sábado, 12 de marzo de 2011

...cuenta una batallita

Hoy debería comentar algo sobre el terremoto de hoy en Japón, pero volveré sobre el tema en la siguiente entrada. De momento voy a dejar eso aparcado, tan solo un momento de recuerdo a todas las víctimas, y voy a colgar lo que ya tenía escrito sobre el fin de semana pasado. Así que aquí va.

Este fin de semana volví a hacer una de mis salidas de un día. En esta ocasión decidí ir hacia el sur, uno podría decir que en busca del buen tiempo, pero me temo que no fue así. De todas maneras, tampoco me puedo quejar porque no llovió e incluso llegó a despejar el cielo en algún momento de la tarde.

El primer destino que decidí fue Battle, un pequeño pueblo que queda al sureste de Londres, cerca de Hastings que está en la costa. Aquí es donde tuvo lugar la famosa batalla de Hastings, la cual está considerada la batalla más importante en la historia de Inglaterra, clave en su desarrollo posterior. En esta batalla se enfrentaron los normandos de William el Conquistador provenientes del norte de Francia aunque originarios de Noruega, y los anglosajones de Harold. Tras la muerte de Edward el Confesor sin descendencia, el trono pasó a Harold, su cuñado y conde de Wessex. Sin embargo, William, primo del difunto rey, reclamaba el trono porque, a pesar de ser hijo bastardo, decía que Edward se lo había prometido y contaba con el apoyo del Papa; ya se sabe, la iglesia metiendo baza donde puede.

El 14 de octubre de 1066, los ejércitos de ambos pretendientes se enfrentaron en una batalla que decidiría el futuro de la nación. Como en toda guerra, unos son los malos y otros son los buenos, pero el rol de cada bando lo decide quien gana o quien cuenta la historia. Tal y como lo relatan en las audioguías que dan con la entrada al recinto, los anglosajones eran los valerosos que se enfrentaban a un temible ejército, aguantando valerosamente los duros ataques de la caballería normanda, aunque finalmente sucumbieron y, según la leyenda, Harold cayó muerto por una flecha que hizo diana en su ojo. Así, William no encontró apenas resistencia para ser coronado rey de Inglaterra en la abadía de Westminster. El nuevo rey mandó construir una abadía en el lugar donde tuvo lugar la batalla y el altar de la iglesia se hizo coincidir donde Harold cayó muerto.

Hasta aquí el rollazo histórico, ahora unas cuantas fotos. Lo primero que se ve al llegar es la entrada a la abadía, que fue reconstruida en 1338.

Lo primero que hice fue dar una vuelta por el campo de batalla. La siguiente panorámica muestra el mismo tal y como se ve en la actualidad.

A la izquierda de la imagen se ve parte de los edificios que se encuentran actualmente en el emplazamiento de la abadía, pero sobre esto volveré un poco más adelante.

La audioguía da una serie de explicaciones sobre la batalla, las cuales no voy a transcribir aquí ya que no las recuerdo todas y no estaría bien poner mala información de segunda mano, y también porque bastante os aburrí antes. Sin embargo, sí que voy a situar los ejércitos. En la parte baja de la colina, a la derecha de la foto, se situaron los normandos mientras que los anglosajones se hicieron fuertes en lo alto, lo cual les daba cierta ventaja a pesar del mayor potencial del ejército de William. La siguiente panorámica está tomada desde la parte de abajo, para que os hagáis una idea un poco mejor del campo y de la vista que tenía William.

El recorrido continúa por la derecha de la anterior imagen, subiendo la colina para llegar hasta las ruinas de la antigua abadía.

Esta es la parte de atrás de lo que queda de los dormitorios de los monjes, creo recordar que benedictinos. A la derecha se encuentra algo un poco más vulgar pero necesario, las letrinas. El monasterio se destruyó casi completamente cuando Enrique VIII (siempre presente en cualquier rincón de Inglaterra) disolvió las órdenes monásticas.

A continuación os pongo una imagen de la parte de debajo de los dormitorios, donde estaba la sala común de los monjes.

Y aquí podéis ver el edificio desde el otro extremo.

Más o menos desde donde está sacada esta última foto se encuentra una losa que indica donde se encontraba el altar de la iglesia de la abadía, donde, como dije antes, se supone que cayó muerto Harold.

Para terminar con este sitio, durante la rehabilitación del siglo XIII se construyó la casa del abad que, tras la disolución de los monasterios, pasó a manos privadas. Desde 1922 esta casa es un internado para niños entre 3 y 16 años.

Después de salir de aquí me dirigí al castillo de Pevensey. Este pueblo formaba parte de la confederación de los Five Ports, de la que ya hablé en otra entrada. En este caso me parece que tengo que corregirme, ya que allí dije que Hastings era el quinto puerto de esta confederación y no es así, era Pevensey, el error viene de hacer caso a las guías turísticas. Lo que pasa es que a este pueblo le pasó lo mismo que a Sandwich, la línea de costa se retiró debido a que la desembocadura del río se colmató de arena y dejó el castillo sin su acceso directo al mar.

El castillo en sí no es gran cosa tal y como está en la actualidad, pero uno puede intuir su importancia y cómo se podría ver desde el mar. A continuación os pongo una imagen de sus murallas.

Y un detalle de su entrada con el foso.

El interior se ve de la siguiente manera.

La parte donde el castillo se aproximaba al mar es justo la contraria a desde donde está tomada esta panorámica, así que yo me podría imaginar el mar en lo que ahora se ve como una extensión llana de tierra.

Con la entrada a este sitio también dan una audioguía, pero me gustaría señalar algo que me fastidia mucho cuando se visitan ciertos sitios. En este caso, una parte de la visita no estaba autorizada, la visita a la parte de los calabozos y sótanos porque estaban inundados. Yo creo que deberían rebajar el precio de la entrada en esos casos ya que no te dejan ver todo lo que se podría en otras condiciones. En este caso, a mí no me importaba demasiado, porque yo no pagué al ser socio de English Heritage y este castillo forma parte de esta sociedad, pero me sigue pareciendo injusto.

Para terminar este día me acerqué a la costa a un sitio que se llama Beachy Head, unos acantilados blancos de hasta 173 metros de altura. Una pena no ser mejor fotógrafo para poder captar mejor la espectacularidad de estos acantilados y poderos enseñar como es debido este sitio.

A continuación os pongo una imagen un poco general, donde se ve cómo son estos acantilados que se extienden por la costa sur de Inglaterra, cosa que comprobé ya que en Dover eran del mismo tipo.

El terreno se va aproximando suavemente hasta llegar a la costa donde cae hacia el mar, en muchos casos verticalmente. Para muestra, aquí tenéis una imagen con el faro, donde las paredes aparecen un poco más verticales.

Y para rematar, os pongo la siguiente foto, donde el acantilado es totalmente vertical.

Para haceros una idea de la altura, los dos puntos que se ven encima del acantilado del medio son dos personas. Desde luego que tener un traspié aquí no es lo más recomendable, y para muestra un botón.

Sí, un coche caído en el acantilado. De todas maneras, supongo que no estaría ocupado porque si no, lo hubieran retirado como prueba forense (creo que veo demasiadas series policíacas) y además no hay una carretera que pase al lado del acantilado, así que no fue un accidente. No me parece el mejor sitio para deshacerse de un coche.

Por último, os pongo las casas con las mejores vistas de la zona.

¿Qué pensarán los de protección de costas acerca de este desarrollo urbanístico?

Después de darme un paseo por este sitio, arrimándome al borde todo lo que podía, volví a Guildford. Lo malo es que al día siguiente fui a una tienda de postales aquí y vi que salía esta zona pero con una foto desde la parte de abajo, desde Seven Sisters (¿para siete novios?), sitio por el que pasé con el coche, pero no sabía que se podía pasear por la base de los acantilados. Una pena.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

miércoles, 2 de marzo de 2011

...se reúne (VII)

Como prometí hace mucho tiempo, voy a intentar completar la serie de entradas que había comenzado con el tema de mis vacaciones en la isla Reunión a finales de abril del año pasado. Como hace 10 meses de todo esto y no llevé ningún diario, los recuerdos son algo borrosos, así que probablemente Joan me tenga que ayudar a recordar parte de lo que hicimos esos días. Por todo esto, no creo que me pueda detener mucho en los detalles.

En la última entrada sobre la isla, nos dejé a todos (Joan, José Alberto, Julián y yo) durmiendo en un gîte en el bosque de Belouve. Desde este sitio hay un mirador estupendo de uno de los circos de la isla, el Circo de Salazie, destino final de ese día y el último de la isla que me faltaba por visitar. Aquí podéis encontrar el mapa de la isla por si queréis ver por dónde os voy llevando en nuestro viaje.

En esta panorámica se puede ver el Piton des Neiges, el pico del fondo a la izquierda, el más alto de la isla y del cual ya hablé en otra entrada. Para los nombres de los otros picos, mejor visitáis el blog de Joan y le preguntáis a él.

Desde aquí bajamos hacia el bosque de Bevour, donde hicimos una pequeña ruta circular que rodeaba el Piton de Bevour. Nosotros pensábamos que íbamos a ver algo del bosque y del pico, pero el sendero circulaba completamente tapado por la vegetación. Si no recuerdo mal, aquellos días no había llovido apenas, así que no había mucho barro como para dificultar el caminar, con algún que otro patinazo, pero nada serio, pudiendo disfrutar de los árboles. Sin embargo, lo que más me llamó la atención fueron los enormes helechos que crecían en aquella zona.

Tras terminar este pequeño paseo cogimos los coches y nos dirigimos hacia el siguiente destino, pero antes paramos para echar un vistazo al bosque de Bevour, nuevamente con el Piton des Neiges a la izquierda.

La siguiente parada fue para ver el Grand Etang, el mayor lago de la isla como su propio nombre indica. En realidad, ahora no estoy seguro de esta afirmación, pero sí de que es el único lago volcánico situado en altura de la isla (525 m sobre el nivel del mar).

Como se puede intuir por la fotografía, el lago está situado en medio de las grandes montañas del centro de la isla. El calor, los mosquitos y el hambre nos decidieron a dar la vuelta al coche sin rodear el lago.

Antes de llegar al destino final, nos paramos en un sitio bastante curioso, Takamaka, cuyo nombre proviene de un árbol originario del archipiélago Mascareño, al que pertenece Reunión, así como Mauricio y otras islas. Lo que tiene de especial este sitio son la multitud de cascadas que se concentran en un solo punto. La pena es que en la composición siguiente no se aprecian muy bien, y tampoco se puede escuchar el rugido del agua, aunque os lo podéis imaginar.

En el fondo del valle discurre el río Marsouins. Aquí fue donde se hizo la primera estación hidroeléctrica de la isla en 1968. Ya tenían antes electricidad, desde 1920, pero supongo que la originarían de otra manera, ya que la geología de la isla no permitía preparar presas para estaciones hidroeléctricas. Aquí se excavó un túnel de 315 metros bajo tierra para recoger el agua de las cascadas y usarla para generar electricidad para toda la isla, o por lo menos esa era su intención, supongo que ahora ya no será suficiente y se hará de otras maneras.

Tras dejar este valle nos dirigimos al último circo de la isla que me faltaba por visitar como dije al comienzo de la entrada, el circo de Salazie, que al parecer se caracteriza por la cantidad de agua que rezuman sus montañas. Esto se debe a que prácticamente todos los días por la tarde las partes este y sur de la isla se cubren de nubes, las cuales suelen dejar lluvias habitualmente. A continuación os pongo un par de pruebas de esto. La primera es una cascada que se encuentra al comienzo del valle que lleva al circo de Salazie.

La siguiente es la cascada Le voile de la mariée que, con el poco francés que sé y el traductor de Google, significa El velo de la novia, pero no tengo ni idea de por qué se llama así. Supongo que vendrá de la cantidad de pequeñas cascadas que la conforman, todas seguidas, formando un velo cubriendo la montaña.

El destino final del día fue el pueblo de Hell-Bourg, en el corazón del circo de Salazie. El nombre del pueblo, así a bote pronto, parece que significa la villa del infierno, pero al parecer su nombre le viene de un gobernador de la isla, Anne Chrétien Louis de Hell. Aquí os pongo una imagen del pueblo, la cual saqué al día siguiente, porque llegamos casi de noche.

Esta villa está considerada uno de Los pueblos más bonitos de Francia. Nosotros no la recorrimos mucho, tan solo un poco por la noche, ya que al día siguiente aún queríamos ver más cosas.

Por cierto, en este pueblo nos encontramos de nuevo con la pareja de vascos que Joan y yo ya habíamos conocido unos días antes en Cilaos. Cenamos con ellos en el único restaurante que encontramos abierto. Creo recordar que la comida estaba muy buena, y los chavales, unos recién casados que estaban pasando la luna de miel caminando y recorriendo la isla, eran muy majos.

De momento lo dejo aquí. A ver si no tardo tanto tiempo en colgar la siguiente entrada sobre Reunión.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

jueves, 24 de febrero de 2011

...visita Blenheim

Antes de ponerme con el tema de hoy, me gustaría agradecer todos los comentarios a la anterior entrada del blog y todos los correos que me llegaron sobre el tema. Primero decir que no pretendía pedir una beca para mí, sino dar mi opinión sobre cómo está el tema de la investigación para la gente joven en nuestro país.

Ya que estoy con el tema, hoy he sabido que no me han dado otra de las becas que pedí. Dos perdidas de cuatro, no es que sea una buena media. Se trata de la beca Clarín del Principado. Quedé segundo reserva, por lo que es fácil que al final me llegue la oportunidad, pero viendo cómo está la situación, me estoy cuestionando bastante si no me merecería más la pena continuar en la empresa privada fuera de España que intentar volver a la investigación pública.

Voy a dejar esto porque no es plan seguir dando la murga con este tema.

Este fin de semana di un paseo fuera de Guildford después de bastante tiempo. El caso es que me parece que estoy un poco oxidado para elegir el día porque no es que estuviera muy buen tiempo. Supongo que esto es lo que tiene vivir en este país y sobre todo en invierno. El sitio elegido fue el Blenheim Palace, un palacio que está a unos 10 kilómetros al norte de Oxford.

En 1704, la reina Ana donó las ruinas de una mansión real en Woodstock a John Churchill, primer duque de Malborough, como recompensa de su victoria contra los franceses en Blenheim, durante la guerra de sucesión por el trono español que acabó instaurando a los Borbones. El edificio reconstruido se considera el Versalles de Inglaterra y es uno de los palacios más grandes de Europa. Probablemente el más ilustre descendiente del primer duque sea Winston Churchill, de sobra conocido.

El caso es que no me levanté muy temprano, por lo que cuando llegué allí, no tuve ganas de entrar dentro del palacio, así que sólo di un paseo por sus inmensos parques y jardines. La lluvia me respetó en buena parte, pero el cielo plomizo no me abandonó en ningún momento.

En primer lugar, aquí os pongo una foto del palacio visto desde su fachada principal.

Primero quise poneros esta imagen para que os hagáis una idea del palacio y de lo grande que es, y a continuación os pongo una de mis panorámicas, recordando como siempre que está un poco distorsionada, sobre todo debido a que la saqué estando en el medio de la U que forma el edificio principal.

A ver si algún día aprendo a hacer panorámicas como es debido o unas de esas que se pueden mover con el puntero del ratón. Si alguien sabe cómo se hacen, que me avise.

La siguiente imagen está tomada justo a la espalda de las dos anteriores, donde se puede ver la Column of Victory, que no tengo ni idea de su significado o en honor a qué o quién está erigida. La verdad es que a los ingleses les gusta eso de poner columnas en todos los sitios, como la de Nelson en medio de Trafalgar Square en Londres. Si fuera psicólogo podría ponerme a pensar en que esto refleja algún tipo de trauma físico…

Continué mi paseo por el parque dando un rodeo al Queen Pool, un lago artificial enorme. Aquí está el puente Vanbrugh’s Grand Bridge, que lo cruza en su punto más estrecho, con el palacio nuevamente de fondo.

Con la siguiente foto os podéis hacer una idea de lo grande que es el lago.

En uno de los extremos se encuentra la presa que se construyó hacia 1764 para embalsar el río Glyme, con una profundidad media de 7 metros. La presa se construyó de manera que imita una cascada y las rocas se colocaron de forma que provocaran el mayor ruido posible.

Para terminar, de vuelta a las inmediaciones del palacio, se pueden ver varios jardines, como los que están justo pegados a él.

También se puede visitar The Pleasure Gardens, unos jardines donde hay una exposición de mariposas e instrumentos de trabajo en jardines, además de uno de los laberintos hecho con setos más grandes de Inglaterra. De esto no tengo fotos porque se me hizo tarde y ya no había mucha luz, además de que tuve que ir rápido antes de que cerraran. Aún así, las exposiciones ya sólo pude verlas parcialmente desde las ventanas.

Tal vez tenga que volver a este sitio en alguna otra ocasión para poder hacer la visita al interior del palacio. Bueno, ahora que sé que probablemente vaya a estar aún más tiempo por este país, tal vez vuelva a tener la oportunidad de pasarme por allí.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

domingo, 13 de febrero de 2011

...pide becas

Creo que ya lo había comentado en alguna de las anteriores entradas, pero por si acaso se me pasó (ya empiezan a ser muchas entradas y no me acuerdo de todas y de todo lo que escribo) o por si alguien no lo leyó, decir que en estas últimas semanas he estado bastante ocupado preparando el papeleo para un par de becas que acabo de pedir. El año pasado ya había echado la solicitud para otras dos así que al final me he convertido en un experto en solicitar becas.

El caso es que esto es como el día de la marmota de la película Atrapado en el tiempo, todos los días son iguales y a la vez distintos. Y es que para la solicitud de becas de investigación se suelen pedir cosas parecidas pero siempre diferentes.

Para poder seguir esta disertación (o más bien desvarío), voy a poner nombre a todas las becas que pedí. La primera fue en agosto del año pasado, la Marie Curie (MC) de la unión europea, que no conseguí. La segunda fue en septiembre del año pasado también, una del gobierno del Principado de Asturias (Clarín), para ir dos años al extranjero. La tercera fue la del ministerio de educación (MEC), doce meses fuera. Y la cuarta fue la Juan de la Cierva (JdC), del ministerio de ciencia e innovación, tres años de vuelta a España. Estas dos últimas las acabo de pedir.

Para pedir todas ellas, excepto la MC, es decir, las de financiación española, piden el curriculum normalizado, el cual se supone que es el mismo siempre, o al menos eso entiendo yo de la palabra normalizado. Pues resulta que en las tres becas que pedí, el modelo era totalmente diferente en todas ellas. Además, yo tengo un problema con este curriculum porque está pensado para funcionarios o gente que trabaje para la administración o universidades, así que hay cosas que no sé muy bien cómo rellenar.

La MC es muy tediosa de cumplimentar pero al final todos los puntos están claros y las bases están en inglés, como es normal, idioma que hay que utilizar para preparar la solicitud. Sin embargo, en el caso de la Clarín y la del MEC, que también hay que hacerlo en colaboración con un grupo extranjero, los papeles vienen en español, e incluso se pueden cumplimentar también en español. Claro, les haces firmar un papel a un grupo de Japón (como fue mi caso) en castellano, es de lo más lógico. Caray, que les estás pidiendo que te acepten a ciegas y gastes el dinero de sus proyectos, porque estas becas no contemplan ni una ayuda al centro extranjero. Sin embargo, el tema lingüístico se vuelve más surrealista todavía con la cuarta beca, la JdC, la cual “se rellenará preferiblemente en inglés”… vaya, justo la que se pide en un ministerio español, es para volver a España, a un grupo español… claro, tiene aún más lógica que lo anterior…

Sobre los plazos. Para pedir la MC dieron desde marzo hasta agosto, para pedir las españolas, un mes o menos. En ese tiempo te tienes que poner en contacto con el grupo al que quieras incorporarte, preparar un proyecto de investigación y rellenar todos los papeles. La resolución de la MC tardó cuatro meses, pero las otras ya dicen en las bases que son como mínimo 6 meses y que durante la evaluación pueden retrasarse hasta otros dos meses… si durante la evaluación se amplía el plazo, ¿para qué son los otros seis meses?

Y mejor no hablemos de los presupuestos. Un ejemplo rápido, en Asturias dan 15 becas para irse fuera y otras 10 en la modalidad de retorno tras la estancia Postdoctoral mínima de 2 años, con un presupuesto total de 1645000€, es decir, menos de lo que cuesta hacer un tramo de kilómetro y medio de una carretera normalilla.

Esto me recuerda una anécdota sobre la conducción en Inglaterra. Al principio me decía que las carreteras eran mediocres tirando a muy malas en general, estrechas, con muchos baches y sin arcenes. Me llamó mucho la atención ya que te esperas otra cosa de un país rico y más viviendo en la zona que vivo, que es la zona más cara de Inglaterra. Sin embargo ahora veo que usan el dinero para otras cosas.

Una de las cosas más graciosas con las becas Clarín y del MEC es que el contrato de trabajo lo tienes que hacer con un centro español. Es decir, vas a trabajar en un país extranjero, pero el contrato te lo hacen en España. Para esto tienes que conseguir que alguien te avale en España. Esto podría llegar a entenderlo más o menos, pero es sigues adelante y esto se convierte en una historia de miedo, al menos en el caso del CSIC. Si quieres que te avalen en el consejo, el problema que hay es que un doctor del CSIC cobra más que el dinero que da la beca, con lo cual el CSIC tiene que completar el salario, pero el CSIC no se compromete a ello, si no que pregunta al centro donde te quieres adscribir, el cual pregunta al investigador que te avala para saber si está dispuesto a sacar dinero de sus proyectos para pagar el complemento. Es decir, estás pidiendo a alguien que te avale y pierda dinero de sus proyectos sin tener nada que ver con el trabajo que vas a hacer ni ninguna vinculación posterior que te obligue a sacar resultados con él.

Una última reflexión que me gustaría compartir con vosotros es sobre el tema de la carrera investigadora en España. Y no lo veáis como que yo me considere un gran investigador ni que me merezca volver como tal a España, porque soy uno más del montón. Pero bueno, al grano. En la carrera investigadora en España es casi mandatario, aunque hay excepciones, hacer dos años como mínimo de estancia postdoctoral antes de volver para continuar y aspirar a algún puesto permanente en algún centro de investigación. Es decir, en estos tiempos que se habla de fuga de cerebros, que hay que atraer a los investigadores que se han marchado, en realidad los están obligando a irse, les están diciendo que se vayan y ya veremos si pueden volver. Claro, cuando uno se marcha y ve lo que hay fuera, se le quitan las ganas de volver. Un buen investigador que se va dos años fuera lo saben valorar allí donde va y por lo tanto le ofrecen algo al término de su beca y luego en España se nos llena la boca con que vamos a pagarles una pasta para que les interese volver cuando llevan 10, 15 ó 20 años fuera. Y no me interpretéis mal, porque en el extranjero no son tremendamente mejores que en España, no hacen el pino con una mano mientras que con la otra escriben una patente de nanobiotecnología para la curación del cáncer a la vez que están impartiendo una conferencia en física de partículas. No, los centros no son infinitamente mejores que los españoles. Simplemente saben usar mejor los recursos, tanto humanos como materiales, de los que disponen. Cuando llega la crisis no reducen la inversión en I+D, si no todo lo contrario. Creo que en esto tengo un poco de conocimiento de causa, ya que he hecho estancias en dos laboratorios de Japón muy buenos en materiales de carbono y ahora estoy trabajando en una empresa inglesa donde se trabaja en varios proyectos europeos. Y creedme cuando digo que los laboratorios están incluso peor acondicionados que en donde trabajé en España.

Existe una falta de doctores en el extranjero por lo que los españoles son apreciados hasta cierto punto. Sacar el doctorado en el extranjero es muy caro, pero en España se puede hacer con cierta facilidad. Así que lo que estamos haciendo es formar a gente que después se va a otros sitios que se aprovechan de esa formación, ahorrándose un buen dinero.

No digo que los investigadores no tengan que irse fuera un tiempo para ver lo que se hace y cómo se trabaja en otros sitios. Lo que yo me pregunto es ¿por qué estas becas no contemplan la posibilidad de un periodo de vuelta a España tras los dos años fuera? Es cierto que existen becas para volver a España, pero hay que volver a solicitarlas y entrar en un proceso de selección. Si allí donde estás te dan la opción de continuar y tener un trabajo estable con un sueldo apropiado, ¿cómo vas a vencer la tentación si la otra opción es incierta e incluso puedes pasarte un tiempo sin tener nada mientras salen las resoluciones de las becas?

De todas maneras, mirar la vida que puede tener un investigador, empieza la carrera con 18 años, termina con 23, acaba el doctorado a los 27 más dos años fuera, son 29. Pero esto es siendo muy optimista, tirando muy a la baja ya que hay que contar con que no se termina todo en el tiempo justo y hay periodos de espera entre una cosa y otra, así que poca gente termina este periodo antes de los 32 ó 33. Y cuando crees que tienes una carrera y que puedes asentarte, en realidad vuelves a España con una mano delante y otra detrás, sin nada, con una edad con la que las empresas no van a contratar a nadie que no tenga experiencia en el mundo empresarial.

Bien, creo que esto es todo lo que se me ocurre acerca del tema por el momento. Si habéis logrado llegar hasta aquí sin dormiros, gracias y siento el tostón, pero tenía que sacármelo de alguna manera.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

martes, 8 de febrero de 2011

...viene y va

Por aclamación popular, aquí estoy de nuevo. Bueno, esto me ha quedado un poco sobrado, digamos que me ha llegado desde tierras oscenses la petición de que siga escribiendo aquí. Pero lo cierto es que no hay mucho que contar en este mes.

Lo más reseñable es que estuve por Oviedo hace una semana y media en visita flash, de jueves a domingo. Mi excusa para hacer este viaje fue que tenía que renovar el DNI, cosa que no podía hacer en navidades ya que me caducaba en abril y si lo renuevas antes de tres meses de que te caduque, entonces sólo te lo dan hasta la misma fecha. Sin embargo, como mi madre no se pudo callar, tuve que decir a qué iba también. Para resumir, me dieron una especie de mención del departamento de la Universidad de Oviedo por la tesis doctoral, nada del otro mundo por mucho que alguien quiera hacerlo pasar por más. Reconozco que por lo menos me sirve para ponerlo en el CV y rellenar una línea más. Así que decidí ir un par de días a Oviedo por la festividad de Santo Tomás de Aquino. El acto de entrega se hizo en la biblioteca del edificio histórico de la universidad. Aquí tenéis una foto de los premiados, a ver si encontráis a Obi. Como podéis ver, había tanta gente que le quita bastante importancia al premio.

Por otro lado, en las últimas semanas decidí intentar unirme a algún grupo de españoles en Guildford, ya que, como ya me había quejado en otra entrada, estaba un poco harto de intentar hacer algo con los ingleses. El caso es que me puse en contacto con españoles y ya la primera semana empecé con tres salidas a tomar algo por ahí. Casi todos los que conocí hasta ahora son estudiantes de Erasmus o de doctorado, así que me siento el abuelo, pero hay gente maja y por lo menos se puede salir y despejar un poco tras el trabajo. Ya veremos qué tal se sigue dando.

Cambiando de tema, para que la entrada no sea todo letra y poner una nota curiosa, aquí os pongo esto.

Pues sí, resulta se han sacado a la venta “Las Joyas de la Corona: Condones de distinción”. La foto está tomada del The Sun (por otra parte, diario de referencia británico), así que la calidad no es muy buena, pero podéis encontrar una noticia relacionada aquí. Al parecer, se venden en un “triunvirato de regios profilácticos”, vamos, en un paquete de tres condones. La noticia dice que estos condones no están testados, con lo cual “no pueden ser utilizados como método anticonceptivo ni para prevenir enfermedades de transmisión sexual”. Al parecer, a la casa real no le ha hecho mucha gracia el nuevo souvenir.

Al principio, a mí no me importaba para nada la boda real, sin embargo, desde que sé que ese día va a ser fiesta nacional, un súbito interés se apoderó de mí. Ahora estoy dudando entre si ese día voy a coger una banderita e irme a Londres para ver pasar la comitiva y saludar a los felices novios (supongo que ella será más feliz que él) o bien cogerme unas buenas vacaciones aprovechando que la semana anterior es Semana Santa y el lunes siguiente a la boda es fiesta nacional… ¿qué creéis que voy a hacer?

De momento esto es todo. A ver si acabo pronto con el tema de las becas y empiezo a hacer alguna salida de fin de semana ahora que los días empiezan a ser un poco más largos.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

jueves, 20 de enero de 2011

...pasea por Guildford (I)

Estos dos fines de semana (el pasado y el que viene) no creo que haga ninguna cosa interesante, así que voy a aprovechar para poner alguna entrada sobre la ciudad donde vivo desde hace casi un año: Guildford. Tengo que ponerme con otras cosas, así que no creo que me dé tiempo en breve a ponerme con el final de mis vacaciones del año pasado en Reunión, pero la promesa que hice de completar esta historia sigue en pie.

Para que no haya malentendidos, los otros asuntos son la petición de becas para las que tengo que preparar distintos proyectos de trabajo. De esto a lo mejor hablo algún día, porque se puede sacar mucho jugo del tema tal y como está establecido la petición de becas en nuestro país. Tal vez cuando termine con ellas me ponga con ello.

Bien, vamos con el tema, pero primero, algunos datos. Guildford es una (no tan pequeña) ciudad, de casi 67000 habitantes, situada a unos 50 kilómetros al suroeste de Londres. Tiene cierta importancia ya que es la capital del condado, Surrey. Aquí hay varias empresas de aparatos electrónicos y muchas de informática. Por ejemplo, cerca de donde vivo hay unas oficinas bastante grandes del fabricante de videojuegos EA Sports. Por otro lado, en lo que a cultura popular se refiere, aquí fue donde arrestaron a los Cuatro de Guildford, que supuestamente habían puesto una bomba en un pub de la ciudad, y cuya historia fue llevada al cine en En el nombre del padre, gran película, por cierto.

Como ya he dicho en alguna entrada del año pasado, las ciudades relativamente pequeñas que he ido visitando por el sur de Inglaterra son todas bastante parecidas. Suelen tener un centro bastante pequeño donde está la High Street, vamos, la Calle Mayor, la cual es frecuentemente peatonal. Una vez que te sales del centro donde puede haber una catedral o alguna iglesia interesante, las ciudades suelen ser bastante parecidas y sin demasiado por ver. Por mi experiencia, una ciudad como Guildford ya tiene un tamaño considerable. Y es que a los ingleses les gusta vivir en casas en lugar de pisos, de modo que las ciudades están muy extendidas, sin una clara división entre ellas y los pueblos circundantes más pequeños.

Un pequeño apunte que me ha recordado esto. Sí, a los ingleses les gusta vivir en casas en lugar de pisos, y éstos suelen ser bastante caros, ya que a veces se consideran casi de lujo. Sin embargo, muchas de las famosas casas victorianas que se ven en las películas están formadas por apartamentos individuales en cada uno de los pisos. Y a veces son de lo más raro. Cuando empecé a buscar habitación donde quedarme por aquí, fui a ver un sitio que anunciaban como piso. Cuando llegué allí, se trataba de una habitación a la que se accedía por una escalera común, con derecho a cocina y baño, y con un lavabo dentro de la habitación.

Como siempre, me voy por las ramas. Así que al grano, aquí os va una foto de la High Street de Guildford.

Como podéis ver, la calle está un poco empinada. Esto es algo que me gusta, ya que no es habitual. Inglaterra es un país muy llano, con lo que las ciudades también suelen serlo.

En esta entrada me voy a centrar en esta calle. Se trata de una calle muy comercial, llena de tiendas y centros comerciales. Sin embargo, tiene algunos edificios interesantes. En primer lugar y empezando por arriba se encuentra la Royal Grammar School.

El edificio en sí mismo no llama mucho la atención, pero se trata de una antigua institución establecida en 1512 aunque este edificio se terminó de construir en 1586.

Entrando en la zona peatonal se encuentra el Abbot’s Hospital.

Se trata de un asilo de ancianos de estilo Tudor, fundado por George Abbot en 1619. George Abbot, quien tiene una estatua dedicada muy cerca del asilo, nació en esta ciudad y fue uno de los Arzobispos de Canterbury. Así que, como jefe de la iglesia en Inglaterra, este cargo le reportó bastante dinero y decidió usar una parte para crear el asilo. Al parecer se hacen visitas guiadas, pero si no recuerdo mal, son por semana, así que no he podido verlo por dentro. En frente se encuentra la Holy Trinity Church, pero de ella hablaré en otro momento.

Un poco más abajo se encuentra la Casa del Ayuntamiento o Guildhall.

Aunque ya hubo un ayuntamiento medieval aquí, esta casa empezó a construirse en 1589. Lo más llamativo es su reloj que data de 1683. Esta casa ya no debe de usarse para cuestiones administrativas, pero sigue usándose para encuentros ceremoniales.

En frente del Guildhall se encuentra la siguiente construcción.

Se trata del Tunsgate Arch, una especie de paso entre calles de estilo neoclásico. Al parecer, antiguamente el mercado se solía poner en la High Street, y en donde se encuentra ahora el arco antes había una posada, la Tun Inn, al lado de la cual se ponía un toldo para proteger de la lluvia los sacos de maíz y harina. En 1818 se demolió la posada y se construyó el arco de estilo neoclásico (por suerte, esta vez Christopher Wren no tuvo nada que ver, aunque no me hubiera sorprendido), donde se seguían almacenando los sacos durante los mercados. Ahora no hay sacos de harina, pero siempre hay una floristería bajo el arco. Como curiosidad, las columnas no están distribuidas uniformemente porque las dos de en medio se movieron para dejar pasar una carretera. Más adelante se volvió a peatonalizar recuperando los escalones que se pueden ver en la foto.

Siguiendo el paseo cómodamente hacia abajo, se encuentra uno de los edificios que más me gustan de esta calle, el Angel Hotel.

Antiguamente, el viaje entre Londres y los puertos de la costa sur de Inglaterra duraba dos días, y Guildford se encuentra a media distancia por lo que se convirtió en un importante lugar de descanso dando lugar a la inauguración de numerosas posadas. Más adelante, en el siglo XVIII, las carreteras se mejoraron considerablemente y el viaje duraba un solo día. A pesar de esto las posadas sobrevivieron gracias a las postas de caballos del servicio de correo, como atestiguan los carteles que aún se pueden ver en la fachada del hotel. Cuando ya no soportaron el avance de la tecnología fue con la llegada del tren.

El Angel Hotel es la única de las posadas que aguantaron el envite de los tiempos, manteniéndose en pie desde el siglo XVI. Ahora se trata de un hotel casi de lujo a juzgar por los precios. Además, al echar un vistazo a su interior por las ventanas que dan a la calle, se puede ver una recepción y una zona de descanso que parece sacada de cualquier película inglesa de época, con viejas butacas y suelos de madera cubiertos por moqueta respirándose un aire muy tradicional.

Para terminar este paseo, aquí os pongo una foto de un estudiante que parece muy alegre, supongo que habrá aprobado alguna asignatura.

Y es que Guildford es ciudad universitaria y esta estatua se erigió para recordarlo.

Hasta aquí la primera entrada sobre Guildford, espero que haya más.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

viernes, 14 de enero de 2011

...toma sopa de almendras

Aquí estoy de vuelta tras las vacaciones de Navidad. Como las cosas no suelen cambiar mucho, me temo que he tenido que volver a este país ya que dicen que el trabajo dignifica al hombre… pero bueno, el descanso tampoco está nada mal. El caso es que de momento tengo que seguir aquí donde tengo mi trabajo.

Había empezado a escribir esta entrada hace un par de días, cuando aún tenía muy reciente el trauma del viaje, y tenía preparada una larga reflexión sobre lo que significa estar viviendo lejos y de cómo es difícil mantener las relaciones, pero he cambiado de opinión ya que no quiero ponerme demasiado sentimental y menos en estos momentos en los que es imposible ser objetivo.

Así que nada, esta entrada tiene el simple propósito de dar las gracias a todos, familia y amigos, por estos días en Oviedo. Gracias a vosotros, o tal vez tenga que decir que por culpa vuestra, siempre me cuesta mucho el viaje de vuelta.

Y antes de que se me olvide, el título de la entrada es, como el de una entrada de hace algo más de un año, un pequeño homenaje a mi madre. En este caso se trata de la sopa de almendras, un postre típico navideño en mi casa. Este plato siempre ha estado presente en todas las Navidades desde que yo recuerdo. Ya lo hacía mi abuela y, desde hace muchos años, lo continuó haciendo mi madre, así que no puedo concebir unas Navidades sin el olor de la sopa de almendras impregnando la cocina.

Espero que todos vosotros lo hayáis pasado tan bien como yo estas fiestas y que en el año que estamos aún estrenando todo vaya tan bien como en el mejor día del año que dejamos atrás.

Besos y abrazos para todos.