martes, 9 de octubre de 2007

…pasa el fin de semana en Tokio (I)

Antes de contar lo que hice el fin de semana, decir que tampoco llegué tan mal a la habitación el viernes. Por los comentarios de la entrada anterior, cualquiera diría que soy un borrachuzo de cuidado, que esto no se sabe quién lo lee y menuda imagen se llevaría la gente de mí. De hecho, fui capaz de mantener una conversación coherente en inglés con mi jefe mientras nos tomábamos un café de máquina, así que no estaba tan perjudicado. Dicho esto paso a contaros un poco mi fin de semana en Tokio.

El sábado, después de luchar contra los últimos estragos de la resaca de la noche anterior, cogí el shinkansen para irme a Tokio. Este no era el plan original que tenía en mente. En principio me iba a ir con la secretaria del laboratorio, el marido y su hijo, al ryokan (hostal estilo japonés) que tiene su hermano cerca de uno de los parques más conocidos de la zona. Pero el lunes me dijo que no podía ser hasta finales de mes, por lo que tuve que cambiar los planes sobre la marcha. El problema es que este lunes era fiesta nacional en Japón, así que estaban casi todos los alojamientos ocupados en todas las zonas que miré, a excepción de Tokio. Yo no quería ir hasta más adelante, porque estaba bastante asustado pensando en cómo me las iba a arreglar yo, un pobre asturiano pueblerín en una ciudad tan grande, pero no me quedaba otra, no me iba a quedar en Nagano el fin de semana entero.

Retomando el hilo del asunto, me preparé la mochila con un par de mudas dos camisetas, mi inseparable guía Lonely Planet y, armado con mi cámara, cogí el shinkasen para Tokio sobre las 9:45 de la mañana del sábado. Al llegar, me apeé en la estación de Tokio y de ahí cogí mi primer metro tokiota para ir al barrio de Asakusa.

Haciendo un pequeño aparte sobre el metro y ferrocarriles de Tokio, decir que es bastante fácil orientarse por toda la red. Las indicaciones de las líneas y andenes (que son muchos en todas las estaciones) están en inglés y roomaji. Teniendo un buen mapa y sabiendo dónde quieres ir, es sencillo. Y, una vez que te acostumbras a las máquinas expendedoras de tickets, no hay problema para sacar los billetes. Lo más fácil si no vas a coger demasiados metros es coger el billete de tarifa mínima (160 ¥ para el metro y 130 ¥ para las líneas de JR) y luego ajustarlo a la salida.

Una vez en Asakusa, me dirigí a Sensoo-ji, el templo budista más antiguo de Tokio, aunque fue parcialmente destruido durante los bombardeos de la segunda guerra mundial, se reconstruyó convirtiéndose en un símbolo del renacimiento de la nación. El camino hacia el templo está flanqueado por un montón de pequeños puestos en los que se venden desde comida hasta juguetes para críos.



Después de esto me fui hacia el barrio de Ginza, pasando por el gran teatro Kabuki-za. Aquí me di un paseo por su calle principal, que los sábados y domingos se corta al tráfico. Este barrio es una de las zonas más comerciales del mundo, en el que hay tiendas de todo tipo y de 10 pisos la más pequeña. Así, en un simple paseo de media hora puedes ver tiendas dedicadas a vender accesorios de Louis Vuitton, diamantes de Tiffany o una tienda enorme de Apple con los últimos modelos de ipod. Muchas mujeres y hombre que conozco se volverían locos en estas calles.


Desde aquí se puede ir a pie hasta la zona del Palacio Imperial. El palacio está cerrado al público, así como la mayor parte de los jardines. Pero se puede pasear por la explanada y los jardines exterior y este. Me dirigí directamente al jardín este, porque cerraba a las cuatro de la tarde y ya me habían dado las tres. Se trata de un parque enorme él solo, en el que puedes perderte y refugiarte del bullicio de la gran ciudad, a pesar de la cantidad de turistas que estábamos por allí.



Al salir del jardín fui hacia la explanada exterior del Palacio, la cual es una zona enorme, totalmente llana delante de la entrada principal del Palacio. La siguiente foto está tomada desde el Nijuu-bashi.


Tras esto me fui paseando, aunque el paseo es relativamente largo, hasta la estación de Tokio donde cogí la línea famosa línea Yamamote de JR. Es una línea que circunvala el centro de Tokio, pasando por los barrios más significativos o por lo menos los más conocidos. Me fui hasta el barrio de Akihabara, que era donde tenía el hotel.

Akihabara es una amalgama de luces de neón y tiendas de electrónica de todo tipo. Algunas son sofocantes, con todos los estantes llenos de cosas que, en la mayor parte de las ocasiones, no sabes qué son. No me extraña que Ridley Scott o George Lucas se hayan basado en calles de barrios como este para sus películas Blade Runner y Star Wars. Con autopistas de varios niveles y luces de neón, resultan ideales para dejar volar la imaginación hacia el futuro.



A estas horas estaba ya bastante cansado, así que me fui al hotel para descansar para el día siguiente, que iba a ser más duro todavía.

Y la sorpresa friki del día la dejo para el final, como todo lo bueno. Como ya os dije, tuve que cambiar los planes sobre la marcha el lunes pasado, y como este lunes era fiesta en Japón, pues no había nada, o por lo menos no había nada que yo encontrara por internet. Así que lo único que encontré para dormir, dentro de un rango tolerable de precios, fue esto:



Por si no lo veis bien, este es el enlace a la página web del hotel en cuestión. Así es, me metí en uno de esos famosos hoteles que sólo se pueden dar en un sitio como Japón, un hotel cápsula. No es tan agobiante como pueda parecer. Aquí os presento los dos metros cúbicos en los que pasé mis dos noches en Tokio.


Tiene de todo: radio, despertador, aire acondicionado y televisión, donde, por cierto, estuve viendo (el domingo por la noche, en diferido) el gran premio de China. No es que me guste mucho la fórmula uno, pero podéis imaginarme levantando los brazos en un espacio de un metro y mordiéndome la lengua a las doce de la noche para no gritar a los cuatro vientos (o mejor, a las cuatro paredes) el abandono de Hamilton.

A fin de cuentas dormir en un sitio como éste es como dormir en un albergue con literas, pero con un poco más de intimidad. Lo peor de este hotel es que hay que abandonarlo de 10 a 17 horas, porque usan las cabinas durante el día. Así que tuve que pasarme los dos días con la mochila a cuestas por todo Tokio; hoy tengo los hombros hechos polvo. La almohada tampoco era muy cómoda, estaba hecha a base de una especie de cuentas de plástico como si fueran de collar.

En resumen, un día paseando por las calles de Tokio y descansando en un típico hotel tokiota.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

5 comentarios:

  1. Hola!
    Vaya moral que tienes metiéndote en ese sarcófago! ya sabíamos lo del espacio estaba chungo en Japón, pero no para tanto. Tenían que pagarte a ti por meterte ahí. No quiero ni imaginarme cómo era el baño.
    Besos

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  2. Me recuerda mucho a la habitación de Bruce Willis en "El quinto Elemento", igualita igualita, aunque visto desde el pasillo, parecen lavadoras. No sé ni cómo entraste, tío, ole tus hu....

    Ciao

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  3. Una duda que tengo yo, eso tiene una cortina o algo así, no?? y pa ponerse el pijama?? en el baño??? uff, no me lo imagino-

    Ciao again

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  4. Joooo, cómo moolaaa!!! Yo quiero ir a Tokio, YO QUIERO IR A JAPÓN!!!!

    Pero sin hotel cápsula de por medio, que ya cuando lo vi en el documental (el de Lonely Planet, claro), ya decidí que yo eso, no, que fijo que me da un chungo a la cabeza y me pongo en plan Samara(porsiaca pa los que no la identifican, la niña capulla de "The Ring", a la que según algunos me parezco; como si yo fuese por ahí en camisón, vamos hombre!).

    Qué fuerte, y el Palacio Imperial, y todo... Qué guay, tío!!

    Espero que estés haciendo muchas fotos, porque yo cuando te vea en Navidades, quiero verlas todas, eh?

    Cómo mola!!

    :)

    PD: Qué tal Harry Potter?? Es la leche, eh??? Ya verás, a mi me recordó a Frodo en Mordor en algunos momentos, pero bueno, ya sabemos todos que soy una flipada de la vida.

    PPD: Ya se que mis comentarios no suelen ser muy constructivos, pero bueno, es que si no digo las tonterías que se me ocurren, se me quedan en la cabeza y me molestan pa estudiar :P

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  5. A mí también me ha impresionado el hotel. Pero sé que por lo menos es una experiencia, yo hubiera ido a uno de esos también.

    Pero, ¿cómo era el baño?

    :-)

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