jueves, 20 de mayo de 2010

...se reúne (V)

Retomando el relato de nuestro periplo por la isla Reunión, en la anterior entrada nos dejé pasando la noche en un gîte en Cilaos.

En este circo lo que hicimos fue descenso de cañones, en concreto bajamos por el cañón de la Fleur Jaune, que significa Flor Amarilla. Por la mañana nos encontramos con el guía en el pueblo de Cilaos. Allí también conocimos a otra chica que hizo el descenso con nosotros. Así que en total éramos cinco, contando al guía. Cogimos uno de los míticos autobuses de los que ya hablé y nos dirigimos con nuestros macutos hacia el comienzo del cañón. Esta fue la primera vez que hice un descenso de cañones y, aunque no me encontraba nervioso, no dejaba de impresionar un poco. Además, al parecer, este cañón no era lo más indicado para principiantes, ya que había que hacer bastantes rappel, es decir, descenso con cuerda. Esto ya lo había hecho hacía mucho tiempo en los Pirineos, pero en aquella ocasión no había agua y la pared que bajamos no creo que llegara ni a cinco metros de altura.

Las fotos que tengo de este día las hicimos con una cámara que llevaba el guía a prueba de agua, pero están bajadas de la página web de la empresa y no son de buena calidad. Además, la mayor parte de ellas están borrosas por culpa del agua, así que intentaré poner alguna que no haya quedado del todo mal.

El inicio del cañón se hace metido en el agua, teniendo que hacer hasta siete rappel en medio de las cascadas.

Por suerte, al no ser muchos en el grupo, los rappel se hacían bastante rápido y no daba tiempo a enfriar demasiado, aunque, a pesar de los trajes de neopreno, en algún que otro sitio era imposible no tiritar.

Recuerdo que en esta cascada el descenso fue un poco más difícil. La cuerda en las cascadas se tensa debido al empuje del agua, con lo que en muchas de ellas, no basta con dejarse caer usando las manos simplemente para controlar la caída, si no que hay que hacer fuerza para que la cuerda se deslice por el ocho que va enganchado al arnés y así poder descender. Esta cascada es bastante alta, así que el empuje es todavía mayor, por lo que al llegar abajo uno queda bastante cansado de tirar de la cuerda. Además, la cremallera de mi neopreno estaba estropeada, con lo que se me metía toda el agua en el interior de la parte de arriba, así que también tenía que tirar por ese peso extra. Por otro lado, el agua por lo general da en la espalda y nuca, de manera que fue como ir a un spa en medio de las montañas.

Después de terminar estos rappel nos quitamos los trajes de neopreno y continuamos el descenso caminando por el lecho del río. Todo iba bien hasta que llegamos a un punto en el que el río que nosotros seguíamos confluye con otro cañón, pero no lo hace suavemente, si no que hay que bajar una pared en un rappel de 120 metros de altura.

Con estas vistas y pensando en la pared que había que bajar, comimos el bocadillo. Este rappel se divide en dos de 60 metros, con lo que hay que parar en la mitad, quedando colgados literalmente de la pared. Estas son las vistas desde el punto de encuentro a mitad de pared.

Y esta es la pared por la que bajamos vista desde la base.

De todas maneras, este no fue el último rappel, si no que más adelante nos esperaba otro de unos 40 metros. Éste se hacía por el medio de lo que se llama La Chapelle, que es un impresionante estrechamiento del cañón, donde hay dos rocas encastradas entre las paredes, una de ellas está casi arriba del todo, y esta roca es desde donde nosotros bajamos, a mitad de altura.

Tras este rappel, ya sólo nos quedaba volver caminando a Cilaos. En una mirada atrás, hicimos esta foto de La Chapelle, donde se puede apreciar la proximidad de las paredes.

Volver a Cilaos nos llevó sobre una hora y media. En las mochilas llevábamos los neoprenos y las cuerdas mojadas, así que pesaban bastante, por lo que el camino se hizo algo durillo. Al llegar allí nos tomamos unas cervezas en la casa del guía y luego nos separamos, el guía en su casa, las chicas volvieron por su cuenta y Joan y yo volvimos a coger el coche.

Hablando de cervezas, aprovecho a poneros este cartel anunciando la cerveza local que hay en Cilaos.

La cerveza se llama Bourbon, pero nadie la conoce con ese nombre, hay que pedir una Dodo, es decir, el pájaro que aparece en su etiqueta, el cual acabo de leer que en realidad era una especie endémica de isla Mauricio y se extinguió al poco de tener contacto con los primeros seres humanos. La cerveza no es gran cosa, con muy poca fuerza pero se deja beber fácilmente y es refrescante, lo cual es muy adecuado para un sitio como Reunión.

Joan y yo volvimos a su casa para pasar la noche, pero antes paramos a cenar con José Alberto y Julián en St Pierre, ciudad donde vivió el primero durante su estancia en la isla.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

4 comentarios:

  1. Que pasada de isla!!
    Muchas gracias por compartir con todos tus aventuras y con fotos geniales. Vaya narices que tuvisteis Joan y tu pa bajar por esos cañones, impresionan!!
    Como siempre, tu de viaje en plan tranquilo, descansando, vacaciones y esas cosas, jeje.
    Un abrazo Obi y esperamos mas aventuras

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  2. ¡Cielos! Menos mal que no me llevaron por ahí, con lo gallina que soy con las alturas... Un remojoncico seguro se agradece con la calor, pero eso no es para mí. Espero que disfrutaras y aún hables a Joan, tras maltratarte de esa manera.
    La cervecica no está mal, dado el clima no convienen las que son fuertecicas, se suben enseguida. Me gustó su sabor peculiar, por lo menos es diferente a una cerveza que símplemente sea flojica.
    Besicos faticos, guapetón.
    Jorge y Sara.

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  3. Bufff...No bajo por ahí ni loca, entre la altura y el agua. Ya me da impresión sólo de leerlo.

    Las fotos son muy chulas, no tienen desperdicio.

    Ultimamente,yo también tuve algún problemilla con alguna cremallera incómoda, jajaja

    Besos!!

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  4. Que conste q Alberto me dio permiso antes de q viniera. Hay que decir q Alberto se comporto como un campeon. Con los nervios justos para parar cuenta y no ir a lo torrollon.
    El barranco espectacular. La compagnia muy buena y las vistas geniales.
    Es una manera muy chula de ver el circo de Cilaos desde otro punto de vista.
    Ah, el de la foto del ultimo rappel, es él mismo. Ya veis que le cogio el tranquillo enseguida.
    Bueno para la siguiente entrada voy a tener q esperar una semanita. A volver a la capital de Mada.
    Un abrazo Alberto!!

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