El viernes siguiente a la historia que aparece en la anterior entrada, hace ya cuatro semanas, mi madre y yo cogimos el tren para ir a Kioto. Aquí os pongo una foto del interior de la estación, un edificio muy moderno y enorme, con 15 plantas de altura.
En esa ciudad ya había estado tres veces: allá por el 2007, el 2008 y en el 2009. De esta última visita no hay blog porque fueron poco más de un par de semanas y no me dio tiempo a escribir sobre ello. Cuando vine a Japón ese año fue con un programa de intercambio entre el CSIC en España y el gobierno japonés, y el grupo donde estaba por entonces tenía dinero para viajes. Así que vinimos uno de los jefes del grupo, Fabián, y yo. Como aclaración para que no se enfade, aquí pongo jefe porque el propósito principal del viaje era el trabajo, pero los fines de semanas estuvimos en calidad de amigos, ya que tengo la suerte de considerarle como tal. También vinieron su mujer, Mónica, y Bea. El caso es que los cuatro estuvimos un fin de semana en Kioto, donde hice de guía lo mejor que supe.
De vuelta a 2011, esta vez hice de guía para mi madre. El recorrido que hice con ella fue muy parecido al que seguí la primera vez que estuve por aquí. Como en las entradas que escribí por entonces podéis encontrar algo de la historia de cada templo, os remito a ellas (primera y segunda) para más información o la Wikipedia (que seguro que es más útil). En esta entrada me voy a limitar a dar una idea del recorrido y poner fotos nuevas que estarán mejor que las anteriores (eso espero).
Comenzamos el recorrido por el nordeste de Kioto, en particular visitamos uno de mis templos favoritos, el Ginkaku-ji también conocido como el Templo de plata.
En este templo hay un jardín de arena cuya representación del monte Fuji es bastante conocida.
Al salir de este templo nos dirigimos hacia el sur siguiendo el Tetsugaku no michi o Camino de la filosofía), el cual discurre al lado de un canal, que en un momento dado tiene que salvar una diferencia de alturas, así que aquí os pongo un acueducto del que desconozco los datos, pero parecía importante porque la gente le hacía fotos. Creo que este canal lleva el agua del lago Biwa, el más grande de Japón, a Kioto.
Después de esto nos metimos un poco hacia el centro de la ciudad para ver el Heian Jinguu. El enorme torii de la entrada lo podéis ver aquí, pero en la siguiente panorámica podéis ver el templo en sí.
Volviendo hacia el este y subiendo un poco por la ladera de la montaña, fuimos a ver Kiyomizudera, quizá uno de los templos más conocidos y visitados de Kioto.
El último templo que visitamos ese día fu el Higashi Jongan-Ji, que también es patrimonio de la humanidad, pero a ojos de un occidental (por lo menos mis ojos) no es tan bonito como otros templos, pero por suerte la entrada ese día era gratuita (no sé si lo es siempre o sólo ese día en especial). Además, estaba en parte cubierto y dentro estaba preparado para algún tipo de espectáculo, con cientos de sillas puestas en el interior. Lo que sí me gustó de este templo fue este árbol del que, como la botánica y yo estamos reñidos, no os puedo decir qué de tipo es, pero es guapo.
Para terminar la tarde nos fuimos a ver el mercado Nishiki, un mercado de comida en el centro de Kioto del que ya hablé pero no puse ninguna foto, pero me temo que esta vez tampoco lo podré hacer porque no hice ninguna.
El paseo terminó al lado del río Kamo donde había muchos adornos porque estaban celebrando todavía el festival Tanabata.
En este paseo al lado del río nos dieron un papel con lo que se suponía que iban a hacer allí. Por supuesto, el panfleto estaba en japonés, así que lo único que entendí es que iba a pasar algo sobre las 7 de la tarde, por lo que esperamos ya que parecía que iban a hacer algo en el medio del río. A esa hora, un grupo de hombres se metieron en el medio del río y empezaron a lavar unas telas, lanzándolas en la dirección de la corriente, recogiéndolas y azotándolas contra el agua. Así estuvieron una y otra vez durante veinte minutos o media hora. Nosotros esperábamos que fuera algo más, pero no.
Después, cuando nos íbamos en busca de un lugar para cenar, nos dieron otro papel escrito en inglés y resultó que era una exhibición de cómo se lavaban las telas después de tintarlas. Por la noche, cuando volvimos al hotel, mi madre consultó la guía y decía que Kioto era famosa por sus telas, supongo que para los kimonos de las geishas. Aquí tenéis una mezcla de los elementos del Tanabata y las telas.
Y aquí os pongo una imagen de cómo estaba el río por la noche.
Cuando volvimos de cenar en el barrio de Gion (antiguo barrio de las geishas), bajamos de nuevo al río y vimos otro de los elementos del festival Tanabata que al parecer es muy característico pero que no vimos en Sendai.
Esto son las bolas de bambú que están encima de los fukinagashi del Tanabata.
El siguiente día lo dedicamos a la parte este de Kioto. Comenzamos el recorrido por el Nijo-jo un castillo donde residieron los Shogun que gobernaron Japón durante varios siglos. Se puede visitar el interior de los edificios donde hay unas pinturas sobre biombos preciosas, pero que no se pueden fotografiar. Sin embargo, lo que me gusta de este palacio son sus jardines y espero que con esta panorámica podáis apreciar un poco su belleza.
A continuación nos dirigimos hacia el nordeste para visitar tres de los templos más famosos de esa zona. El primero es el conocido como Templo de Oro, por estar recubierto de pan de ese material, o Kinkaku-ji.
El siguiente templo fue el Ryoan-ji, donde está el famoso jardín de piedra que algunos llaman de El tigre saltador. Aquí podéis encontrar una foto que hice hace casi cuatro años, pero en esta foto se ve mejor el jardín.
Pero también tiene unos jardines bastante guapos, con un gran lago en el medio y un árbol que está medio cayendo, también característico de este templo.
El tercer templo fue el Ninna-ji, donde se encuentran algunos edificios del palacio imperial. Uno de ellos es el Kon-do, que es el edificio principal (aunque no el más guapo para mi gusto) del templo. El edificio original data de la era Keicho (1596-1615) y fue trasladado al sitio actual durante la era Kanei (1624-1644).
A continuación nos fuimos hasta el área de Arashiyama, que creo que significa algo así como Montaña de la tormenta, a juzgar por los kanji que forma la palabra en japonés. En esta zona visitamos el Tenryuu-ji. Del templo en sí ya hablé hace tres años, pero aquí os quiero poner una panorámica del jardín y una foto del bosque de bambú.
Ahora ya sé de dónde sacan los bambús para colgar los fukinagashi del festival Tanabata.
Este templo se encuentra al lado de otro río que pasa por Kioto, el Hozu, por el que se puede navegar en pequeños botes alquilados o bien en grandes barcazas turísticas. Nosotros no lo hicimos, no había tiempo, pero me parece que tiene que estar bien darse un paseo río arriba entre estas montañas.
Un apunte sobre los nombres de los ríos en Japón: muchas veces se ponen con el Kawa o Gawa (el sonido “K” a veces se dice como “G” dependiendo de lo que preceda), por ejemplo, en el caso anterior se dice el Hozugawa, sin embargo, considero que poner río delante cuando se pone Kawa detrás es como decir las cosas dos veces. Algo parecido pasa con los montes, Fujiyama es la montaña Fuji. Un caso similar es el de hashi, bashi o kyou, que significa puente y del que a continuación veréis un ejemplo.
Después del comentario ligüístico-cultureta, podemos seguir. Nosotros cruzamos el río por el Togetsukyou o el Puente de la luna que cruza (o algo así).
Como veis, esta panorámica está cogida desde el centro del río, y es que nosotros volvimos hacia el centro por donde veis a la gente cruzar caminando. Supongo que se podría ir a pie porque hacía tiempo que no llovía. Además de acortar camino porque nos fuimos hacia el sur un poco, también sirvió para refrescar los pies, que el día había sido duro aunque en esta zona hacía menos calor.
Por la noche dimos un paseo por el barrio de Gion, donde vimos un cartel muy curioso, no pensaba que pudiera haber alguien así en Japón.
Por si acaso, el cartel dice Pequeño museo de Ukiyoe. Abierto cuando me levanto y cerrado cuando tengo que ir a dormir. Cuando he conseguido suficiente, la tienda se cierra.
Al día siguiente, lunes, la idea era ir a visitar el castillo de Himeji, el cual dicen que es el más bonito de Japón. El caso es que cuando fuimos a comprar los billetes la chica que nos atendió nos dijo que el castillo estaba cubierto por andamios hasta el año que viene por obras de rehabilitación, por lo que decidimos no ir allí. La verdad es que la chica fue muy amable porque si no hubiéramos hecho el viaje casi en balde. Para que no os quedéis con las ganas de ver este castillo, aquí os voy a poner una foto de cuando estuve allí con Fabián, Mónica y Bea hace casi dos años.
El caso es que nos decidimos a ir a Nara, donde yo estuve hace tres años. Pero paramos antes en Uji, una población que queda de camino y donde me picó un mosquito cuando estuve allí, pero aquella vez lo hice después de estar en Nara y no pude entrar en el Byodo-in.
Aunque creo que ya lo comenté, este templo es la imagen que aparece en la cara de las monedas de 10 yenes, y es uno de los más visitados en todo Japón. El precio, aunque ahora no recuerdo exactamente cuánto fue, me pareció un poco alto y además hay que pagar de nuevo, y además coger turno, para entrar dentro de la sala que está en el medio del lago. Ahí se encuentra un buda de madera bastante conocido, pero las explicaciones, aunque dan un folleto en inglés, las dan sólo en japonés. Yo creo que para un extranjero, si no tiene mucho presupuesto ni tiempo, la visita al interior del templo es prescindible. Sin embargo, la vista por fuera y el museo sí que merecen la pena y están incluidas en la entrada.
De Uji nos fuimos hasta Nara donde llegamos un poco tarde ya, así que no nos daba tiempo a visitar mucho, de manera que fuimos caminando bastante rápido para poder ver el Todai-ji, el edificio de madera más grande del mundo.
Dentro de esta sala está el buda más grande en bronce de todo Japón. En algunas ocasiones abren la ventana que está encima de la puerta principal para que se vea la cara del Buda y para que él lo vea todo.
Me temo que esta composición no me quedó demasiado bien, pero en una sola foto era imposible sacarlo entero y hacerse una idea de cómo es.
Después de ver este templo cogimos el tren para volver a Kioto donde habíamos dejado las mochilas y cogimos el tren. Quisimos volver relativamente pronto porque no habíamos conseguido billetes con reserva del tramo hasta Tokio y teníamos miedo de tener que ir de pie durante las más de dos horas que duraba el trayecto. Me temo que no soy demasiado previsor y no vi venir esto, pero hubo suerte.
Esto me recuerda una historia que nos pasó cuando fuimos a la estación de Sendai para coger los billetes para el viaje de ida a Kioto. Como dije en otra entrada, mi madre se había cogido el JR Pass de 21 días, así que fuimos a buscar los billetes con él en la mano, y el chico que nos atendió nos dijo que el pase no valía durante el festival Obon que era ese fin de semana… se nos puso la cara de todos los colores, yo empecé a sudar yenes por todos los poros del cuerpo. Si teníamos que pagar el billete de mi madre también, eso subía a algo más de 40000 yenes que había que sumar a los más de 50000 yenes del pase. Yo no había leído nada de que hubiera ninguna restricción, así que el chico lo repasó y llamó a la que supongo que era su supervisora. La chica llegó y dijo lo mismo (y yo sudando más yenes) entonces se fue un momento a una habitación detrás del mostrador y cuando volvió se deshizo en reverencias y excusas porque se habían equivocado. El alivio fue tal que hasta me pareció que había refrescado el tiempo. Luego sacó los billetes y cuando me estaban diciendo el recorrido me di cuenta de que nos habían dado para el tren Nozomi, el cual no se puede coger con el JR Pass, así se lo hice saber a la chica tras lo que hubo más reverencias y disculpas.
Y esto fue todo de este fin de semana. Volvimos de lunes porque yo tenía fiesta, el festival Obon que son dos días, pero el martes tenía pensado trabajar aunque al final no lo hice más que un rato por la tarde, porque por la mañana estuvimos por ahí, pero eso es material para otra entrada. Una nota del festival Obon: es un festival en el que se honran las almas de los familiares fallecidos y sus almas vuelven durante un tiempo al reino de los vivos. Es curioso como una y otra vez se encuentran similitudes entre culturas tan diferentes ya que eso me suena con el día de Todos los Santos. Incluso aquí también van al cementerio ese día.
Bien, esta entrada ha quedado un poco larga, pero si la dividía en partes, entonces seguro que no llegaba a escribir todo lo que tenía que contar. Seguiré con la historia de mi madre en Japón en otro momento.
Besos para ellas y abrazos para ellos.
Mola Alberto. 40.000 Yenes son 375€ si el cambiador que encontré no falla, menudos precios que se traen los tíos. ¿Sabes leer japones o sólo conoces cuatro "garabatos"?
ResponderEliminarEncontré una foto del templo ese:
http://artsnap.org/wp-content/uploads/2010/07/Nijo-Hall_Pines.png
Y también que en "Origen" de DiCaprio sale este templo. Me picaba la curiosidad de ver las pinturas de los biombos, pero no se encuentra demasiado.
Que entrada más bonita Sempai!
ResponderEliminarVaya preciosidad los templos y jardines que visitásteis, la mamá no se puede quejar del guia eh! jeje.
Que bueno lo de sudar yenes:), yo estaría igual.
Como siempre un lujo tus descripciones y fotos Obi.
Un abrazo enorme ObiWan
¡Muy gráfico, Berto! Cada día te salen mejor las fotos. Veo que le has cogido gusto a lo de las panorámicas, jeje.
ResponderEliminarLo del tren es una pasada. Sale a precio de viaje en avión. Voy a empezar a ahorrar desde ya, me temo... ;)
¡Un abrazo!
Vaya Berto-templos-tour más chulo que tienes! Ya te digo que te van a contratar los de la Lonely Planet para hacer la versión Lonely Berto Planet, jejeje.
ResponderEliminarLas fotos guapísimas!
Me surgió una duda ¿cómo se sudan yenes? Ya nos lo explicarás que eso suena muy japonés.
Besos!!
Albertico guapo, qué bien que hayas podido ir por ahí con la Mama. Kioto (y tus fotos) siempre fantástico. Tengo un album de los más gordos con las fotos del viaje de Joan y Joel.
ResponderEliminarMe complace ver que ellos no se dejaron nada en el tintero.
En Graus hay una tiendecita-museo de juguetes que tiene un cartel por el estilo. No lo pongo, que no lo recuerdo bien y así no tiene gracia.
Muy gráfico lo de los sofocos-financieros. Te comprendo bien. Lo que no comprendo es que tanto en Japón como aquí, cueste más el tren que el avión, ejemplo, ida y vuelta Zaragoza-Londres 60 €; AVE clase turista Zaragoza-Sevilla 176 € ¡de oferta!.
¡Ah, sí! y suscribo la opinión de Raquel. Seguro que la Lonely ganaba adeptos contigo de comentarista.
Besicos faticos para él y los demás lectores.
Larga y bonita entrada.
ResponderEliminarLas fotos nocturnas te salen genial. Yo que tú echaría CV para el lonely planet, como sugieren los demás seguidores del blog.
Nosotros no tuvimos "la suerte" de vérnoslas con los precios del tren japonés.
Por cierto, le darías bien de comer a la mama, ¿no? Porque para hacer todo eso no se puede parar mucho que digamos.
¡A por la siguiente!
Talue
Que genial lo del cartel, parece ser que hay gente que sabe como vivir en todos los lados. Y la educacion japonesa ahí proverbial, como siempre, ya sabes, si eso te pasa en españa te das de ostias con eel de la taquilla del tren y luego vas andando, hehe. abrazote
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