domingo, 3 de agosto de 2008

...captura un premio

El jueves pasado, cuando fui a cenar, me encontré con unos compañeros del laboratorio, y me propusieron ir con ellos a jugar a los bolos. No, esta vez tampoco me disfrazaron de bolo. Pero me gustaría contaros un poco cómo es el centro de ocio donde fuimos a jugar.

El sitio en cuestión se llama Round 1. Se trata de un edificio de 4 plantas donde hay de todo. Según llegas, lo primero que se ve es lo siguiente.

Es decir, una planta entera dedicada a máquinas tragaperras de todo tipo. Un tipo de máquina que gusta mucho por aquí es de esas en las que usas una especie de garra para atrapar cosas. Algunas máquinas de estas, en mi vida las había visto hasta ahora y no sé exactamente cómo describirlas. En muchas de ellas había que ir metiendo unas fichas y simplemente se amontonaban dentro del cuerpo de la máquina e iban arrastrando al resto hasta que caían fuera, y entonces se podían volver a usar.

En la siguiente planta estaba la bolera. Después de jugar un par de partidas de bolos, con el mismo pase que habíamos comprado fuimos al piso de las máquinas de videojuegos. Con ese pase se podía jugar todo lo que se quisiera. Aquí había de todo, desde las típicas de coches y disparos hasta billar. Pero una de las cosas que me llamó la atención fue que tenían un estanque donde podías pescar peces. Pero es que eran peces de verdad. Ya había leído algo de lo que les gusta a los japoneses el tema de la pesca, pero de ahí a tener un estanque en un centro de ocio como si se tratara de otro videojuego más, pues un poco raro sí que me parece. Claro que se trataba de pesca sin muerte. Incluso había un letrero con instrucciones y todo.

Que conste que no intenté pescar nada, los pobres peces deben de tener un estrés encima que ni te cuento. Después de jugar a los videojuegos bajamos a la planta de las máquinas tragaperras, porque con el pase teníamos también una oportunidad en una de las máquinas de agarrar cosas. A mí nunca se me dieron bien estas cosas, pero por una vez tuve suerte y conseguí un peluche.

Por último, comentar que en un sitio como este, las emociones fuertes están a la orden del día y claro, para los corazones sensibles puede ser un problema. Pero por suerte, los japoneses piensan en todo.

Pues sí, un desfibrilador. Espero que los empleados sepan cómo usarlo, porque si no menuda escabechina.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

1 comentario:

  1. Que sepas que aquí también hay algún que otro desfibrilador; he visto uno en el PP (Parque Principado para los cortitos, jiji), aunque pienso como tú. Si no saben usarlo los empleados, vamos listos, o requemaos, en este caso.
    Ten cuidado con les tragaperres, que les carga el diañu.
    Que tengas una buena semana!!!

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