposentos de Mary II y los de William III. Sobre éstos no me voy a extender más, entre otras cosas porque no tengo fotos, no porque no fueran interesantes.

Entre medias, asistí a una de las representaciones que hacen en el palacio sobre el día de la boda de Enrique VIII con Kateryn Parr.

En el recuadro he puesto un retrato de Enrique VIII, de manera que se puede ver que el actor está bastante bien caracterizado. Estos actores dan vueltas por el palacio durante todo el día, y cada cierto tiempo tienen lugar representaciones de los distintos momentos del día de la boda real. No dejó de hacerme bastante gracia ver como representaban la escena de una manera, digamos, bastante benévola con este rey, dando una visión edulcorada del enlace, con un discurso de amor y dicha. En realidad, Kateryn Parr se vio obligada a casarse con Enrique VIII, ya que este se encaprichó de ella cuando esta trató de pedir clemencia para la esposa de su hermano, acusada de adulterio.

Después de salir del palacio di un paseo por las orillas del Támesis, pero después de todo el día pasando frío no tardé mucho en volver con Todoroku a Guildford.

Al final, esta entrada me ha quedado bastante larga, pero es que hacía dos semanas que no escribía nada aquí, así que tenía que resarcirme.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

4 comentarios:

  1. Muy guapo el palacio Obi. No me extraña que ya nada mas empezar la visita te fueras a las cocinas, si es que no cambias jeje.Que bueno lo de Johan y Pirluit, tambien me gustaban mucho y es verdad que se parece mogollon al castillo donde estaban.Un abrazo enorme sempai

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  2. ¡Por fin una entrada! Ya tenía mono.
    ¡Si es larga mejor!
    El palacio es muy chulo. Pero la parte esa pegada del calatrava de la época me parece que le pega una patada, pero seguro que en la época aquella les debió parecer precioso.
    ¿Había postales con el laberinto desde arriba? Me gustaría verlo.
    ¡Hasta pronto! Sigue así.

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  3. Vaya, me he descuidado y me han tomado la delantera. Muy guapo el palacio, me gusta que nos vayas dando ideas para cuando vayamos a visitarte... no temas, no es una invasión a corto plazo, pero... puedes contar con ella un año de estos. También me parece estupendo que hayas quedado con el grupo de kárate, hace días que quería preguntarte, pero se me olvidó.
    Besicos faticos de Jorge y Sara.

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  4. ¡Muy buenas!
    Ya ibamos a ponerte falta por no escribir nada en tanto tiempo!!!!. El palacio muy chulo, lo de las ampliaciones no pegan ni con cola, como siempre.Que manía con intentar mejorar cosas que están bien como están! Tiene pinta de ser inmenso, si eso es la parte que viste, como será el resto?
    Demandamos fotos de la casa nueva y alrededores.
    Besos y abrazos para él.

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